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Abigail mordió constantemente el lápiz en su mano, no podía concentrarse en la clase ya que siempre desviaba su mirada a otras cosas.

Además que todas las letras se movían y nunca lograba entender del todo.

—Odio la escuela. —Dijo finalmente al salir de la escuela.—No entiendo para que me va a servir saber si un texto es argumentativo, intuitivo o lo que sea.

Bella sólo negó divertida y condujo a su hogar, su hermana desde siempre ha teñido problemas en lo que se refería de la escuela.

—Paul, ¿Que haces aquí? —Preguntó sorprendida Abigail cuando lo vio recostado en su motocicleta.

El susodicho le sonrió, su hermana mayor se decepcionó al no ver a Jacob con él.

—Pensé que sería conveniente entrenar juntos...

Abigail asintió y le dirigió una mirada a su hermana mayor pidiendo permiso para irse con el lobo.

Bella solo se encogió de hombros.

—Bien. —Aceptó la rubia.

Paul le dio un casco y Abby con un poco de titubeo se subió a la motocicleta y rodeó sus brazos por la cintura del chico.

El Quilete sonrió al sentir el débil agarre. —Sujétate bien.

Paul aceleró y ella por instinto se abrazó por completo al chico, no quería salir volando en esa máquina del demonio que es la motocicleta.

Paul Lahote debía admitir que en el fondo también disfrutaba ser lobo y proteger a la reserva de los chupasangre, pero todo el tema de la imprimación le parecía de otro mundo, nunca pensó que él la encontraría y no tenía problema con ello, quería disfrutar más de la presencia de la población femenina.

Pero todo había cambiado cuando miro a los ojos a Abigail Swan, esa pequeña rubia de enorme sonrisa.

Sin embargo no quería que a pesar de la imprimación la chica se viera obligada a estar con él, quería conocerla, quería saber más de ella y no solo la superficie de todo eso de los Dioses.

Él sería todo lo que Abigail necesitara, si no era un novio, tendría que resignarse y estar para ella cuando un idiota rompiera su corazón. (y por supuesto para darle una paliza)

Sus compañeros ahora lo molestaban más porque su mente siempre se llenaba de la chica, con la cual solo había tenido dos encuentros y se aproximaba el tercero.

Y ahí estaba, con su brillante sonrisa, ahora entendía como es que literalmente cuando Abigail entraba a una habitación la iluminaba.

Para Paul la chica es un ser inalcanzable, aunque la rubia intentará negarlo, el lobo la pondría en su propio altar.

Abigail disfrutó del frío viento que le ofrecía la velocidad en la que estaban, además hacía contraste con el cálido cuerpo del lobo, se sentía incluso algo pequeña estando abrazada de la espalda de Paul, pero se sentía que era lo correcto.

Por los Dioses, que pensamientos más cursis estoy teniendo.

También se encontraba algo nerviosa con la presencia del chico, si bien estaba acostumbrada a estar rodeada de sus hermanos, era diferente con Paul, todo en él gritaba ser el cliché del típico chico malo que solo rompería tu corazón.

Y a Abigail le encantan los clichés.


☀️☀️☀️



Cuando finalmente llegaron a la reserva, Abigail sonrió abiertamente. Lo único que disfrutaba de Forks era el frondoso bosque que este tiene.


—¿Esto es La Push? —Preguntó al escuchar el sonido de las olas.

—Pensé qué tal vez te gustaría hacer una parada.

La rubia sonrió. —Si, en realidad desde que llegué a Forks había querido venir.

—¿No creciste en Forks?

—No, solo vine en algunas ocasiones de niña. —Explicó mientras caminaban por la arena.—¿Que hay de ti?

—He vivido todo el tiempo en la reserva. —Paul se encogió de hombros. —No hay nada interesante en eso.

—Te equivocas, los Quilette tienen una cultura muy interesante. —Mencionó. —Bueno eres un lobo, debe haber algo bueno en eso.

—Si, lo hay. —Paul sonrió en dirección a Abigail, todos los problemas con los chupasangre perdían peso si podía estar junto a la chica.

—Sabes, siempre hacemos fogatas donde contamos nuestras leyendas... podrías venir. —Le invitó.

—¡Me encantaría!




☀️☀️☀️




Los "entrenamientos" habían pasado a segundo plano, Abigail y Paul se la pasaban hablando de cualquier cosa, conociéndose cada vez más.

—Tienes que estar bromeando. —Dice Paul sorprendido.

—Habló en serio, la cabaña de Hermes habló en rimas por toda una semana. —Contó orgullosa la chica y se rio al recordarlo.—"una broma haré, y la venganza cobraré"

Recitó algunas de las frases que los hermanos Stoll le decían cuando sus hermanos o ella estaban cerca, por supuesto que el resto de las cabañas solo se reían al ver que los hijos de Hermes finalmente habían obtenido su merecido.

Paul prestaba atención a cada uno los gestos y expresiones que hacía Abigail, simplemente le encantaba y los guardaba en su memoria.

—Entonces tendré que tener cuidado, no quiero hablar en rimas. —Abby se volvió a reír.

—Nunca te haría eso. —Negó con una sonrisa.

Paul sintió algo cálido en su pecho, momentos como esos solo quería besar a la chica de brillantes ojos azules.

—Si sigues diciendo eso, solo haces que quiera besarte. —Suspiró Paul.

Abigail lo observó sorprendida y con un tono rojo en sus mejillas.—¿Eso lo dije en voz alta? —Preguntó avergonzado Paul.


No quería que su impronta pensara que era un intenso o algo por el estilo, pero Abigail no ayudaba para nada. Además, aún sin el vínculo de los lobos estaba seguro que abría caído a los pies de la adorable rubia.


Abigail asintió aún con el sonrojo en su rostro.

Por suerte los chicos llegaron para salvar el momento, aunque Paul en realidad sabía que solo venían a molestar.





☀️☀️☀️

Sunshine (Twilight and pj)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora