UN CHICO OMEGA EN EL HAREM

(Cap 6) LLANTO EN LA OSCURIDAD

Dos semanas habían transcurrido, en las que el pequeño omega aprendío cada vez más cosas, tanto buenas como malas de aquel lugar llamado Harem. Sin embargo, cada día transcurrido parecía alejarlo vas vez más de volver a casa.

El día transcurrió con normalidad, hasta que el atardecer hizo su aparición, adornando el ambiente con color naranja, dándole una apariencia hermosa, de esas que una persona no se detiene a observar por las tareas cotidianas que debían ser cumplidas.

El pequeño rubio se dirigió a la cocina, pero en uno de los tantos y extensos pasillos se cruzó con la madre del príncipe heredero, quién lo miro con desprecio. Ante eso el rubio solo bajo la mirada; no entendía la razón para la cual mirarlo de esa manera y después de una pequeña reverencia siguió con su camino. Sin embargo en su interor sintió un escalofrío que recorrió todo su cuerpo, en una clara señal de que algo malo pasaría. No obstante, el pequeño siguió caminando hasta llegar a la cocina, en donde cumpliría sus funciones como todos los días. Era extraño, pero siempre le eran otorgadas las tareas que implican estar lejos de las habitaciones principales del palacio.

Las horas pasaron y el joven rubio por fin estaba por terminar con sus obligaciones diarias, pero la luz del día se convirtió en oscuridad y la unica fuente de uolu información aparte de las habitaciones del lugar, era el resplandor de la luna.

-¡Hey, Tú!- el joven acudió al llamado, volteando únicamente su rostro, mientras volvia a la cocina para cumplír su última tarea -Llevale esto a la señorita Lisa- le ordenó el cocinero, mientras le entregaba una charola.

-Si, enseguida- sin más tomó la charola y fue directo a la habitación que ya conocia de sobra.

Entro al lugar, pero se sorprendió al no encontrar a la joven, era la hora de la cena y él sabia que a esa hora la joven se encuentraria sobre la cama hablando con Rose, como todos los días. Pero ante la situación nuevamente un escalofrío recorrió su cuerpo y sin decir palabra alguna salió de la habitación en busca de la omega pelirroja con la preocupación pasándole los talones.

Los tormentosos minutos pasaban y el rubio no podia encontrarla, a pesar de haber recorrido la mayor parte del lugar a excepción de las habitaciones de los príncipes y sus padres. El pequeño rubio paso frente a la puerta de la madre del príncipe heredero y una voz lo hizo detenerse en seco, esa era la voz de la persona que tanto habia buscado, giro sobre su eje y vió aquella gran puerta sin saber que realmente hacer.

El era un simple sirviente, los guardias jamás se dignarian a obedecer sus peticiones. En ese entonces una femina entró a la habitación después de ser anunciada. Luego de segundos tratando de reconocer aquel rostro, hasta que al fin lo logro, deduciendo que era la doctora que lo reviso. El joven se quedo ahi algunos segundos y con desesperación corrió a la habitación de la Emperatriz para informarle de su mal presentimiento. Cuando llego entró con el debido permiso y después de una pequeña reverencia comenzó a hablar

—Señora...

-¡Jimin! ¿sabes dónde esta Lisa?, Mande a llamarla a ella y a Rose hace bastantes minutos atrás, pero nunca llegaron- aquella información horroroso al nombrado y con el pavor de que algo malo este sucediendo calandole los huesos habló.

-Señora,  al parecer la madre del príncipe heredero la mando llamar— informó el joven con temor.

-¿Entonces está con ella?- trato de encontrar una razón para que eso suceda.

-Pero...- susurro el rubio con la vista en el suelo.

-¿Qué sucede? - preguntó un tanto exaltada la Emperatriz.

-Antes de venir para acá la doctora entró a toda prisa a la misma habitación- dijo con la esperanza de que aquella poderosa mujer pudiera hacer algo para ayudar.