Abigail Swan no solo tiene problemas por ser una semidiosa, pero todo empeora cuando descubre que su hermana mayor está saliendo con un vampiro.
¡Por los Dioses! ¿No puedo tener un año normal?
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Su madre y ella se habían apresurado hasta el hospital para ver a su hermana mayor Bella Swan.
Suspiró aliviada cuando finalmente tuvieron noticias de ella. Al parecer su querida media hermana había tenido una pelea con su novio y al querer regresar a Phoenix con nosotras tuvo un accidente.
René y Abigail habían tenido el grato placer de conocer a Edward Cullen, el novio o ex de su hermana, fue él quien les explicó la situación.
Sin embargo, ella tenía sus dudas de ese chico, de alguna forma su instinto le decía que debía ser cuidadosa con él.
—¿Mamá? ¿Donde está Edward? —Fue lo primero que Isabella preguntó al despertar.
—Está dormido. —Renee dirigió su mirada hacia el novio de su hermana. —Nunca se va, y tú papá está abajo, en la cafetería.
—¿Tan rápido te olvidas de tu hermana Bells? —Le pregunté indignada mientras me cruzaba de brazos.
¡Primero preguntó por el novio con quien había roto anteriormente!
—¡Abby! —Su hermana la miró sorprendida.—Te extrañe tanto.
Ante esas palabras la susodicha solo soltó un suspiro, bien, debía perdonar un poco a su hermana mayor, era ella quien estaba en una camilla de hospital.
—¿Qué pasó? —Bella nos preguntó después de haberse dado un abrazo.
—¿Tan fuerte estuvo el golpe? —Pregunté con diversión.
Su madre le dio un codazo en las costillas por la pregunta y ella solo se quejó en silencio.—Te fracturaste la pierna cuando te caíste y perdiste mucha sangre. ¿No te acuerdas de nada? —preguntó su madre.
Bella negó. —Edward vino con el Doctor Cullen a intentar convencerte de regresar a Forks, fuiste a su hotel y te tropezaste, te caíste por las escaleras ¡Dos pisos! —Explicó su madre. —¡Atravesaste la ventana!
—Sigo siendo torpe. —Suspiró Bella, aunque algo en su expresión no la hizo estar tan seguro del todo, su querida hermana siempre que miente tiende a levantar demasiado sus cejas, claro es algo que su madre nunca se ha dado cuenta.
Renee no se da cuenta de muchas cosas.
—¿Torpe? Eso si es tener mala suerte, creo que es de familia. —Suspiré al recordar todas mis misiones.
—Ay hijas mías, lo siento mucho. —Se disculpó su madre con las dos. —Creo que las tres no contamos con la mejor suerte.
Ambas sonrieron divertidas por la situación. Se escuchó el sonido de una notificación y Renee contestó el mensaje de texto de Phil, mi padrastro.
