Capítulo 17: Lyanna.

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- Hola -.

No respondí verbalmente, puesto que, antes de que pudiera pensar. Mi cuerpo su aferró instintivamente al suyo.

- ¿Hola? ¿Solo eso dirás? -.

- Me disculpo, pero no veía oportuno... -.

- Sólo cállate y bésame, tonto - Interrumpí.

No me interesaba en lo más mínimo el resto de la gente que nos observaba. Incluso si era mi culpa hacer un espectáculo. Él estaba allí y no importaba nada más.

- ¿Dónde están los otros?¿Vienen contigo, cariño? -.

Una sonrisa triste se dibujo entre sus mejillas.

- De hecho, nos hemos separado hace algunos años. Ban inició un viaje con Elaine; King y Diane fundaron un reino entre hadas y gigantes en el cual viven ahora... -.

- ¿Ya se casaron? - Pregunté emocionada y él asintió.

- La princesa y el capitán también han contraído matrimonio y son los reyes de Liones. Merlín está junto a su Majestad Arturo -.

- ¿Dónde está Escanor? No me creo que no se fuera con... -.

- Escanor pereció en la batalla -.

El gran León, caído. ¿Quién hubiera pensado en algo así?
De pronto, el sonido de un chasquido me devolvió a la realidad. Ella, la que me había enviado al pasado y luego, cuando todo estaba bien...

- ¡Tú! ¿Por qué nos mataste? -.

La tenía sujetaba del cuello de la camisa. Inmovilizada por la amenaza de dos lanzas y una espada rodeandoándola. Yumi y Yume en los laterales, y Ágar detrás. Todos expectantes a lo que dijera.

- (Nombre)... - Llamó la cabra.

- Gowther, ella nos asesinó -.

- Lo sé -.

- Creo que no te he oído bien, cariño. Repítelo -.

- Sé que ha sido ella la culpable -.

- Ah... hubieras empezado por ahí. Entonces, no te molestará explicarme por qué demonios vienes con ella -.

- Te lo puedo explicar yo perfectamente - Intervino Lyanna - Pero, antes, creo que tienes que hacer una cosilla -. 

La campana de las diez de la mañana dio su primer avisó. Cada día, sin falta, debía agradecer al templo de los antiguos reyes. Gloxinia y Drole eran benerados por los duendes, gracias a las historias que iba contando sobre ellos y su gran colaboración en la guerra santa.
Volvió a sonar, era ya el segundo aviso. Y, antes de que sonase el tercero, la sonrisa de esa niña, se amplió como una mancha cloro.

- Bien, pero los quiero conmigo - Permití entre dientes.

Mis caballeros, siguieron la orden de la capitana (Nombre). Cuatro hermanos, armados y entrenados, éramos el grupo más codiciado de los duendes. Y, en ese momentos, estábamos reducidos a escoltar a una traidora y el hombre que me había robado el corazón.
Las enormes puertas de la capilla se abrían ante nosotros. Y detrás de ese umbral estaban ellos. Todos los seguidores que adoraban a esos grandes guerreros. Dejé la ofrenda de siempre, una flor de gloxinia y un cristal blanco. Recibiendo así la alabanza de todos. 

- Señorita sacerdotisa, le agradecemos tanto - Dijo uno.

- Que no soy una sacerdotisa, señor -.

De pronto, ella, la bruja traidora, se liberó del agarre y caminó tan tranquila hacia el altar. Con la flor para el primer rey hada, inició un canto, en un tono lírico que, a decir verdad, encantó a todos allí. Y, como si nada hubiera pasado, salió por la puerta nuevamente. Corrimos detrás de ella, sólo para encontrarla sentada en las escaleras de la entrada.

- ¿QUÉ DEMONIOS HA SIDO ESO? - Intervino Ágar.

Comenzó a reírse, de nosotros, particularmente. Con un sadismo extrañamente familiar en su sonrisa.

- Lo siento, siempre quise cantar y que a la gente le guste - Respondió ella.

- Deja de jugar - Gritó Yumi.

Esa bruja estaba tranquila, sin ningún tipo de temblor, a pesar de estar amenazada con armas.

- Ya dile de una vez, me siento muy sucio con todo esto - Acabó Yume.

Y esas palabras comenzaron a encajar con las cosas que ella dijo. Una explicación tan descabellada que sólo alguien con la cabeza de una planta comprendería como real. Inmediatamente, casi como un reflejo, tomé una de las lanzas y la apunté en su dirección. 

- Esta mierda no tiene sentido -.

- (Nombre)... por favor... - Quiso intervenir Gowther. 

- ¡HERMANA! -. 

Eso fue lo último que escuché antes de... ¿dormir?

***

"Es un sueño, nada más". Se repetía en bucle en un fondo completamente negro. Y, en periodos de tiempo aleatorios, aparecían las imágenes. Recuerdos vistos desde su perspectiva, con los mechones rosas interrumpiendo en la vista. 

- Voy a asesinarte, así que no te muevas -. 

Veía mi propio cuerpo tirado, en medio de esa casa vieja, donde todo comenzó. 

- Tranquilo, lee y mente y lo comprenderás - Explicó Lyanna. 

Y eso hizo, encontrando un plan ridículamente sencillo que sólo podía haber sido ingeniado por una persona. Él, quien siempre estaría atado a mí. 

" -Lya... piénsalo un poco más -. 

-  Papá, tenemos la oportunidad aquí mismo. No quiero que esto termine así -.

- No es tan malo, en realidad... -.

- Lo haré y no podrás evitarlo. Estoy cansada de verte llorar por ella, yo puedo salvarla -. 

- Nunca acabé ese plan, Lya -.

Un viejo Ágar, con el cabello completamente blanco por la edad. Empotrado en una cama, incapaz de moverse gracias a los años que había vivido. Y esa niña, tan pequeña en comparación...

- Porque no sabías de ellos. Podemos hacerlo, es fácil. Los sueños la guiarán y, si falla, puedo volver cuantas veces haga fal... -.

- NO PUEDES HACER ESO - Intervino - Romperás todo, maldición -.

- No si tú estás todavía. Padre, no seas ingenuo. ¿Crees que no he pensado en todo? Yo puedo hacerlo, te lo juro. Sólo necesito que resistas un poco más... -.

Y, así, una pequeña con risos dorados, se sometió a un camino sin retorno. Una misión descabellada, sin un futuro concreto. En su mente, el objetivo claro: salvar a su padre y a su tía ya ancianos. Pero... ¿cómo podía hacerlo? Eran maldiciones complicadas, a decir verdad. Además, él tenía razón, sólo podría hacer ese viaje una vez. Entonces... ¿cuál era la clave? La inmortalidad. 

La chica Doble-Vida parte 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora