Después de comer nos pusimos a pensar en que hacer durante la tarde y luego de darle mil vueltas decidimos quedarnos en casa, viendo películas y comiendo helado todo el día.
La primera que vimos fue la de “A tres metros sobre el cielo” una de las películas favoritas de las dos, pues, a ambas nos encantaba el actor que hacía del protagonista, Mario Casas. Cuando terminó las dos estábamos llorando emocionadas.
-Ay Hannah es que yo quiero un “H” en mi vida. -Dije-.
-Para desgracia de todas Evelyn los chicos de los libros, de las series y de las películas son todos ficción, en la vida real ese tipo de hombres y ese tipo de amor no existe.-¿Y porqué no va a existir? Yo sí creo que el amor existe, sí creo que puede ser para siempre si realmente es verdadero.
-Yo no digo que el amor no exista, pero no es todo tan bonito como en la ficción, en la vida real sufres, lloras y es todo tan complicado...
Hannah se levantó de la cama sin decir nada más y puso la siguiente película, la segunda parte de “A tres metros sobre el cielo”, “Tengo ganas de ti”. Hoy nos habíamos decantado por ver romance, películas empalagosas y llenas de amor. Parecía que buscábamos deprimirnos.
-El amor es bonito y aunque sufras merece la pena. -Insistía Evelyn-.
-Tú aún estás empezando, es tu primer amor y de momento te está saliendo bien pero ya cambiarás de opinión y ahora cállate que no me dejas oír-.
Evelyn estuvo hasta que terminó la película sin decir ni una sola palabra, se encontraba pensativa, ella era de las jóvenes que creía ciegamente en el amor a pesar de nunca haberse enamorado antes.
Le encantaban los libros incluso, mucho más que las películas. Su gran afición era leer novelas de romance e imaginarse que algún día tendría una historia como la que leía. Le encantaban escritores como: Anna Tod, Estelle Maskame... aunque sin duda sus favoritos eran Megan Maxwell y Federico Moccia, este último el autor de la saga “A tres metros sobre el cielo.
Ella era un chica soñadora, sensible, que se emocionaba leyendo y vivía ilusionada por algún día encontrar a ese hombre perfecto, ese chico que la conquistara, que la mimara, la cuidara... ese chico que se enamorase de ella y viceversa, ese hombre que la hiciera feliz, la persona con quién formar una familia, una vida.
Aunque nunca se había enamorado de un chico había vivido siempre enamorada del amor, de ese amor de novela, ese amor que ella sí creía que era real, verdadero... el amor que quería, que esperaba.
-Evelyn ¿te pasa algo? -Preguntó Hannah-.
-No, nada ¿porqué?
-Porque la película ha terminado y no has dicho ni una palabra desde que empezó.
-Hannah ¿porqué no crees en el amor? ¿qué es eso tan malo que te ha pasado para hablar de él de esa manera?
Hannah en ese momento se quedó sorprendida, no esperaba esa pregunta. Ella nunca hablaba de sus sentimientos, trataba a los chicos como objetos y se refería a ellos siempre con desprecio, no tenía ni quería novio y cuando algún chico se interesaba por conocerla o intentar tener algo ella los usaba hasta que se cansaba y después los rechazaba.
-Nada, simplemente creo que todos los chicos son iguales.
-No me digas que nada, más allá de desprecio en tus palabras se ve dolor. ¿Porqué no confías en mí?
A Hannah no le gustaba abrirse, no quería que la vieran vulnerable pero con Evelyn quería hacerlo, era su mejor amiga, como una hermana y sabía que a ella podía contarle cualquier cosa.
ESTÁS LEYENDO
Poseída
RomanceDespués del divorcio de sus padres Evelyn no ha hecho otra cosa que cambiar de ciudad junto con su madre y su hermana Wendy. Seis meses después de la trágica muerte del marido de su tía Jess las tres se mudan con ella a Londres. Esta vez es la muda...