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El silencio reinaba en la guarida, Willy se mostró sorprendido de ver aquellos rostros, unos no tan familiares que otros; se suponía nadie conocía la existencia o ubicación de ese lugar, era la guarida de la hermandad oscura y por ello fueron tan minuciosos en esconderla muy bien.

Los ojos amarillos de Auron se giraron a ver los de Luzu, aunque sólo fuera visible uno de ellos, pero con eso era suficiente como para comunicarse, asintiendo para que luego el adulto menor sacara su espada, yendo directamente a por ambos mientras el castaño con su arco y flecha le cubría. Ambos siempre habían tenido una gran conexión en las batallas, eran poderosos separados y juntos eran imparables, el albino y el chico búho conocían ese hecho y en cuanto las flechas comenzaron a caer, supieron que era momento de correr.

Quédense acá — ordenó Luzu a ambos menores, dedicándole una mirada al mayor de ellos para que entendiera que estaba a cargo y era responsabilidad suya cuidar del pelinegro de mientras, igualmente le dio una flecha a su hijo, por si acaso;  una vez entendido ese punto, comenzó a acercarse sin dejar de disparar, cuando Auron estuvo cerca del albino de máscara oscura, cambió el curso de sus flechas para enfocarse sólo en el de máscara blanca, así evitando que alguna flecha le diera al de mechón amarillo por accidente.

¡Debemos llevarnos al niño! — gritó Willy, corriendo hacia la cuna, pero Auron se acercaba muy rápidamente, así que no tuvo de otra más que sacar su espada para defenderse.

¡Déjalo! — gritó en cambio Fargan, sacando su escudo para cubrirse de las flechas y comenzar a retroceder, mirando como Luzu se acercaba a paso firme y seguro, con un aura amenazante no correspondiente al castaño más amable de los guerreros — ¡Debemos irnos!

¡No van a ir a ningún lado! — el de ojos amarillos no dudo en atacar, con sus ojos brillantes flamantes en ira; empuñando su espada, atacó por la espalda al albino, quien por obra de los Dioses logró girarse a tiempo, colocando su espada en medio para que así, las armas chocarán, pero Auron no se rindió, usó toda su fuerza para que el contrario no pudiera alejarse, dando entonces una patada a sus piernas para así derribarlo en el suelo.

La espada de Willy se alejó ante la caída, estaba desprotegido mirando desde abajo el aura aterradora que desprendía el mayor a la vez que alzaba su espada para matarlo.

Pero aquel no era su final, siempre tiene una carta bajo la manga y era momento de usarla, por lo que, de la manga de su traje oscuro sacó lo que era una daga, y estando aún abajo, aprovecho el descuido y clavó con fuerza la daga en su estómago, sonriendo de lado al ver como había funcionado.

Estás envenenado. — murmuró manteniendo su sonrisa retorcida, con la palma de su mano envolviendo el mango de la daga, retorciendo el arma en el estomagó de quien desconocía, era Auron.

El sonido de una espada cayendo de forma estruendosa llamó la atención del castaño de ojos heterocromáticos, quien se giró a ver lo que sucedía, pero al querer disparar una flecha hacia el albino, su cuerpo fue empujado fuertemente al suelo por el escudo de Fargan, tan pesado como la obsidiana, y es que en definitiva, ese era el material del que estaba hecho el escudo.

¡¿Qué has hecho?! — gritó furioso el de máscara blanca a su compañero, acercándose rápidamente hacia él para tomarlo del brazo y levantarlo bruscamente, dejando aturdido y lleno de confusión a su compañero, quien no entendía el porque de la molestia de Fargan, había hecho bien, o eso pensaba — ¡Vámonos!

¡Espera! — se zafo fácilmente se su agarre, corriendo hasta la pequeña cuna donde el bebé reposaba con sus párpados rojizos e hinchados — ¡Debemos llevarnos al bebé!

¡Pero déjalo!

La mano de Willy estuvo a nada de adentrarse en la cuna y llevarse al castaño, pero una flecha se clavó en su mano, atravesándola como si nada y quedando ahí, haciendo gritar con fuerza al albino.

Pequeñas gotitas de sangre cayeron en la carita de Cieluzu, Willy sujetó su muñeca con fuerza para desviar su mirada de la flecha hacia donde provino esta, encontrándose a un pelinegro de ojos color lima, que alzaba su arco sin temor y con determinación en su mirada.

Rodolfo no había dudado en disparar, se sorprendió de su buena puntería, cuestión de suerte supone, pero había logrado proteger a su hermanito, pues el de máscara negra tomó nuevamente al de máscara blanca y ambos escaparon de la guarida finalmente.

¡A-Auron!

Una vez Luzu logró sacarse el escudo de obsidiana de encima, corrió a socorrer al pelinegro de mechón rubio, quien tenia pequeñas contracciones por el veneno de la daga aún clavada en su estómago.

Cayó de rodillas al suelo, al lado de su cuerpo, tomando rápidamente su mano y ejerciendo fuerza en esta, mientras con su mano libre lo atraía a su cuerpo, cuidando no tocar mucho aquella daga. Con sus ojos examinó la situación, con su respiración agitada y sus manos comenzando a sudar, tanto por la ansiedad como por el miedo.

Si sacaba la daga, se desangraría, pero si no la saca, el veneno lo consumiría.

A lo lejos, Rodolfo quiso acercarse para ver mejor que sucedía, pero Manguito no se lo permitió, tomándolo de la nuca para atraerlo a su cuerpo, haciendo que esconda su rostro en su hombro, de esa forma no podría ver la situación en la que se encontraban ambos adultos.

¿Qué pasa? ¿P-Por qué no me dejas ver? — murmuró, con su voz ahogada por estar su rostro contra el hombro del mayor, pero como respuesta, sólo recibió caricias en su espalda, caricias que parecían más bien de consuelo — ¿Qué l-le pasa a e-ese hombre? ¿Por qué mamá gritó el nombre de mi p-papá...?

Sus ojitos limas poco a poco se fueron llenando de lágrimas, porque no entendía la situación, por lo frustrante que le era no comprender algo que siente importante.

Manguito no respondió sus preguntas, ni él mismo entendía que sucedía, sólo podía ver al castaño de flequillo juntar su frente a la mano ensangrentada del pelinegro de mechón rubio; al parecer, sollozando silenciosamente.

Parents | Luzuplay [Karmaland]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora