- s i e t e

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suponía que ya era la hora del almuerzo, por ende, toda aquella gente ya debería haberse ido. e iba a volver... si supiera cómo.

llevaba tiempo caminando sin parar, de hecho el sol estaba aún más fuerte y podía jurar que sus mejillas estaban sufriendo a causa de ello. ya había perdido la noción de la hora, no tenía ni idea cuánto tiempo había pasado desde que se alejó de la cabaña, pero estaba cansado y con hambre.
sin embargo, vio tres gatitos durante su camino. uno pequeño, y otros dos casi iguales de tamaño. quería poder agarrar alguno para llevarlo consigo, pero jun le había dicho que era alérgico, así que todas sus ilusiones de tener una mascota que lo acompañara, se fueron a la basura.

se comenzó a alarmar cuando vio un hormiguero cerca de él. le tenía un miedo enorme a todos los insectos, por más inofensivos que sean, les temía muchísimo. así que se dio media vuelta y caminó por donde venía. tenía entendido que había caminado todo recto, así que no tendría por qué perderse. se reencontró con los gatitos, que ahora dormían los tres juntos y los acarició por un rato. su soledad había incrementado cuando lo hizo, pues recordó que ni siquiera podía llamar a seungkwan y decirle que estaba bien, en china, pero bien. junhui no mostraba señales de querer entablar una buena y amena convivencia entre ellos. su padrastro le dejó una deuda enorme por pagar. la policía lo estaba buscando. estaba en un país cercano al suyo pero completamente diferente con gente amargada y sin empatía.

definitivamente estaba solo.

ni siquiera se alegró cuando vio la cabaña cerca. simplemente caminó hacia allí y vio que no quedaba ni un sólo cliente. jun alejaba las hojas secas de la entrada, y los caballos continuaban allí.

el chino lo miró cuando lo sintió cerca. de hecho, chan estaba a punto de entrar a la cabaña.

— te fuiste por horas, creí que ya te habías hartado de la vida en el bosque y corriste hasta la carretera. — bromeó.

— he vuelto solamente porque me ha agarrado apetito, y porque tengo calor. — dijo ignorando su estúpida bromilla de cuarta.

— tus mejillas están rojas. —

— no hace falta que lo digas. — sonrió falsamente y abrió la puerta, pero él lo detuvo nuevamente, se veía levemente preocupado con la vista fija en su brazo.

— quédate quieto. —

— ¿qué? ¿por qué? — preguntó y dirigió la vista a su extensión. abrió los ojos de la impresión cuando vio una enorme araña de patas largas sobre su piel, y a junhui acercando su mano lentamente a ella. — por dios, ¡quítala! — exasperó muerto de miedo. ¡era enorme! y parecía tener sed de lee chan, un solitario millonario-pobre que vive en el bosque con un chino sexy parecido a una escultura griega.

— ¡eso intento! — le devolvió el grito y golpeó su brazo con fuerza quitando el insecto de él. por supuesto que el menor no olvidó soltar un grito quedo, sintiéndose levemente aliviado. — era una araña de rincón, suerte que la quité o podría haberte picado. —

— pude haber muerto. — dijo exhausto.

— técnicamente, cielo. — su mano acarició la zona golpeada, chan la sintió áspera como siempre. — lo siento por eso. —

— bueno, no voy a quejarme porque acabas de salvarme de esa aterradora cosa. — su voz salió baja, nerviosa por el repentino mimo que no cesaba y cada vez era más suave.

sus ojos conectaron. junhui no se cansaba de apreciar aquellas perlas verdes con miel que siempre estaban brillando, siendo aclaradas con la luz del sol. era una obra de arte, una que ya no podría aguantar demasiado tiempo para tocar.

cielo color verde - juno svtDonde viven las historias. Descúbrelo ahora