- v e i n t i s é i s

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estaba encerrado. en un baño que, para su perspectiva, era de dos por dos a comparación del que tenía en seúl. con la luz apagada y el celular en vibrador esperando que jun llamara o, mejor, llegara.

por un momento llegó a creer que aquellos tipos se habían cansado y ya se habían marchado, pues no oía absolutamente nada raro, exceptuando a los caballos que andaban correteando por ahí sueltos. pero cayó en cuentas de que no.

seguían ahí.

y lo supo porque el ruido de dos o tal vez tres armas disparando al mismo tiempo a lo que quiso suponer que era la cerradura de la puerta principal, lo sorprendió.

y sí.

estaban dentro.

— joder... junhui voy a matarte. — murmuró súper bajito antes de comenzar a moverse desesperado sin saber qué hacer.

hasta que la lamparita se le iluminó.

arriba del inodoro, casi tocando el techo, había una ventana lo suficientemente grande como para que alguien de tamaño pequeño como él pudiera escapar.
dejó el celular sobre el lavabo, o no iba a poder saltar.

maldijo el estar en pijama, porque su hermoso y delicado atuendo de dormir de seda roja no tenía ni un misero bolsillo para guardar el móvil.

de todos modos, creía conocer ya un poco el bosque, por lo menos como para esconderse entre tanto verde y oscuridad y luego guiarse hasta la cabaña cuando todo lo que sea que esté ocurriendo se acabe.

así que bajó la tapa del inodoro y se paró allí, miró el techo y rezó cerca de diez oraciones para sentirse un poco mejor. suerte que no perdía la fé.
intentó alcanzar con sus cortos brazos la ventana, pero no, incluso estaba de puntas de pie. sin embargo, sus cortos metros le impedían siquiera acercarse un poco.

su última opción fue subir a la mochila del inodoro, donde casi resbala y cae por culpa de las medias de dormir que traía en los pies. así que tuvo que bajar y quitárselas, algo que jamás haría si no hubieran ocho hombres en su casa con armas y buscando al gilipollas de su novio que no daba señales de querer llegar.

los gritos se oían mucho más cerca, como si estuvieran detrás de la puerta. tembló de nervios.

y repitió el procedimiento. ahora sobre la mochila, pudo alcanzar la ventana con facilidad y abrirla. el problema era que iba a tener que saltar sí o sí, descalzo, en pijama.

pero era eso, o morir hecho colador.

se impulsó hacia arriba, y saltó justo a tiempo, pues la puerta del baño había sido abierta de una patada o un golpe.

se sorprendió de sí mismo, pero no por mucho, tenía que alejarse.
se levantó del suelo, la caída no había sido la mejor y el brazo le dolía como nunca, de todos modos, tenía otras cosas en la cabeza que le bloqueaban un poco el dolor que sentía en la extremidad y en las rodillas.

al adentrarse al bosque, se sintió perdido.
no había ni una sola luz que le ayudara a pisar lo correcto, pues así, descalzo, era muy probable que acabara con los pies muy sucios, con hormigas muertas o incluso raspaduras. quiso llorar.
pero no lo hizo. sólo apoyó la espalda contra un árbol, dándole la espalda a la cabaña que parecía un jodido matadero. y se deslizó hasta quedar sentado.

¿cómo demonios había acabado de esa manera? ¿en qué estaba metido junhui? estaba casi seguro de que tenía que ver con yixing, ya no confiaba en ese tío.

necesitaba llamar a seungkwan, o a la policía, o a emergencias, porque sentía que se había roto el brazo y las rodillas le sangraban un poco. su preciado pijama se había roto. y le dolía muchísimo, jamás había sentido un dolor tan agudo como ese. sentía que si movía el brazo, sería peor, bueno, si pudiera moverlo.

cielo color verde - juno svtDonde viven las historias. Descúbrelo ahora