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— ¿En serio? — Preguntó Keonhee sorprendido que su novio recordara esos detalles mínimos sobre su relación

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— ¿En serio? — Preguntó Keonhee sorprendido que su novio recordara esos detalles mínimos sobre su relación.

— Recuerdo todo, Koni.— Dijo Seoho sentándose a horcajadas de su novio y dejando un casto beso en sus labios. — Éste tipo de pulseritas es de la que me dabas cada vez que cumplíamos una semana más de novios.

De hecho, ambos chicos se conocían desde pequeños debido a que sus padres eran amigos. Toda su vida han estado al lado del otro, en la escuela, en las fiestas infantiles, en sus cumpleaños, incluso en algunos viajes escolares.

A Seoho le gustaban mucho los dulces y Keonhee le pedía a diario a su mamá alguna chocolatina o un pequeño caramelo. Entonces Keonhee procuraba llegar más temprano que los demás a la escuela y se escabullía hasta el aula de Seoho para dejar el dulce en su banca con una nota.

Seoho, en ese entonces Gunmin, se sonrojaba cada que Youngjo corría a su mesa para revisar si le habían dejado un dulce y luego lo molestaba por ello; después, a la hora del almuerzo cuando se reunían, Gunmin le diría a Keonhee el tipo de dulce que le habían dejado ese día.

Y así pasaron los años, ambos siendo muy buenos amigos con sentimientos más allá dé, que no creían que fuesen correspondidos.

Hubo una vez, cuando tenían 10 y 11 años, que Keonhee no pudo ir a la escuela por toda una semana gracias a un gran resfriado que tuvo. Gunmin no recibió ningún dulce en toda esa semana y se puso muy triste pues creía que era especial para alguien.

— Gunminnie.— Habló Youngjo llamando su atención. — ¿No te parece sospechoso que no te aparezcan dulces y que Keonhee no venga a la escuela?.

— Concuerdo con Youngjo.— Mencionó Geonhak, un niño nuevo que se había cambiado de vecindario y por tanto, de escuela.

— ¿Que están diciendo? — A Gunmin no le había quedado del todo claro, ¿Que tenía que ver su lindo amigo con la persona que le regalaba dulces?

Youngjo suspiró: — Qué Keonhee es quien te da los dulces.

Gunmin soltó el juguito que estaba tomando ensuciando la mesa donde estaban a lo que Geonhak rápidamente puso servilletas para limpiar el desastre de un Gunmin boquiabierto, con sus ojitos abiertos de par en par y sonrojado hasta los pies.

— No lo creo...— Dijo intentando convencerse a sí mismo.

— Mira, hay que comprobarlo.— Habló Youngjo.

— Si es cierto, cuando Keonhee regresé a la escuela aparecerá un dulce en tu banca.— Completó Geonhak.

Gunmin esperó a que su amigo regresara a la escuela en lugar de ir a preguntarle por si mismo. En toda la semana no fue a visitarlo por la gran timidez que lo invadía, hasta que su madre le dijo que irían a la casa de los Lee.

Por otro lado, Keonhee se sentía peor cada día que pasaba en casa. Su mejor amigo no lo visitaba y no le dejaba siquiera una llamada o mensaje. Keonhee llegó a creer que en su ausencia había encontrado un nuevo mejor amigo o una novia y eso hizo que sus ojitos se llenarán de lágrimas justo cuando su madre iba entrando a la habitación e inmediatamente se preocupó.

𝙈𝙖𝙩𝙝𝙚𝙢𝙖𝙩𝙞𝙘𝙨 » 𝑦𝑜𝑢𝑛𝑔𝑤𝑜𝑜𝑛𝑔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora