- t r e i n t a y s i e t e

149 27 7
                                    

- ¿pero cómo es posible que tenga petado el apéndice si sólo tenía jaqueca? ¡por Jesús! - gritó por décima vez seungkwan caminando de un lado a otro frente a las sillas de la sala de espera del hospital general.

al final, su cuerpo sí iba a explotar, sólo que por dentro. bueno, tampoco tan así. el dolor de estómago, más la fiebre y los vómitos habían sido los síntomas de apendicitis que apenas le habían detectado antes de que reventara. y todo gracias a que junhui no fue como en las típicas novelas cliché donde al ver desmayar al amor de tu vida lo coges en brazos y dejas en una cama esperando a que despierte con un paño mojado sobre la frente. porque si eso hubiera pasado, probablemente el pobre ya estaría muerto.

- lo gritaste como mil veces ya, cállate. - pidió perdiendo la paciencia.

no entendía como chan soportaba la exageración y alteración de alguien como seungkwan. aunque ya tenía una idea más o menos de quién había sacado el lado dramatico. llevaban sólo media hora esperando a que saliera de cirugía y ya no lo aguantaba.

seungkwan se giró en cámara lenta hacia él, para posteriormente acercarse y señalarlo con el dedo índice, claramente enojado.

- técnicamente esto es culpa tuya. chan no estaría ahí adentro, en el limbo entre la vida y la muerte, si tú no hubieras sido un gilipollas con él, no se hubiese embriagado y ahora mismo estaría en mi casa descansando o llorando porque es lo único que sabe hacer; llorar por ti. - le sostuvo la mirada unos segundos y volvió a caminar de un lado a otro como si eso no hubiese ocurrido.

se quedó quieto, desconcertado. él sabía, claro que sabía que había sido la peor persona del mundo al tratarlo de aquella manera cuando el culpable siempre fue él, pero ahora que alguien más se lo decía, era más real y mucho más doloroso.

desde que trabajaba para el estado no había tenido ni una sola relación seria, ni siquiera una en la que se haya ilusionado y al final no sucedía nada. sólo tenía algún polvo las veces que salía en sus días libres, y hasta ahí llegaba. él no se creía del tipo cariñoso, mucho menos del que se enamora o sonríe como gilipollas al ver a esa persona. de hecho, desde que ese era su trabajo, no le interesaba nada más que ser el mejor. él esperaba los elogios de sus superiores, la envidia de sus compañeros y claramente, ascensos.

si le hubieran advertido que se enamoraría de la persona que tenía que investigar muy en secreto, no hubiese aceptado el caso. por supuesto que no. enamorarse incluía distracciones, responsabilidades y actitudes de gilipollas como lo eran los mimos. y jamás se le cruzó por la cabeza que acabaría convirtiéndose en alguien así. porque juraba que ahora, besar y llenar de cariños era una de sus cosas favoritas. claro, si chan era parte de ellas.

- amo a chan, de verdad lo quiero mucho. y sé que hice todo mal, lo sé porque ya me lo habéis dicho varias veces. pero yo no elegí enamorarme de él, ni siquiera creí posible enamorarme de una persona. así que podéis seguir odiándome porque ya no sé qué hacer para corregir todo. no soy un experto en estas cosas, lo siento. de verdad lo siento. - confesó obteniendo toda la atención de seungkwan, quien ahora estaba sentado a su lado viéndolo con una expresion de asombro y desconcierto.

- chan tampoco es un experto. de hecho, jamás tuvo novio. eres su primer novio y encima fallido. - se burló y permaneció en silencio por unos segundos. - no sé qué tan cierto sea eso de que la situación te superó, pero si de verdad quieres a mi nene, deberías hacérselo saber. sé sincero y has que te escuche. - aconsejó inseguro, pues él tampoco sabía algo sobre amor, pero creía que eso era lo que podría llegar a ablandar la furia y tristeza interna de chan.

- es que no soy bueno expresándome, tú sabrás...- dijo avergonzado. - soy muy poco para él. - se desanimó.

seungkwan sonrió y asintió.
- ála, es cierto, eres muy poco para él. ni siquiera confío en ti, y lo has lastimado mucho, no sé por qué estoy hablando contigo. -

junhui optó por permanecer el silencio, debatiendo sobre qué hacer cuando chan despierte. ni siquiera sabía si sería correcto estar ahí, pero confiaba en que él aún seguía teniendo a flote un poco de cariño hacia su persona y no le enojaría verlo allí. pensó en qué le haría felíz a chan, y lo único que venía a su mente era taemin libre, algo que no estaba en sus manos decidir. él sólo es un oficial más, quien decide eso es un juez, y desgraciadamente no puede hablar con el juez. a no ser que chan de verdad los denunciara y ahí sí acabaría él preso y taemin libre. todo era demasiado complicado.

(...)

su mano temblaba sobre su seco y oscuro cabello, moviendo sus dedos suavemente en una muy delicada caricia, temiendo hacerle daño. era como un trozo de cristal, débil y precioso.
podía ver las diminutas venas sobre sus párpados pálidos, y sintió un ligero cosquilleo en su mano contraria, queriendo acariciar su rostro. pero no se atrevía a tanto, se conformaba con admirar su belleza, por más débil que estuviera, para él era la pieza de arte más hermosa del mundo.

no podía entender, ni siquiera imaginar como alguien como chan esté sufriendo por su culpa. era imperdonable aún si quisiera su perdón. él no merecía ningún mal, ninguno. y desde que comenzó a cogerle cariño, no dudó en querer verlo felíz y sano durante toda su vida. sin embargo, estaba allí, dormido sobre una camilla y con el corazón destrozado por su culpa. había roto todas las promesas que algún momento se hizo a sí mismo sobre cuidarlo y no hacerle daño, aún sabiendo que ya se lo estaba haciendo al no decirle nada. pero no había tenido otra opción, no sabía cómo decirle, como afrontarlo sin que se enojara, y ahora estaban así. tan cerca y tan lejos a la vez.

- no sé qué tan dormido estés ahora, pero voy a hablarte porque sé que luego no tendré el coraje de verte y saber que por mi culpa has estado mal. - pausó, cogiendo su mano, acariciando sus pequeños dedos con parsimonia. - mi madre hace un pastel de manzanas exquisito, el mejor. cuando tenía siete me fracturé la pierna en una caída tonta. no me gustan las cosas muy dulces, aunque tú me gustas muchísimo. prefiero leer libros de edgar alan poe a que mirarme una película de misterio... sé que no es mucho, y tal vez es un poco estúpido, pero ahora sabes un poco más sobre mí. siempre me pedías a que te contara sobre mi vida, puede que sea un poco tarde ya para contarte cosas mías, de todos modos aquí estoy. y no pienso soltarte hasta que me lo pidas mirándome a los ojos, porque de lo contrario no podré creerte, somos una familia, channie. -

(...)

1197 palabras.

muy cutre, pero no me gusta no actualizar :(
ahreqdesaparezcosiempre

cielo color verde - juno svtDonde viven las historias. Descúbrelo ahora