CAPÍTULO 11: The truth untold

248 24 4
                                    


-Voy a ver a Taehyung-anunció Jimin aquella mañana.

-¿No es peligroso?-preguntó Agust, todavía con la cabeza enterrada en el hombro de su novio.

-Cada uno de nuestros movimientos es peligroso. Podría salir ahí y me pegarían un tiro, igual que...igual que le pasó a Namjoon...

-Iré contigo entonces. Y si alguien te dispara me pondré delante para que me disparen a mí. Tengo la moto fuera y hoy me dieron el día libre, así que puedo llevarte.

Jimin asintió y le besó antes de hablar:

-Quiero llevarle a Tae las gafas que Namjoon dejó para él. Dejó cartas para todos, porque sabía que en cualquier momento podía pasar algo. Hablaré con él y me despediré. Y después saldremos de Seul y nos iremos a uno de esos asquerosos hoteles del amor que hay en las afueras, donde nadie pueda encontrarnos. Me quedaría en Seul a enfrentar lo que fuera, pero no puedo hacerlo ahora que tengo algo que es más valioso que mi propia vida. Quiero vivir contigo, y estar así, durante mucho tiempo. No quiero arriesgar esto, Agust...

Agust besó a Jimin con dulzura y después los dos se vistieron. Normalmente tardaban mucho en vestirse, o en ducharse, o en hacer cualquier otra cosa cotidiana, porque tenían esa clase de amor que las parejas solo suelen disfrutar los primeros días. Había mucho dolor pero también mucha pasión y, de vez en cuando, tranquilidad. De vez en cuando lo único que necesitaban era tumbarse el uno junto al otro y no decir una palabra, simplemente saber que se tenían. "Te tengo, me tienes..." En eso se resumía todo, y no merecía la pena pararse a pensar en si se hacían bien o no, porque las únicas ocasiones en que realmente se hacían mal era cuando no estaban juntos.

Salieron de la casa en la moto que utilizaba Agust para llevar las pizzas a domicilio.

-¿Y si nos vamos a Daegu después de esto?-sugirió el chico.

Agust y Yoongi habían nacido y vivido en Daegu la totalidad de su infancia y mayor parte de su adolescencia. Todo eso había sido antes de que sus vidas se fuesen a pique. Allí habían sido felices. Habían sido dos chiquillos de pelo negro que jugaban y reían juntos y que se querían.

El único recuerdo malo que Agust tenía de Daegu era aquel día en el colegio que había intentado besar a uno de sus amigos. No volvió a tener amigos desde aquel día. Alguien le había explicado al pequeño Agust que cuando alguien te gustaba mucho, lo besabas. Nadie le había dicho que no se suponía que otro chico pudiese gustarte de esa forma. O que fuesen a pegarle por algo así.

A Yoongi no le pegaban. Porque a Yoongi no le gustaba nadie, y porque una vez había tenido una novia, durante una semana por lo menos. Pero Yoongi defendía a su hermanito y lo enseñó a defenderse por si mismo. Así que, a pesar de todo eso, Agust no se odiaba a sí mismo por lo que le dijeran. Porque tenía a Yoongi.

Las cosas habían empezado a torcerse cuando se mudaron a Seul. Yoongi había empezado a pasar más tiempo con sus amigos de la ciudad. Agust se había enamorado más veces, pero las personas en quienes depositaba su afecto nunca parecían ser las correctas. Y de una forma u otra, aquello le había conducido a la droga y a hacerse daño a sí mismo de todas las maneras posibles, como si el daño que le ocasionaba el resto del mundo no fuese suficiente, o como si lo mereciera. Y parecía dirigirse al infierno hasta que Jimin había tomado su mano por primera vez.

Así que sí, quizá lo mejor sería regresar a Daegu. El lugar donde había sido feliz, con el chico que más feliz lo había hecho a lo largo de su vida. El lugar donde, a pesar de todo, Yoongi seguía estando presente.

......

-Quiero ver a Kim Taehyung-dijo Jimin, firmemente, sosteniendo con fuerza la mano de su novio.

BLOOD AND TEARSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora