Parents | Luzuplay [Karmaland]

11

Disparó una flecha llameante directo a la cabeza del creeper, mirándolo arder hasta que su cuerpo cayó al suelo, desintegrándose a los segundos para dejar al aire unas partículas verdosas que justo en ese momento no le interesaba tomar.

— ¡Rodolfo! — gritó lo más fuerte que pudo, pero su garganta ya dolía como los mil demonios por gritar tanto — R-Rodolfo por favor... — alzó su mirada al cielo para darse cuenta de que se encontraba a lo alto de todo, anunciando que ya era media noche, por lo tanto, lleva tres horas buscando sin parar por aquel bosque ilegal, estando agotado y temiéndose lo peor.

Todo aquello era su culpa, se sentía el peor padre del mundo, el pelinegro jamás se lo perdonaría y si no lo encontraba, quien no se lo perdonaría será él mismo.

Descendió por una pequeña colina con rapidez, disparando flechas a diestra y siniestra, caminando entre los cuerpos de los enemigos para tomar nuevamente las flechas que utilizó, pues lamentablemente su arco no poseía infinidad y rezaba porque eso no se convirtiera en un problema más adelante. Continuó gritando el nombre del niño, apartando las ramas de los árboles bajos para continuar avanzando, apartando el flequillo de su rostro para poder ver mejor.

— ¡M-Mami! — se detuvo abruptamente, aquella voz era la del niño, pero la había escuchado venir de todos lados.

— ¡Rodolfo! — le llamó con esperanza de volver a escuchar su voz, intentando ignorar todos los sonidos de los enemigos acercándose.

— ¡M-Mami, a-ayuda! — esta vez lo escuchó más claro, corriendo en dirección al llamado, comenzando a escuchar sollozos que poco a poco se intensificaban, lo que significaba que estaba yendo en buena dirección.

Al llegar a la escena pudo observar como un zombie con armadura de oro y espada de hierro se acercaba al pelinegro, quien asustado se arrastraba por el suelo, intentando alejarse del enemigo, pero su espalda choco contra el trozo de un árbol, siéndole imposible huir. Luzu gritó su nombre, alzando rápidamente su arco para disparar una flecha a aquel enemigo el cual soltaba algunas partículas, lo que significaba que poseía poderes y eso lo pudo confirmar al adquirir una ceguera en cuanto la flecha impacto con el mob.

El zombie no tardó en acercarse al castaño, haciéndolo volar por los aires gracias a uno de sus muchos poderes; sin embargo, Luzu al caer logró sujetarse a una rama de un árbol, deteniendo el daño con caída pues al ahora soltarse, no seria algo lastimero.

Al momento en que la ceguera terminó, tenso la cuerda de su arco para disparar otra flecha, pero un fuerte dolor en su costado le hizo soltarla, fallando el tiro y dando por encima de la cabeza del niño, quien asustado gritó, incapaz de poder reaccionar por el temblor de sus piernas que le imposibilitaban poder levantarse.

El castaño se quejó, recordando que portaba el disfraz de tigre y no su armadura de hierro, no le convenía pelear, así que corrió hacia el menor, tomándolo en brazos mientras sentía un nuevo dolor, esta vez en su hombro. Miró de reojo al arquero que había acertado ya dos flechas, maldiciendo en voz baja la buena puntería que poseían antes de comenzar a correr, recordando perfectamente el camino de vuelta a casa como si aquella no fuera la primera vez que se adentraba al bosque.

— L-Lo siento, n-no debí correr en la noche — Rodolfo rodeó con sus manos el cuello de a quien veía como su madre, sollozando ante todo el miedo que sintió durante esas tres horas en donde huyó de los monstruos que querían atacarle.

— Ni debes correr a ningún lugar lejos y desconocido tú solo — le reprendió, siguiendo el camino de experiencia que había dejado al asesinar a los mobs — M-Me tenías preocupado, creí que... que habías m-muerto ya, no te encontraba por ningún lado y todo esto es por mi culpa.