- t r e i n t a y c u a t r o

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chan dejó con fuerza el vaso sobre la pequeña mesa circular en la que estaban sentados y le sonrió a un seungkwan que lo miraba extrañado y preocupado a la vez.

después, miró a hansol, estaba igual de extrañado, pero sonreía de igual manera. y pensó, ¿realmente estaba haciendo el ridículo bebiendo más y más frente a su ex-crush barra el chaval más apuesto de toda América? porque en un principio creyó que para eso estaban ahí, para beber y beber sin fin.

pero al parecer, y a juzgar por las miradas de sus acompañantes, no era así. aunque él lo sentía así, de hecho, se estaba divirtiendo muchísimo por más que no hablaban mucho y que su brazo enyesado le estorbaba, lo sentía muy pesado. jamás se había fracturado, ¿ya lo había dicho?

— ¡no me miréis así! — se quejó fuerte y con un puchero, que inmediatamente se transformó en una sonrisa. — ¿por qué no me traeis algo para beber? tengo muchísimas sed, ¡es verano! — exclamó.

sentía sus mejillas calientes, y también su cabello despeinado, porque las últimas dos horas se las pasó revolviéndolo mientras le contaba a hansol una y otra vez su desgraciada vida amorosa, bueno, su vida en sí. porque se sentía inmundamente desgraciado. sabía que había hecho muchas cosas malas en el pasado, como acostarse con muchas personas, pero seguía creyendo que no merecía tanto sufrimiento. pero al fin y al cabo, se convenció de que merecía estar solo.

¿para qué enamorarse otra vez si acabaría mal siempre? ya no le sorprendería que su próxima pareja muriera. así de grave era su situación. y ya no quería seguir así.

así que lo superaría, y continuaría su vida solo. con seungkwan, claramente, y tal vez adopte un perro. o un gato, mejor un gato, que no hace tanto ruido. no necesitaba hombres.

— creo que necesito a junhui. — habló triste, mirando la mesa fijamente.

seungkwan se rió, y hansol se contuvo para no imitarlo.

— por dios, hace cinco minutos nos dijiste que no necesitabas más hombres, chan. estás muy ebrio. — dijo el rubio, dándole toquecitos en la mano.

chan frunció el ceño y alejó el brazo para que dejara de darle apoyo.

— pero ahora digo que lo necesito. bueno, tal vez no. ¡él me mintió! — miró a hansol y le sonrió. — ¿te he contado que tuve un novio y me mintió mucho hasta dejarme con un brazo roto? — preguntó dulce.

hansol le devolvió la sonrisa, algo embobado por aquellos ojos verdes que lo miraban tan intensamente. brillosos, y cansados. muy tristes y apagados.

— unas... ¿diez veces? — vio la mirada de decepción en el rostro de chan y negó. — digo, no, no me la haz contado aún. —

seungkwan rodó los ojos preparado para volver a escuchar la historia que ya se sabía de memoria, con todos los detalles, como si él hubiera estado presente en cada momento. y volvió a sentirse culpable por no haber estado el día de la supuesta muerte de taemin en la casa de chan. si él hubiera estado, habría impedido que junhui se lo llevara, le habría ahorrado todas esas mentiras y todo ese sufrimiento. porque chan es su hermano, no de sangre, pero sí de corazón. y no podía verlo sufrir sin hacer nada al respecto, pero no sabía cómo hacerlo sentir mejor porque jamás habían pasado por una situación parecida a la que estaban viviendo. y eso, lo mataba. necesitaba saber qué hacer para verlo bien, o por lo menos, para que deje de sentirse tan miserable.

— chan, ¿por qué no vas a tomar un poco de aire afuera? te ves acalorado. — interrumpió seungkwan. lo amaba, pero estaba harto de oír la historia.

el menor lo miró con una enorme sonrisa y asintió.

— vale, no os vayáis, ya vuelvo. — advirtió con el dedo índice arriba.

cielo color verde - juno svtDonde viven las historias. Descúbrelo ahora