Capítulo Dieciocho

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10 de Febrero del año 2020

Caminaba por la plaza junto con Vale. A decir verdad, esto se me estaba haciendo parte de mi rutina. Salía todos los días prácticamente junto a ella.

-Oye Zack.-Me dijo Vale con seriedad mientras le contestaba un mensaje a Maka.

-¿Qué pasa?-Le pregunté observándola fijamente, a lo que ella suspiró.

-Deberías cambiar tu actitud con Maka.-Me dijo con seriedad.-Zack, se que estas siendo así de frío con ella por Sam.-Abrí mis ojos sorprendido.

-¿A que vas con eso?-Pregunté.

-Zack, quieres que Maka se aburra de ti para que le de una oportunidad a Sam.-Dijo Vale, a lo que suspire.-Zack, por favor. Sam se molestaría si Maka se va con ella por despecho.

-Se que Sam es capaz de enojarse, pero no tiene porque enterarse.-Dije fríamente.

-Zack, Sam ya sabe lo que quieres hacer, y por eso me dijo que hablara contigo.-Contestó con seriedad.-Ella no quiere ser el segundo plato.

-¿Y qué quieres que haga? El destino ya esta escrito, por algo lo vio.-Dije mientras la miraba fijamente.

-El destino que ella vio es algo que puede cambiar si tu cambias tus acciones.-Dijo Vale con seriedad.-Dime algo ¿La amas?-Apreté mis puños sorprendido.-¿Amas a Maka? ¿Ella te gusta?-Asentí y susurre involuntariamente.

-La amo.-Y al percatarme de que lo dije en vez de pensarlo me levanté de la banca en la que estaba sentado y me fui de la plaza inmediatamente, estando completamente nervioso al ver que Vale escribía lo que posiblemente eran mis palabras.

**********

Llegué a casa completamente agitado, había corrido demasiado y mi corazón estaba demasiado mal.

-¡Zack!-Gritó Leila con preocupación acercándose a mi, pero negué.

-Estoy bien. No te preocupes.-Dije firmemente caminando hasta el sillón, recostandome en el.

-Trata de relajarte Zack, respira con calma.-Dijo Leila con preocupación mientras se sentaba frente al sillón, mirándome fijamente, por lo que pude notar la preocupación puesta en su mirada.

Pasaron los minutos sintiendo grandes punzadas en mi pecho, justamente en la zona del corazón. Respiraba intentando controlarme. Dolía...y mucho.

-¿Por qué estabas corriendo?-Me preguntó Leila con seriedad.

-Es...estaba algo...algo nervioso y solo quería...llegar a...a casa.-Dije con dificultad.

Leila solo me observaba en silencio, esperando a que me calmara, y al cabo de unos quince minutos me relajé.

-¿Mejor?-Me preguntó Leila mirándome con una sonrisa.

-Si.-Dije relajado, aunque el pecho aún me dolía un poco.

-Ahora ¿Me puedes explicar qué pasó?-Me preguntó.

-Vale me preguntó si amaba a Maka...y yo dije que si inconscientemente. Y ella...estoy seguro que le escribió eso a Maka.-Dije seriamente.-Ahora no se que va a pasar entre nosotros.-Susurre.-Estoy seguro de que ahora la perdí definitivamente.

-Vamos Zack, no seas tan así.-Dijo, pero después suspiró.-Aunque es mejor si se aleja de ti.-La observé fijamente.-Después de todo, una relación con ella va a ser muy complicada. Por la edad más que nada.-Asentí.-No quiero ser cruel, y eso lo sabes, pero es mejor que dejes de hacerte ilusiones.

-Lo se Leila.-Dije con seriedad.-No es necesario que me lo recuerdes cada vez que puedas.-Suspire.

-Lo siento Zack, quizá soy muy cruel.-Dijo ella mientras me observaba fijamente, dejándome ver el arrepentimiento en su mirada.

-Tranquila. No importa.-Dije seriamente para después levantarme del sillón.-¿Vamos?-Le pregunté, a lo que ella me observó con curiosidad.

-¿A donde?-Me preguntó.

-Afuera con los chicos.-Dije, a lo que ella asintió.

Salimos al patio, lugar donde veía a Michael jugar con unas tijeras en mano, a Juliette sentada en el pasto y a un Ian durmiendo en él.

-¡Michael!-Grito Leila deteniendo a Michael, quien estaba a punto de cortarle el cabello a Juliette, quien lo llevaba suelto el día de hoy.

-¿Eh? Jejejeje.-Río inocentemente el muchacho mientras jugaba con sus cabellos.

-Entregame las tijeras.-Dijo Leila, a lo que el chico con un leve puchero se las entregó.

Los minutos pasaron cuando de repente me percaté de algo.

-¡Waaa!-Gritó Ian desesperado, por lo que todos lo miramos, logrando ver que tapaba un poco su rostro.-¿Por qué hiciste eso?-Preguntó Ian con tristeza dejando ver su ojo izquierzo. Michael le había cortado parte de su mecha, dejando un simple fleco que tapaba parte de su frente.

-¡¿De donde sacaste otras tijeras?!-Preguntó Leila con algo de molestia, a lo que Michael comenzó a reír.-Entregalas ahora-Dijo pidiendo las tijeras que tenía ahora.

-Bueno.-Dijo Michael entregándolas.

-Me quiero cortar el pelo.-Oí susurrar a Juliette, por lo que sonreí.

-Toma asiento.-Dije tomando las primeras tijeras que Leila le había quitado a Michael.-Yo te haré un corte de cabello.

-¿En serio?-Preguntó ella con alegría, a lo que sonreí.

Realmente no sabía mucho de cortar el cabello, pero tampoco era tan malo. Comencé a cortar poco a poco parte del cabello rojizo de Juliette, hasta el punto de llegar a dejarle el cabello un poco mas arriba de la altura de sus pechos.

-Ven Ian, te voy a emparejar tu fleco.-Dije, a lo que él chico se acercó a mi.

-¡Ha quedado genial!-Dijo Juliette con emoción, pero entonces observó el ambiente.-¿Y Michael?-Preguntó de la nada, provocando que dirigiera mi vista al sitio donde estaban las otras tijeras que Leila le había quitado.

-¡Estoy aquí!-Dijo Michael llegando con las tijeras en una mano y en la otra...¡¿Un mechón rubio?!

-Mierda.-Pensé, y entonces paso lo que me esperaba.

-¡Quién fue!-La fiera había despertado buscando al culpable, y cuando Sam vio a Michael con parte de su cabello rubio en su mano se acercó molesta, a lo que Michael comenzó a correr.

Corrieron por varios minutos hasta que Sam pudo alcanzarlo y lo golpeó fuertemente en a cabeza.

-¡Auch!-Se quejó el chico mientras Sam lo miraba con molestia.

-¡Rata estúpida!-Gritó Sam.

Suspire mientras ahora le hacía una seña a Sam. Primera vez que me dedicaba a arreglar tanto cabello.

El Hombre De HieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora