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Hwanwoong fue el primero en despertar, cosa que era extraña puesto que usualmente Youngjo lo despertaba con besitos. Así que consideró eso una buena señal y sin hacer mucho ruido, se levantó de la cama, observando a su novio dormir profundamente con su pecho desnudo subiendo y bajando en compás a su calmada respiración.
Si se lo preguntan, Hwanwoong estaba jodidamente adolorido, pues no era en vano, la noche anterior habían tenido sexo como locos. Ambos insaciables hasta altas horas de la noche aprovechando que ya era fin de semana. Yeo se apresuró a ir a la cocina por un vaso de agua y pastillas para el dolor.
Después, se dispuso a hacer el desayuno, o mejor dicho, el almuerzo ya que era cerca del medio día. Unos hotcakes con moras le pareció la idea más rápida y deliciosa de iniciar el día. Mientras Hwanwoong cocinaba, en la habitación Youngjo empezaba a despertar, palmeando a su lado encontrándose con el espacio vacío y frío, suspiró sentándose en la cama más cansado de lo normal y reaccionó cuando un delicioso olor inundó sus fosas nasales, sonriendo al instante en que se imaginó a Hwanwoong haciendo el almuerzo para ambos.
Espabiló un poco y se levantó de la cama, saliendo de la habitación observando a su pequeño novio terminar de decorar los dos platos que había servido, levantando su mirada para dirigirse a la mesa, se encontró con Youngjo y le sonrió mientras dejaba los platos en su lugar.
— Buenos días, amor.— Canturreo el menor, se encontraba en extremo feliz.
— Bebé, buenos días.— Youngjo lo tomó de su cintura y lo acercó a él, dándole un largo beso que ambos disfrutaron, riendo al separarse y juntando sus narices.
— Vamos a almorzar.— El mayor asintió, dejándose llevar por el menor a la mesa y disfrutando del almuerzo que su novio preparó.
Después de darse una ducha, se encontraron en el sofá planeando que iban a hacer el resto del día, pues hacía un tiempo que no salían a una cita y Hwanwoong quería ir al cine pero Youngjo prefería ir a un día de campo. Así que ambos estaban discutiendo sobre lo que harían.
— Día de campo.— Decía Youngjo. — Mira que el día está hermoso.— Ese día el sol no quemaba como días antes, sino que hacía un poco de viento y era un clima agradable como para salir a caminar con un suéter tejido por la abuela.
— Cine.— Atacaba Hwanwoong. —No hemos ido al cine, Hyung.
— ¿Qué te parece si vamos a disfrutar un lindo día de campo y comemos, después volvemos a dejar las cosas y vamos al cine? Podemos incluso dar un paseo de noche con un café en la mano.— Hwanwoong chilló emocionado al escuchar el hermoso plan improvisado de su novio.
Lo levantó de donde se encontraban empujándolo hacia el cuarto. Youngjo estaba desconcertado e iba a preguntar por las acciones del menor cuando éste sacó dos sudaderas a juego.
— Ahora entiendo porque tanta insistencia en que usara jeans negros como tú.— El mayor rió ayudando al rubio a ponerse su bonita sudadera, colocándose la suya después.
