✖ Desaparecido ✖

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—Majestad Jimin aún no ha regresado —comunicó Rose con un semblante preocupado

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—Majestad Jimin aún no ha regresado —comunicó Rose con un semblante preocupado

—Ya anochecio ¿a donde pudo haber ido? —preguntó la mujer ya bastante alterada, pues no era "normal" que esto sucederá

—Si el príncipe se entera estaremos en problemas —dijo asustada la pelirosa

—Llama a los guardias en especial al de la puerta principal —ordenó y la emperatriz, pues necesitaba interrogarlos en busca de pistas

—Oh... Diosa  Luna danos una señal— pidió observando aquel anochecer lleno de oscuridad que le daba un toque tenebroso

De repente la puerta de su habitación volvió a abrirse, pero esta vez de forma abrupta y la joven que hace escasos segundo entro corriendo

—Rose ¿qué sucede? —cuestionó confundida

—Es.. —tomó una bocanada de aire, pero aun asi no podia hablar

—Respira un poco —pidió en un intento de tranquilizarla

—Señora es, es SeokJin —dijo con rapidez

—¿Qué tiene? —volvió a cuestionar

—Los guardias, los guardias se lo llevan —finalizó

—Llevame con él Ahora —exigió, para después correr guiada por la joven

Pocos segundos después lo encontraron en uno de los pasillos más desolados siendo arrastrado por dos guardias

—¡Sueltenlo en este instante! —ordenó con firmeza la emperatriz

Apenas la voz resonó en el lugar ambos guardias soltaron al omega, quien gritaba con desesperación. Pero, aquellos gritos no pudieron llegar muy lejos, ya que se encontraba amordazado y sus muñecas estaban apresadas por una cuerda

Rápidamente Rose lo ayudó a liberarse

—¿Qué está pasando aquí? Exijo una explicación —habló fuerte y claro. A lo que ambos guardias bajaron la cabeza

—Solo cumpliamos órdenes señora —se defendió uno de los guardias

—¿A dónde lo llevaban? —exigió una respuesta, era la mujer con más poder en el lugar y tenia el derecho saber que estaba pasando

—Nos dieron órdenes de llevarlo al calabozo —habló el otro guardia

Aquéllas palabras encarecieron a la esposa del Emperador

—¿Quién dio esa orden? —cuestionó mediante gritos

Ambos hombres callaron, pues sabían que era peligroso revelar a la persona que les dio semejante orden

—Sino responden en este instante yo misma me encargaré de que salgan aqui en tumbas —amenazó severamente

Ambos guardias estaban contra la espada y la pared. Por lo que, ahi se demostraría a quien eran realmente fieles

UN CHICO OMEGA EN EL HAREMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora