¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Llegaron corriendo a la universidad, agitados y sudando pues se les había vuelto a hacer tarde. Apenas lograron darse un besito de despedida para ir a sus respectivos salones con mucha prisa. Para la suerte de ambos, sus profesores aún no llegaban y pudieron sentarse en sus lugares con notable cansancio.
— ¿Porque has llegado tarde, Hwanwoong? — Preguntó Dongju con una mirada acusadora hacia el mencionado, Keonhee apoyó la pregunta del menor.
— Me quedé dormido, no sonó el despertador.— Tomó un poco de agua. —O quizá si sonó pero no lo escuché.
— ¿No se supone que vives con Youngjo? — Mencionó Keonhee.
— ¡Es cierto! — Exclamó Dongju.
— ¿Acaso tampoco ese gato lo escuchó? — Insistió Keonhee, obteniendo un golpe del rubio en vez de una respuesta.
— Primero, Lee Keonhee, no le digas gato a mi chico, si no me enojaré.— Empezó Hwanwoong. — Y segundo, nos quedamos dormidos muy profundo así que ninguno escuchó el despertador.
Al parecer eso les había convencido, pues ambos chicos asintieron y continuaron conversando de temas triviales. La realidad es que, en media noche, Hwanwoong había despertado exaltado, con el cuerpo ardiéndole, ansiando el toque de su amado y Youngjo no podía negarle nada a su pequeño, así que habían terminado tan cansados que no se dieron cuenta cuando el despertador sonó.
A la hora del almuerzo, la pareja de ensueño no pudo estar junta, ya que Youngjo tenía que hacer un trabajo en la biblioteca con sus compañeros, así que los amigos del rubio aprovecharon para jalarlo al jardín y poder tener un almuerzo sin un novio empalagoso.
Ese día, Hwanwoong llevaba un suéter de manga larga, que insistía en mantenerlo a la mitad del dorso de sus manos debido a las marcas en sus muñecas, ya les había mentido a sus mejores amigos pero era por una buena razón: no quería contar su vida sexual. Por lo que procuraba tomar de las frituras que tenía Dongju con discreción.
Pero a Keonhee no se le escapa nada.
Nada.
Había notado como el rubio seguía jalando las mangas, cosa que normalmente no hacía, así que al salir al almuerzo lo tomó de la mano y muñeca con un poco de fuerza, esperando que se quejara, pero no lo hizo así que sus sospechas desaparecieron. Hasta que Hwanwoong se descuidó y su sudadera dejó ver una de sus muñecas con marcas moradas alrededor, e inmediatamente la tomó entre sus manos, sorprendiendo a los dos chicos que se encontraban junto a él.
Hwanwoong forcejeaba para que Keonhee soltara su mano, aprovechando que Dongju era distraído y no había notado aquellas embarazosas marcas. Pero el agarre era fuerte, así que decidió quedarse quiero para evitar lastimarse más.
— ¿Se puede saber qué demonios hacen? — Dongju los miraba confundido, con su entrecejo fruncido.
— Nada, solo Keonhee con sus juegos pesados.— Hwanwoong intentó cubrir el accidente, pero Keonhee no se lo iba a pasar.