CAPÍTULO 12: Home

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Yoongi se recuperó con una rapidez increíble, a pesar de la gravedad de sus heridas y del dolor de las noticias que recibió después de despertar de su largo sueño. Eso no sorprendió tanto a Hoseok, ya que su amigo siempre había sido un luchador. Pero otra cosa que siempre había sido, a pesar de su aparente tranquilidad a menudo tachada incluso de frialdad, era un hombre apasionado. Cuando le gustaba algo, como tocar el piano, se podría decir que lo amaba. Que cuando amaba algo, lo amaba intensamente y, generalmente, hasta el fin.

Y Hoseok, quizá no sin algo de presuntuosidad, había imaginado que era así como su amigo había llegado a amarle. Y por eso le extrañaba tanto el que Yoongi no diese muestra alguna de recordar eso. Que, por mucho que buscara, en su mirada y en su comportamiento, ya no era capaz de encontrar ese amor. Bueno...era mejor así...¿no?

Yoongi había tratado de guardarse lo que aún sentía. Había tratado de ignorarlo todo, incluso la evidente desesperación de Hoseok durante el tiempo que estuvo en cama, o su alegría al verlo despertar. No quería engañarse a sí mismo haciéndose ilusiones, y no quería que Hoseok fingiera sentir lo mismo por lástima o por miedo a perderle. Aún así, le dolía cada vez que lo veía con Becky y, de nuevo, trataba de no imaginar nada que a la larga pudiese hacerle daño viendo como él era cada vez más distante con ella.

La única vez que pudo haberse delatado fue cuando Hoseok le habló de su pelea con Jimin. Hoseok, ansioso, le había preguntado si no estaba enfadado con él por eso.

-Sí-había respondido Yoongi-, pero no voy a decirte nada que no te hayas dicho tú antes. Y estoy demasiado feliz de haberme despertado para ver tu sonrisa de nuevo como para perder el tiempo en eso.

Poco tiempo después abandonaron el hospital. Hoseok ni siquiera se despidió de Becky. Se sintió algo mal por eso, pero sabía que pronto la olvidaría, porque, a pesar de todo el tiempo que había pasado con ella, nunca había llegado a significar demasiado para él. Era triste, pero así era. Ella le había proporcionado calor y contacto humano cuando lo consumía la soledad, pero eso era todo.

Yoongi tenía ahora el cabello teñido de rojo y todavía tenía magulladuras por toda la cara, pero Hoseok lo veía más guapo que nunca, quizá porque había aprendido a fijarse en él durante el largo tiempo de silencio. O quizá simplemente porque estaba vivo.

Emprendieron un viaje por carretera, viajando de ciudad en ciudad, de pueblo en pueblo sin apenas detenerse. Hacían turnos para conducir y a veces paraban en medio de la nada para dormir cuando los dos estaban cansados.

-¿Vamos a estar huyendo siempre?

-Podría acostumbrarme a esto-dijo Hoseok.

Yoongi trató de no pensar que aquello significaba que Hoseok no necesitaba a nadie más que a él. Por supuesto que no significaba eso.

-Pero podríamos hacer un alto en el camino.

-¿A donde quieres ir, Yoongi...?

-Me gustaría visitar Daegu. No he estado allí desde los catorce años o así...

El deseo de Yoongi de visitar su ciudad natal no era fruto de la casualidad. Al poco de despertar y enterarse de la pelea que Jimin había tenido con Hoseok, se había puesto en contacto con su hermano. Estaba dispuesto a lograr que todos volviesen a estar juntos. Después de todo, era su responsabilidad pues, por edad, ahora que estaba en condiciones de ello, le correspondía el puesto de líder de la banda.

......

Jimin no había podido creérselo cuando había escuchado la voz de Yoongi al otro lado del telefono. Había dado por hecho que su amigo no despertaría nunca, aunque jamás había compartido aquellos lúgubres pensamientos con su novio.

BLOOD AND TEARSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora