5

1.6K 256 104
                                    

No mocoso, no puedes meterte el dedo en la boca — gruñó molesto el de naranja, tomando la manito llena de baba del bebé, quien seguía insistiendo en llevársela a la boca para morder con sus encías su dedo pulgar — ¡Que no, coño!.

Bien, había cometido un error al gritarle.

No, por favor no llores — se alarmó de inmediato al mirar como el castaño formaba un puchero tembloroso, desatándose en cuestión de segundos un fuerte llanto que retumbo en la casa de mármol.

¿Cuantas veces había llorado estando bajo su cuidado esa tarde? Perdió la cuenta desde la séptima vez, en definitiva, era un mal padre y es por ello que no deseaba serlo. Estaba haciendo su mejor esfuerzo por Luzu, pero su paciencia tenia limites y no podía evitar alzar la voz ante la molestia, aún sabiendo que el bebé se encontraba más sensible de lo normal al estar lejos del castaño.

¡Vale! ¡Hostia! ¡Ya voy a buscar el maldito chupete! — se levantó del sillón dejando en ese a Cieluzu acostado, subiendo las escaleras para dirigirse hacia la habitación del menor, en donde comenzó su búsqueda por el chupete.

Agradeció no tardar tanto en encontrarlo, así que lo tomó para dirigirse de nuevo a la sala, escuchando aún el llanto del bebé. Hubiera continuado acercándose a paso lento de no ser porque le vio moverse de forma brusca, girándose de más y amenazando con caer al suelo.

El corazón de Auron dio un vuelco al ver como en cámara lenta el bebé se daba otra vuelta más, esta vez, si caería. Sus piernas se movieron por si solas y sin pensarlo mucho, se lanzó al suelo, logrando atrapar a Cieluzu de la forma más segura que pudo, tomándolo con sus manos e intentando sostener su cabeza para que no hiciera un movimiento brusco y se lastimara.

Asegurándose de que estuviera bien, pudo permitirse soltar todo el aire que había retenido por el miedo, abrazando de forma sobre protectora al castaño, quien comenzó a reír sin entender nada de lo que sucedía.

No da risa, niño — murmuró mirando el techo blanco, aun tirado en el suelo

Mirando el lado bueno, logró hacer que dejará de llorar.

Por lo menos estamos progresando, comenzamos a entendernos — fue lo que dijo, colocándose de pie finalmente, con el castaño en brazos, quien sonreía mostrando sus encías — Eso fue un decir ¿Vale? Por qué no sabes hablar y tampoco lo intentas mucho.

Volvió a tomar asiento en el sillón, dejando al niño frente suya, sentado sobre sus piernas mientras colocaba sus manos en la espalda del menor para evitar que se fuera hacia atrás, otra vez.

Cuéntame niño ¿Qué tal todo? ¿Asustando a hombres sexys como yo al caerte del sofá? — le habló con un tono de voz divertido que salio inconscientemente — En la vida he conocido a personas diabólicas y luego estas tú, ¿Cómo se te ocurre voltearte cuando estas viendo que te vas a caer? — parecía que le estaba regañando, pero el bebé solo reía bajo, pues no es capaz de diferenciar el regaño a un chiste por la voz del adulto.

Auron suspiro cansado.

Treinta años que tengo y estoy hablando como un estúpido a un bebé que no comprende lo que digo, que lamentable soy.

Sabe que lo que hace no es del todo estúpido, después de todo eso ayuda a que el bebé le colocará atención a las personas cuando hablaran, pero eso no quitaba el hecho de que hablar de esa forma le hacia sentir como un idiota.

Mirando como los ojitos del niño se volvían a cristalizar y su sonrisa se borraba, le dio el chupón al pequeño harto de escucharle llorar. Agradeció a los Dioses ver como Cieluzu se tranquilizaba, comenzando a aplaudir mientras se movía alegre, el adulto comenzaba a cuestionarse si el niño le estaba manipulando para tener lo que quería o estaba delicado emocionalmente por no estar pegado a Luzu como comúnmente esta.

¿Por qué Luzu estará tardando tanto? — se preguntó a si mismo, tomando en brazos al bebé para acostarlo en su pecho, tomando el control de la televisión para encenderla y buscar alguna película con la que distraerse.

Cieluzu se acomodó, apoyando su en su pecho, cabeza escuchando los latidos del corazón del mayor, eran calmados y relajantes, pero claro, el bebé ni estaba enterado de que ahí se encontraba el corazón, ni siquiera sabia que era, por lo que se concentró en los latidos con una mueca confundida en su rostro.

Mientras los sonidos bajos de la película se escuchaban de fondo, el bebé comenzó a dormirse lentamente, quedando ambos en un ambiente tranquilo y cómodo.

La luna se alzaba ya en el oscuro cielo estrellado para cuando Rodolfo y Luzu llegaron a casa; se entretuvieron de más con los animales del castaño, desde Manolo hasta los animales de la granja, el pelinegro incluso pudo ayudar a alimentar a los c...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La luna se alzaba ya en el oscuro cielo estrellado para cuando Rodolfo y Luzu llegaron a casa; se entretuvieron de más con los animales del castaño, desde Manolo hasta los animales de la granja, el pelinegro incluso pudo ayudar a alimentar a los canguros que mantenía en jaulas —aunque no le gustará— para que no escaparan.

Había sido un buen día para el niño de cinco años, pero ya estaba cansado y eso se le notaba por su forma lenta de avanzar, incluso, algunas veces se tropezaba con sus propios pies por el sueño.

Habían cenado en casa del mayor antes de volver a casa, por lo que lo primero que hizo al entrar fue buscar a su padre para ver como estaba y luego dirigirse directamente a dormir.

¿Auron? Ya hemos llegado — anuncio Luzu al escuchar el sonido de la televisión, por lo que ambos recién llegados asumieron que se encontraba ahí, así que Rodolfo no dudo en dirigirse hacia la sala.

Menuda sorpresa se llevó.

Segundos después llegó el castaño de ojos carmesí a su lado, mirando la tierna escena del de sudadera blanca dormido mientras abrazaba a un Cieluzu igualmente dormido, podía jurar incluso que el de naranja estaba roncando suavemente y en breves instantes.

Luzu no dudo en sacar su cámara, tomando una foto para inmortalizar el momento mientras enternecido, murmuraba palabras en inglés al ver como había quedado la fotografía.

El pelinegro frunció el ceño claramente molesto, dándose media vuelta y subiendo las escaleras para llegar al siguiente piso, en donde fue directamente a su habitación. Se lanzó a su cama para esconder su rostro en su almohada, intentando tranquilizarse, pero los recuerdos de esa escena le molestaban de sobremanera.

Él no estaba de acuerdo en querer tener una fotografía de ese momento, ¿Por qué Cieluzu si puede estar tan cerca de Auron? ¿Por qué ese bebé y no él? ¿Por qué le odia tanto como para no poder siquiera hablar con el adulto sin que este le desprecie?

No es justo... — murmuró contra la almohada, cerrando con fuerza sus ojos para retener sus lágrimas.

"¿Quién querría a un bebé llorón como Cieluzu?"

Parents | Luzuplay [Karmaland]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora