Auron suspiró mientras sacaba la cuerda de su caña de pescar del río a la par que el niño a su lado, cuyo cabello pelirrojo era movido ligeramente por el viento, descubriendo su ojo cubierto por su flequillo y mostrando sus ojos azules potentes, siendo el hijo que le dio Vegetta a Fargan, Romualdo.
Se dedicó a verle como él lanzaba su caña de pescar, con una expresión seria pero que a leguas se veía cansada, trabajando todo el tiempo, con solo descansos para comer y dormir. El niño, quizás dos años mayor que Rodolfo, era obligado a trabajar para el adulto, quien si le veía tomar un pequeño descanso enseguida le daba con el látigo, volviendo a colocarle a trabajar.
— Ten... — Auron colocó todo el pescado que recolectó en la cubeta que tenia Romualdo para guardar los peces que al final, Fargan se llevaría.
— Gracias... — dijo suavemente y casi inaudible, queriendo dedicarle una sonrisa, pero solo fue capaz de hacer una mueca de dolor, pues todo su cuerpo esta cansado y en su espalda se encuentran marcas de los múltiples latigazos que enrojecían la zona afectada.
El pelinegro de mechón amarillo le sonrió un poco para hacerle sentir mejor, pero el sufrimiento que pasaba ese niño no lo merecía. Tener que trabajar en los cultivos, pescar en el río y demás trabajos los cuales desconoce, quizás incluso le coloca a cazar al pobre niño que parecía estar viviendo un infierno.
Se colocó de pie para acercarse a su amigo, quien disfrutaba de un vaso con limonada con gusto mientras tomaba el sol a pesar de tener todo su uniforme de policía puesto, claro, excepto los pantalones pues en ese momento usaba una falda blanca con mucha comodidad. Mientras él tomaba el sol, ese niño estaba trabajando duro por darle lo que quisiera el mayor, ¿Este es tu policía?
— Aparta extraño, que me cubres el sol — dijo el mayor con descaro, a lo que el menor se apartó ofendido para sentarse a su lado, mirando a lo lejos como Romualdo trabajaba.
— Te dije que soy Auron — el policía se acomodó, bajando sus gafas de sol para ver a su amigo de apariencia nuevamente cambiada.
— Lo que tu digas, extraño — se carcajeo de inmediato al ver la mirada severa del menor, quien ya le había explicado mil veces que era su amigo y no un desconocido — ¡Es broma, hombre! No te lo tomes todo tan a pecho, si te pareces a tu anterior tú pero un poco cambiado...
Auron suspiró mientras negaba a la vez que sonreía suave.
Fargan finalmente se colocó de pie, estirándose un poco para poder llenarse de energía antes de tomar el látigo que yacía a su lado, dirigiéndose al foso de lava que estaba a un lado de la puerta de su casa. El menor rápidamente le siguió, mostrándose confundido sobre lo que haría o pensaba hacer.
— ¡Romualdo, ven aquí, vamos! — estrelló en látigo contra el suelo, haciendo levantar al pelirrojo para correr hacia los mayores, temblando asustado al llegar a su lado, con temor en su mirada que sólo hizo remover al pelinegro con lástima, ese pobre niño no merecía todo lo que esta sufriendo, se le notaban las ganas que tenia que llorar por trabajar tanto y no recibir ni una muestra de amor a cambio.
Pero ese niño no era de Fargan y es por ello que él le trata de esa forma, sin sentir dolor o arrepentimiento.
— Elimina todos los objetos inservibles que tengas encima y deja la comida — le ordenó dando un latigazo a su lado, lo que le hizo saltar mientras pequeñas lágrimas se escapaban de sus ojos azules, llevando sus temblorosas manos a la mochila pesada que colgaba de sus hombros para ver que podría eliminar con la lava — ¡Más rápido! ¡Date prisa niño! — le presionó, empeorando el estado del menor que parecía como una gelatina de lo tembloroso que estaba.
Eso era apenas una pequeña muestra de lo que tenia que soportar el niño todos los días.
Auron cerró sus ojos, queriendo aguantar sus impulsos de querer salvar al niño, pero lo que haría no seria legal. Sin embargo, no interesa, aquel maltrato no debería ni ser legal, pero ahí estaba Romualdo, siendo maltratado por un policía.
— Lo siento Romualdo...
Luego de eso y un empujón al niño, lo siguiente que se escucharon fueron sus gritos de dolor mientras ardía entre la lava, acabando en cuestión de cortos segundo con su vida y a su vez, su sufrimiento.
Soltó al aire un suspiro de frustración mientras caminaba de un lado a otro en la sala, encontrándose ansioso, preocupado y algo alterado. Ya era de noche y Auron no había vuelto aún, no quiso preocuparse cuando se hizo tarde, pero había estado llamando a su celular desde entonces con la esperanza de que respondiera y le dijera que estaba bien, que volvería a casa dentro de unos minutos.
Una vez más marcó su número, nuevamente fue enviado a la contestadora, a lo que en un acto de ansiedad, lanzó el celular al sillón mientras sus temblores aumentaban más. Él sabia que Fargan siempre hacia travesuras y maldades a cualquier hora del día, si se enteraba que él había arrastrado a Auron a una de sus maldades y había salido herido o algo, le destruiría la vida a los dos, no sólo al búho, el cual cabe destacar, tampoco atiende las llamadas.
Pensó en salir de la casa para buscarle, no descansar hasta encontrarle sano y salvo para darle una buena hostia por preocuparle; sin embargo debía cuidar de los dos niños, no podía dejarles solos en la casa y mucho menos podía salir con ellos a altas horas de la noche. Debía esperar a que amaneciera para poder llamar a alguien que cuidara de los niños y sinceramente, esperaba que el menor volviera antes de eso.
Dentro de unas horas seria el cumpleaños de Rodolfo, Auron le dijo que volvería para ayudarle con el pastel, pero no había dado ningún aviso de donde o como estaba. Las cosas habían estado marchando bien, no entiende que había pasado como para que las cosas se colocaran tensas de pronto.
— ¿Mamá? — una suave voz se escuchó bajar las escaleras, Rodolfo se escuchaba agotado, incluso parecía que se quedaría dormido en cualquier momento, pero él había permanecido despierto en todo momento — ¿Cuándo volverá papá? — preguntó bajo, acercándose al sillón para sentarse ahí, haciéndole compañía en la espera por la llegada del pelinegro de mechón amarillo.
— No lo se... — murmuró para acercarse a él, sentándose a su lado para mirar como el niño cabeceaba por el sueño — Espero que pronto.
— Quería enseñarle el dibujo que hice para él... Me ayudó un poco Lanita para colorearlo — admitió con voz baja, apoyando su cabeza en el brazo del adulto, cerrando sus ojos poco a poco, a lo que el mayor le abrazó apoyando la cabeza del niño en su pecho, acariciando su cabello con cariño mientras sonreía un poco.
— No te preocupes, él volverá — su voz no se escuchaba seguro, aquello era algo que desconocía, pero tenia la esperanza de que volviera o al menos, llamara para avisar que había sucedido — Será mejor que descanses...
— No — negó con su cabeza, pero en ningún momento apartó la mano de su cabello que le brindaba caricias que le hacían dormirse un poco más — Quiero esperarlo, c-como tú.
Luzu no respondió, pues solo bastó unos pocos minutos para que el pelinegro se rindiera y quedará dormido completamente, dando un abrazo flojo al adulto mientras dormía.
El castaño se encontraba lo suficientemente ansioso como para no poder dormir en toda la noche, mucho menos cuando minutos después, Cieluzu despertó en llanto al notar como no tenia a ninguno de sus dos padres cerca.
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Parents | Luzuplay [Karmaland]
Fanfiction➸En donde Auron y Luzu no mataron a Rodolfo ni a Cieluzu, decidiendo criarlos en secreto. •──•─•──•✦•──•─•──• Publicado: 09/04/2020. Culminada: 25/09/2020.