Parents | Luzuplay [Karmaland]

14

— Entonces, tenemos que comprar globos — señaló el castaño de ojo carmesí, a lo que el adulto menor asintió, anotando en una pequeña libreta lo que decía el mayor — De muchos colores, para que se vea todo alegre, no queremos algo deprimente.

— ¿Compramos el pastel o lo haremos nosotros? — preguntó curioso el de slime, alzando su mirada para ver interrogante al castaño.

— Auron, por favor, claramente lo haremos nosotros — el menor hizo una pequeña mueca, no sabia cual era el crafteo de un pastel, si fuera por él, lo compraría, pero confiaba en que Luzu sabia lo que hacia, era buen planificador y era bastante ordenado con sus planes para evitar fallos — También necesitaremos algo de decoración, que no sea para celebraciones grandes, quizás con unos banderines y una pancarta de feliz cumpleaños baste...

El menor asintió, anotando todo con detalle.

— Ahora, nos restan los regalos... ¿Qué podríamos regalarle? — preguntó dudoso, esperando que el contrario pudiera dar algunas ideas respecto a eso, pero solo alzó sus hombros sin saber que decir.

— No me mires a mi, jamás he sido padre o he cuidado de un niño antes.

— Joder macho... — estaba algo frustrado, no se le había ocurrido algo y el cumpleaños del pelinegro se acercaba, por cada día que pasaba sus nervios aumentaban ya.

— Quizás podamos ir al pueblo los cuatro juntos y buscar en las tiendas las cosas, si Rodolfo le llega a gustar algo, se lo podemos comprar y guardar hasta su cumpleaños — sugirió de pronto Auron, a lo que los ojos del castaño se iluminaron por completo, hasta que recordó un detalle.

Se supone que esos niños eran un secreto pues están "muertos". Aunque porque salga una vez no quiere decir que Vegetta saldría el mismo día.

— Vale, me parece buena idea — acepta la sugerencia del menor, queriendo alzar sus brazos para estirarse y eliminar un poco el cansancio de su cuerpo, pero esa acción se vio interrumpida por el dolor de su hombro, a lo que llevo su mano a la zona vendada debajo de su camisa y sudadera negra.

— ¿Estás bien? ¿Cómo te encuentras de tus heridas? — pregunta preocupado el de naranja, dejando de lado libreta y pluma para enfocar su atención en el mayor.

— Pues bien... Me había olvidado de ellas incluso porque ya no dolían — suspiro para luego sonreirle al menor — Han pasado unos días desde ese incidente, creí que ya debía estar sano... — Auron suspiró, levantándose de su asiento para hacerle una seña al contrario.

— Vamos a la habitación — ante lo dicho, Luzu alzó una ceja mientras mantenía su sonrisa, a lo que el menor notó el doble sentido de sus palabras y negó mientras reía — Coño, no seas guarro, esas cosas son para la noche que los niños estén durmiendo.

Luzu simplemente rió, levantándose para seguirle a la habitación, en donde se le fue ordenado recostarse en la cama no sin antes quitarse su camisa y sudadera para poder tratar sus heridas mejor.

El de naranja respiro profundo, admirando de cerca la espalda ancha del mayor, dándose el lujo de pasar las yemas de sus dedos por esa suave piel, pero comenzando a quitar los vendajes antes de que el castaño pudiera preguntar que hacia. Una vez no estaban los vendajes, pudo ver las heridas ya cicatrizadas, la zona de las heridas quizás estaban algo enrojecidas, pero eso era algo normal.

— Ya están casi curadas — murmuró ante el silencio cómodo que había en la habitación, rozando las cicatrices con cuidado para luego ir a su lado de la habitación, buscando algo.

— Eso es porque tengo al mejor y único doctor del pueblo — el castaño se permitió reír con gracia, mirando al menor mientras se mantenía en la cama.

— Lo se, soy el mejor — una vez encontró lo que buscaba y no se trataba de nada mas y de nada menos que una pomada que procedió a aplicar en las heridas de forma suave, procurando no lastimarlo mientras se quedaba en silencio un momento, estando algo pensativo — ¿Luzu...?

El llamado hizo un suave sonido con su garganta, indicándole que continuara porque le estaba escuchando, a lo que el de naranja se quedo en un breve silencio, pensando cuidadosamente en las palabras que utilizaría.

— ¿Cuando me devolverás mi apariencia? — una vez la pregunta fue hecha, se creo un breve silencio por parte de ambos, en donde sólo se escuchaban sus respiraciones y como Rodolfo Junior atracaba un banco junto a sus juguetes desde su habitación, diciendo cosas como "Arriba las manos" "Esto es un asalto".

El castaño frunció sus labios, estando pensativo por lo dicho por el menor, no sabia que respuesta darle, estaba en una lucha interna por saber si debía responder lo que el menor deseaba escuchar o responder lo que realmente deseaba hacer.

— Auron... ¿Realmente quieres volver a ser como antes? — preguntó bajo, inseguro de sus palabras, a lo que el de naranja alzó una ceja — Es decir, yo le he tomado cariño ya a tú apariencia — admitió nervioso, pues bien sabido era que todo aquello lo causó por una venganza, la cual sigue sin estar completada.

— Ya, yo igual — Auron suspiró, mirando sus manos, carentes de una apariencia humana común — Pero deseo volver a ser lo que soy realmente, no quiero seguir luciendo como una criatura extraña, un bicho raro para los demás...

Luzu no comentó nada al respecto, se lo pensaría primero y eso a Auron no le había gustado demasiado.

— Iré a cuidar los cultivos — fue lo que dijo el menor como excusa para salir de la habitación rápidamente, dejando a un confundido castaño de ojo carmesí ahí.

Al cerrar la puerta de la habitación quizás lo hizo algo fuerte, pues el sonido resonó en parte de la casa, haciendo que cierto niño pelinegro de ojos verdes interrumpiera su juego para, con curiosidad, salir a ver que era lo que sucedía, encontrándose al adulto de apariencia naranja apunto de bajar las escaleras.

— ¡Papá! — llamó con una sonrisa la atención del adulto, quien le dirigió una mirada neutral, sin rastros de felicidad — ¿Te gustaría jugar conmigo? Estoy en medio de un robo y... y los policías ya vienen así que tener otro ladrón molaría mucho — el niño ignoraba esa mirada, jugando con sus manitos con nervios en espera de la respuesta del adulto — Se que no te gusta mucho jugar conmigo p-pero mami está lastimada aún y-y...

— No.

Esa fue la respuesta, no dijo nada más y simplemente continuó bajando hasta salir de la casa con intención de respirar algo de aire fresco. Rodolfo se mantuvo de pie, bajando la mirada mientras volvía a su habitación, ya ni siquiera tenia tantas ganas de jugar como minutos atrás.

Solo deseaba poder estar más tiempo con su padre.