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— Bebé, tienes que estudiar. — Era la décima vez que Youngjo le decía lo mismo a Hwanwoong quien se encontraba en su cuarto tirado en la cama jugando con su celular manteniendo la puerta cerrada con seguro.
— Youngjo, no quiero.— Hwanwoong parecía un robot, pues durante el tiempo que Youngjo se la pasó diciendo "Hwanie a estudiar" o "Mi amor, las matemáticas nos esperan", el rubio contestaba únicamente con esas tres palabras.
El mayor soltó un suspiro rindiéndose, no iba a obligar a Hwanwoong a estudiar y si reprobaba el examen de nuevo no estaba dispuesto a aguantar las recriminaciones del rubio.
— ¿Sabes qué? Dejaré de perder mi tiempo intentando que estudies. Ni siquiera debería de importarme que quieras o no hacerlo, Hwanwoong. Y no vengas llorando si vuelves a reprobar.
"Creo que fui un poco duro". Pensó el mayor, pero ya lo había dicho. Al no obtener respuesta, caminó hacia la sala de estar, tomando su celular viendo las novedades es sus redes sociales.
Hwanwoong se quedó impactado, Youngjo nunca le había hablado así ni mucho menos había mostrado una actitud cortante, inmediatamente quiso llorar. Se levantó lentamente al escuchar las pisadas de su novio alejarse, después caminó hacia la puerta y con movimientos sigilosos abrió.
Visualizó a Youngjo sentado en el sofá resoplando mientras veía su teléfono. Hwanwoong se sintió mal, pues le había dolido el hecho de que las palabras de Youngjo fuesen ciertas y que ser un chico caprichoso estaba mal.
Avanzó hacia su amado y lo abrazó por detrás, teniendo que inclinarse hacia delante pasando sus brazos por el cuello de el mayor y dejando sus manos en el pecho de éste. Sintió a Youngjo tensarse y suspiró.
— Perdóname.— Dijo bajito, hablándole al oído a su novio.
— Está bien.— Pero Hwanwoong sabía que no estaba bien, dejó un sonoro beso en su mejilla derecha.
— Amor, perdóname.— Continuó pidiendo.
— Si, Hwanwoong. Te perdono.— A Youngjo le confundía la situación, hace unos segundos el rubio actuaba como un caprichoso y ahora estaba dejando otro beso en su mejilla contraria.
— No me digas Hwanwoong, sé que aún estás molesto.— Acarició su pecho con pequeños toques. — Dime bebé o Woongie.— Pidió.
Youngjo suspiró. — Te llamas Hwanwoong.
— ¿Ves? Aún sigues molesto.— El menor deshizo el abrazo y rodeó el sofá, colocándose en frente del mayor que lo miraba con el ceño fruncido.
— No.— Youngjo evitaba el contacto visual con su novio, se mantenía mirando con fingido interés su teléfono.
— Si, y deja de fruncir el ceño que te quedarás arrugado.— Hwanwoong dejo un besito ahí tomando delicadamente el mentón del mayor, haciendo que despegara la vista de su teléfono y lo mirara.
