-Mamá ya me voy-. Dije-.
-De acuerdo cariño, pórtate bien y cualquier cosa me llamas-. Me respondió mi madre.
-Esta bien mamá-. Era el cumpleaños de Hannah y ¿cómo no? tenía pensado celebrar sus 17 años por todo lo alto. La fiesta iba a ser en su casa ya que sus padres se habían ido de viaje y su hermana estaba con sus abuelos, osea, tenía la casa para ella sola.Había invitado a muchísima gente, pues Hannah era una de las chicas más populares del instituto. Yo me quedaba a dormir en su casa por lo que llevé una mochila con ropa de cambio. Salí de casa arreglada normal, -unos vaqueros largos y una camiseta de tiras con lentejuelas-, para que mi madre no se pusiera neurótica.
Pero obviamente no iba a estar así en la fiesta, por lo que, en la mochila aparte de la ropa del día siguiente llevaba un tremendo vestido rojo, corto y con escote que me había comprado justo unos días antes con Hannah para la ocasión.
Llegué a su casa un poco antes de que empezará a llegar la gente para cambiarme, me maquillé, me alisé el pelo y me puse unos taconazos de la madre de Hannah que ella misma me prestó. El motivo de tanta parafernalia era que Hannah me había contado que vendrían muchos chicos guapos.
Ella se puso un vestido negro, tan corto como el mío aunque con un poco menos de escote. Llevaba lentejuelas blancas, y la verdad he de reconocer que era precioso y que a ella le quedaba genial. Cogió otro par de tacones de su madre, se maquilló al igual que yo, se onduló el pelo y juntas bajamos a recibir a los invitados. Estábamos guapísimas y, sobre todo, muy sexys.
Los primeros en llegar fueron los de clase, algunos me caían mejor que otros pero en general con todos me llevaba bien. Lo que si no había era chicos que me interesaran, eran muy agradables y muy majos pero demasiado frikis e infantiles.
Seguía llegando gente, Hannah saludaba y hablaba con todo el mundo pero yo solo conocía a los frikis por lo que me tocaba arrimarme a ellos.
Eran casi las doce de la noche, tocaba cantarle el cumpleaños feliz a Hannah. Pensaba que no vendría más gente ya que eramos demasiados y se estaba haciendo tarde, cuando, de repente, escuché unas risas que no había oído aún en toda la noche.
Me giré y vi a tres chicos altos, corpulentos y bastante guapos que hablaban con Hannah y la felicitaban.
-Evelyn, ven, acércate. -Me llamaba Hannah-. En el momento que la miré me sonrojé, me daba vergüenza acercarme ya que había bebido bastante por el aburrimiento que había pasado hablando con los chicos y chicas de mi clase.
Me quedé quieta y me volví a girar aunque no valió de nada, tan solo para que fuera Hannah junto con sus amigos quiénes que se acercaran a mí.
-Evelyn, ¿no me escuchaste? Te estaba llamando.-
-No Hannah, lo siento pero dime ¿qué pasa?
-Ah nada importante, no te preocupes, solo quería presentarte a unos amigos míos. Patrick, Greg, Paul esta es mi mejor amiga Evelyn-. No sabía que decir, no me salían las palabras sobre todo porque al tenerlos así, tan cerca, me di cuenta que el más atractivo, -aunque los tres estaban demasiado bien,- era sin duda, Patrick. Después de pasarle la ITV y de volverme a poner como un tomate me salió una palabra:
-Encantada-. Hannah se fue a seguir saludando a los invitados, Paul y Greg se fueron con ella, -se darían cuenta de que soy imbécil-, en cambio Patrick se quedó conmigo y no paraba de observarme lo que me estaba poniendo de los nervios.
-¿Te pasa algo? ¿Estás bien? Su voz pegaba completamente con él, era una voz grave y sexy como él. Cuando me habló pensé que caía desplomada al suelo y en parte era algo que me hubiese gustado que pasará por el hecho de que fuera él quién me recogiera. Pero como no caí al suelo no me quedó más remedio que forzarme a responderle para que no pensara que soy imbécil como así debieron pensar sus amigos.
-No, no me pasa nada, estoy bien gracias-.
-Perdona, lo decía porque estás un poco roja. -Me dijo con un tono que me estaba volviendo loca-.
-Debe de ser el alcohol, no estoy acostumbrada a beber y hoy me he pasado más de la cuenta-.
-Puede ser, pero eso es algo normal. Todos nos hemos pasado alguna vez.¿Cuántos años tienes?
-Dieciséis en dos meses haré los diecisiete ¿y tú? Por fin había conseguido relajarme un poco y entablar una conversación con él-.
-Yo tengo veintidós recién cumplidos el mes pasado-.
-Vaya, felicidades entonces-. En ese momento levanté un poco la mirada para dejar de explorar su cuerpo y mirarle la cara, -algo que todavía no había podido hacer-, su rostro tenía una forma cuadrada, de hombre maduro y fuerte. Encajaba con su cuerpo, formado, robusto y su voz grave y sexy. Tenía unos preciosos ojos azules que me penetraban fijamente, unos labios gruesos y marcados y un pelo liso, corto, suave y rubio.
Era perfecto, parecía sacado de una película, jamás había encontrado a nadie que me atrajera tanto, nunca había tenido tantas ganas de besar a alguien y sobre todo porque nunca lo había hecho.
-Muchas gracias, preciosa-. En el momento que escuché esa palabra de su boca pensé que me derretía como el hielo pero en vez de eso le eché valor y le respondí con un:-De nada precioso-. Podría haber dicho, guapo, sexy, bombón, atractivo, cachondo o incluso cachondísimo que no habría exagerado, pero preferí decirle lo mismo que me había dicho él. En el momento que le respondí me sonrió, se acercó a mí, me apartó el pelo y me susurró al oído:
-Tengo un problema...-. En ese instante noté como mis piernas y mi cuerpo entero se tambaleaban pero a pesar de estar temblando como una loba en celo le respondí:
-¿Cual?
-Me pones muchísimo-. Ahí, justo ahí era cuando me tenía que haber desplomado al suelo pero lo único que me pasó es que comencé a temblar más, mucho más, sin poder responderle esta vez. Me quedé sin voz, solo sabía tartamudear, me había dejado sin palabras.
Él aprovechó mi silencio para apartarme más el pelo y besarme en el cuello, luego me agarró por la cintura y me besó en la boca. No voy a negar que hasta en eso era perfecto, que beso, que labios, que boca, que lengua y, sobre todo, que hombre.
La verdad es que no me había imaginado nunca que mi primer beso fuera así. Había estado, incluso, por encima de mis expectativas. Después de besarme me soltó y me dijo:
-Creo que por hoy es suficiente, estás algo pedo y no quiero aprovecharme de ti, prefiero hacértelo cuando estes en condiciones de recordarlo-. Estaba tan sumamente excitada que no pude decirle otra cosa que:
-¿Y cuándo será eso? Él se empezó a reír y yo me mordí el labio inferior como me había hecho él hacía unos segundos.
-No te preocupes, le pediré tú número a Hannah y te hablo, ¿te parece?
-Claro, cuando quieras-. Nos despedimos con otro beso en el que en vez de agarrarme por la cintura me agarró directamente el culo. Luego él se fue con sus amigos y yo me fui con Hannah.
-¡Tía te has liado con Patrick, que fuerte! No me dejó ni terminar de acercarme a ella cuando se lanzó a mí como una loca.
-La verdad no sé como ha pasado todo esto pero es un chico muy...-.-Sí, lo sé está sumamente follable, ojalá hubiera perdido mi virginidad con él y no con el capullo de mi ex. -Me interrumpió-. Sí, Hannah no era virgen desde los catorce años mientras que yo todavía lo era, pero, al igual que ella no me importaría dejar de serlo con Patrick.
-¿Tuviste algo con él? -Le pregunté por si acaso-.
-No tía, no te preocupes, solo somos buenos amigos. Quizá por eso nunca hemos intentado tener nada el uno con el otro. Se ve que tú le has gustado así que tía todo para ti-. No pude evitar volver a sonrojarme, me alegraba oír que le había gustado ya que él a mí también, me había encantado.
Deseaba volver a verle y más aún volver a besarle.
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Poseída
RomanceDespués del divorcio de sus padres Evelyn no ha hecho otra cosa que cambiar de ciudad junto con su madre y su hermana Wendy. Seis meses después de la trágica muerte del marido de su tía Jess las tres se mudan con ella a Londres. Esta vez es la muda...