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¡Auron! — cierto castaño cuyo flequillo cubría uno de sus ojos se encontraba bajando las escaleras con su hijo menor en brazos, buscando a su compañero por la casa.

Joder, yo no he sido el que se ha comido las galletas que compraste ayer.

Luzu llego a la sala dedicándole una mirada de confusión al menor.

Esta clarísimo que fuiste tu Auron, eres el único que sabe donde se escondían aparte de mi y si no he sido yo... — el castaño dejo la respuesta al aire, riendo un poco al escuchar bufar al de la maldición — Eso no importa, te dejo a cargo de Cieluzu un momento ¿Vale?.

¿Qué? — sus ojos negros y vacíos observaron incrédulo al castaño, quien se acerco para entregarle al bebé de cinco meses en brazos — Luzu yo no...

Sera sólo por un momento — el castaño le miro suplicante — Debo ir a alimentar a Manolo y Rodolfo quiere venir conmigo, así que...

Auron miró al bebé que tenia en brazos, quien rió con alegría mientras movía sus brazos para expresar su felicidad por... ¿Por qué si? Los bebés son muy confusos para el de naranja.

Solo no te tardes... — devolvió su mirada al mayor, quien con su ojo brillando ilusionado, revolvió su cabello en agradecimiento, descubriendo lo extraño que era por ser un slime.

El mayor se dirigió a la puerta mientras tomaba su mochila y su espada, no olvidando llamar a Rodolfo, quien bajo apresurado, ya vestido con su ropa nueva que le compraron los adultos.

¿Estás listo, Rodolfo? — pregunto sonriendo con cariño Luzu, borrando su sonrisa al instante al ver como el menor comenzaba a temblar mientras retrocedía — ¿Qué... pasa? — quiso acercarse, pero el pelinegro retrocedió un poco más, abrazándose a si mismo.

Miro directamente a sus ojos verde lima, notando que su mirada no estaba fija en él, sino en su espada.

Le dedico una mirada preocupada a Auron, quien estuvo a nada de levantarse con la intención de ayudar, aunque no comprendiera que sucedía, pero el mayor negó con la cabeza, dejando la espada sobre la mesa, notando como los temblores del niño se fueron calmando de a poco.

Ven... vamos — prefirió tomar su arco y flechas, estando alerta con el comportamiento del pelinegro, pero al ver como se acercaba más tranquilo, prosiguió con normalidad, saliendo de la casa para emprender su camino fuera de ese bosque.

Mientras tanto, Auron devolvió su mirada al tranquilo y silencioso bebé en sus brazos, silencio que duró poco pues, comenzó a llorar segundos después y el adulto creía saber el por qué.

No me jodas niño... ¿Te has cagado? ¿De verdad?.

Los ojitos del niño de cinco años observaron impresionados la inmensa muralla —desde su perspectiva— de color negro, cuyo alrededor era rodeado de un mar de lava que causaba una ola de calor descomunal, pero que no parecía afectarle a ninguno de l...

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Los ojitos del niño de cinco años observaron impresionados la inmensa muralla —desde su perspectiva— de color negro, cuyo alrededor era rodeado de un mar de lava que causaba una ola de calor descomunal, pero que no parecía afectarle a ninguno de los dos.

Parents | Luzuplay [Karmaland]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora