DANIELA
Me desperté lentamente en esa madrugada sintiendo nuevamente esas punzadas en mi entrepierna. Respiré profundamente al darme cuenta de mi situación: excitada. Abrí los ojos lentamente y miré el reloj en la mesita de noche, 3:24 am. Una punzada más y el calor me tomó por completo, mis piernas ya estaban inquietas y mi respiración acelerada. Miré hacia abajo y mis ojos se encontraron con el culo de Poché frotándose contra mí. Quería estar tranquila, porque la última vez que me despertó así casi me mató con tanto sexo.
Agarré su cintura con fuerza y me pegué más a ella. En otras situaciones estaría encima de ella follándola como le gusta, pero no estábamos solas. Paula y Laura dormían junto a nosotras, y al lado de ellas estaban Sebastián y Valentina. Estábamos viendo una película en la sala de estar antes de dormir y todos estábamos acostados en un colchón en el suelo.
Giré la cara de Poché hacia mí y le hice una señal para que se quedara callada. Fui bajando lentamente sus shorts cortos para dormir y sus bragas observando a los demás dormidos. Laura estaba muy cerca de Poché y eso era arriesgado, pero sabía que no tendría la oportunidad de no hacerlo. Casi todas las noches Poché se despertaba en la madrugada con ganas de sexo y no podía negarme o si no se ponía a llorar.
Nos cubrí a las dos por completo con la manta y saqué mi polla dura de mis bóxers. La apoyé contra su culo y me froté allí sintiendo que Poché se pegaba a mí, sabía que le gustaba sentir eso, lo que me excitaba aún más. Estaba empezando a inquietarse, eso no iba a terminar bien.
-Necesito que te quedes callada - Le susurré al oído y sentí su culo ofreciéndose más a mí. -Quédate quieta y callada, follaré ese pequeño coño para que puedas dormir relajada - Lo dije suavemente en su oído. Parecía cada vez más difícil para Poché estar callada. Se movía contra mi miembro queriéndolo sentir de cualquier forma.
Tomé mi miembro y presioné en su entrada. Su coño estaba tan mojado que me deslicé fácilmente en su interior. Sentí su coño caliente y mojado envolviendo mi polla y suspiré ruidosamente moviéndome lentamente hacia adelante y hacia atrás. Era muy sexy lo loca que ella estaba por eso. Su coño no paraba de apretar mi polla y apenas podía controlarme. Deslicé mi mano por su vientre y me detuve en sus pechos apretando mientras la embestía tratando de no hacer ruido, pero era casi imposible.
-Ah... - Poché soltó un pequeño gemido y rápidamente le tapé la boca con la mano ahora embistiéndola rápido. Tenía que terminar con eso antes de que alguien despertara. La embestía con rapidez, su coño me apretaba con fuerza, el sonido de mis muslos chocando contra su culo me ponía nerviosa. Agarré fuertemente el cuello de Poché, junté aún más su pequeño cuerpo al mío y fui más a fondo embistiéndola rápido, mi polla ya vibraba violentamente y luego sentí mi semen llenándola, al sentirlo Camila se corrió justo después moviendo sus caderas contra mi polla.
Hice todo lo posible para controlar mi respiración, pero era casi imposible. Poché me miró con una sonrisa divertida en su rostro y luego escuché una risita. Cerré los ojos con fuerza y Poché se rió a carcajadas, luego vi que la risita era de Paula. Me llevé las manos a la cara. ¡QUE MIERDA!
-¿Podrían fingir que no escucharon nada? - Pregunté y todo lo que escuché fueron risas.
-Voy a fingir que no han tenido sexo a mi lado - Escuché una voz masculina, era Sebastián.
-Poché vio que Paula y yo estábamos despiertas y no le dijo nada a Daniela- Dijo Laura riéndose con Paula y miré a Poché. Ella solo se reía. Me estaba muriendo de vergüenza.-Laura abrió los ojos y me miró directamente - Poché se retorció riéndose y no pude evitar reírme también.
- Solo me quedé escuchando a Daniela gemir "Así, Poché" - Dijo Paula y todos se echaron a reír. Esa situación era muy rara.
-Estoy orgulloso. Cuando la velocidad subió a 5 me quedé hasta espantado. Daniela debe hacerlo muy bien ‐ Dijo Sebastián y giré los ojos.
-Te estoy viendo, Sebastián- Poché dijo mirándolo seriamente.
-Quien nunca tuvo sexo al lado de sus amigos, que tire la primera piedra — Dije y Vale me tiró una almohada.
-Agradece por no tener una piedra aquí... - Dijo Valentina y nos reímos.
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-¿Están realmente juntas? - Le pregunté a Vero que después de dos meses sin verme decidió buscar por mi paradero.
Yo estaba viviendo detrás de la casa de mi madre biológica hace dos meses. Paula y Valentina también vivían con nosotras. Después de todo ese lío con Germán, él estaba preso. Mi madre Marta regresó a nuestra antigua casa e incluso intentó convencernos de volver, pero realmente quería estar lejos de todo lo que tenía que ver con Germán.
-No exactamente... - Vero respondió mientras yo acostaba a Maité en la cama, la pequeña acababa de dormir.
-Viajaron juntas, ¿no? - Pregunté sentándome en la cama y Vero se sentó junto a mí. Se veía triste.
-No solo soy yo la que le gusta a Lucy... - Dijo Veronica sin mirarme y suspiré. Sabía bien quién le gustaba a Lucy.
-Ella sabe que Poché está conmigo, ¿verdad? - Pregunté, incapaz de evitar la gran incomodidad en mi cuerpo. Estaba celosa de Lucy, pero era una de las mejores amigas de Poché, y todavía estaba enamorada de ella.
-Poché se lo dijo - dijo Vero y suspiré aliviada. -Estaba mal y le sugerí que nos fuéramos de viaje. En ese viaje pasó algunas cosas... Y lo primero que hizo Lucy cuando llegamos fue pedirme que viniera aquí con ella... - Dijo Vero y apreté los dientes.
-Ella está allá afuera con Poché, ¿verdad? - le pregunté respirando hondo, haciendo mi mejor esfuerzo para no perder el control por los celos, pero era imposible.
-Daniela, solo están hablando... - Ni siquiera esperé a que Vero terminara y ya estaba yendo hacia la puerta. Vero vino atrás de mí, pero nada podía detenerme. Me encontré con la hermosa escena de Poché con la camiseta levantada sosteniendo la mano de Lucy contra su vientre. Sentí que iba a explotar de tanto odio, pero me acerqué a las dos tratando de no mostrar mis ganas de matar a Lucy.
-¡Lucy Vives! - Aparecí al lado de Poché y la sonrisa en el rostro de Lucy desapareció. ¡Genial! -Mejor quita tu mano de su vientre. Voy a terminar poniéndome celosa.
-Ya me voy, Poché... - dijo Lucy y Poché me fulminó con la mirada, pero no me importó.
-¿Ya? - Fingí tristeza y ella giró los ojos.
-No tienes que irte si no quieres, Lucy. No hemos hablado en mucho tiempo... - Dijo Poché y me quedé mirándola seriamente. Eso solo podía ser una broma.
-Será mejor que me vaya. Buena suerte con Daniela- dijo Lucy y abrazó a Poché. -Vamos Vero.
-Dios te bendiga... - dije riéndome irónicamente viendo a Lucy irse con Vero.
-Eso no me gustó nada, Daniela- Dijo Poché entrando a la casa y fui tras ella.
-¿Te quedas hablando con Lucy y soy yo la que está equivocada? - Pregunté y Poché se volteó para mirarme. Estaba seria, más de lo habitual. Siempre defendía a su amiguita. -Y lo peor de todo es que te estaba tocando.
-¿Y cuál es el problema, Daniela? - preguntó y yo fruncí el ceño.
-¿Tengo que recordarte que ya se besaron? - Le recordé y Poché giró los ojos yendo al armario.
-Eso fue hace mucho tiempo. ¡Lucy y yo somos amigas! Nada más que eso.
-No aceptaré que seas su amiga - dije y Poché se detuvo en la puerta del baño. Me miraba como si tuviera sus cartas bajo la manga y fuera a quitarlas en cualquier momento.
-Tú y Matu ya fueron novias y tengo que aceptar que sean amigas... - dijo Poché y me sonrió. Entró en el baño y cerró la puerta. Me quedé parada por un rato, realmente no podía decir nada, o ella me echaría en cara a todas las chicas que besé y ahora son mis amigas. Pero estaba casi segura de que a Lucy le gusta Poché. Tendría que tener cuidado con ella.
───────
Estaba acostada en la alfombra de la sala con la pequeña Maité. Poché había ido al doctor, luego iría al nutricionista con mi madre, y en la noche saldríamos las dos. Estaba un poco nerviosa por eso. Poché tenía 6 meses de embarazo y ambas estábamos actuando como una pareja, hasta vivíamos juntas, pero quería hacerlo oficial, así que la invité a cenar. Ella creía que era una cena normal, pero estaba preparando algo especial para ella.
Las dos estábamos felices, ansiosas por la llegada del bebé. Poché tuvo algunos problemas en los últimos días por estar engordando, juró que no estaba forzando el vómito, pero yo estaba desconfiada. Ella demostraba tenerle mucho amor a ese bebé y quería creer que estaba siendo cuidadosa. No veía la hora de ser madre, de ver la carita de mi bebé de quien todavía no sabía el sexo. Le estaba pidiendo a Dios que él o ella tuviera sus ojos. No veía la hora de conocerlo. Era tan loco amar tanto algo que nunca vi, solo lo sentía en su vientre. Estaba muy agitado ahora y se movía bastante, lo amaba mucho. Todo lo que quería ahora era a mi bebé en mis brazos y luego tener una familia con Poché.
-¿Qué opinas de las flores? - Le pregunté a Sebastián mientras él entraba en la sala con un tazón de palomitas y el biberón de Maité. Acosté a la pequeña, que no quitaba los ojos del dibujo en la televisión, en mi regazo y llevé el biberón a su boca.
-Las flores son románticas, pero muy cliché... - Dijo Sebastián y resoplé.
-Creo que le compraré algo... como un vestido, o unos zapatos, o tal vez otro oso de peluche... - Dije y Sebastián empezó a reír. Quería darle un regalo a Poché, pero no tenía idea de qué.
-Poché ya tiene miles de ositos de peluche que le diste, Dani. - Se rió de mi cara frustrada y resoplé. -Es divertido verte siendo romántica.
-No soy romántica.
-Estás queriendo dejar de ser una imbécil.
-En esta historia ella es la dama y yo soy el vagabundo - Dije y Sebastián se echó a reír arrojándome algunas palomitas.
-A Poché le gustará cualquier cosa que le des,Daniela. Está enamorada de ti. Pero Poché parece sorprenderse por cosas simples... - Dijo Sebastián y respiré hondo tratando de pensar en algo. Hasta que tuve una idea.
-Entonces le haré un regalo. - Sebastián frunció el ceño. -Le gustará aún más si sabe que me esforcé para hacerle algo bueno.
-¿Y qué le harás?
-Ven, tenemos que irnos a una papelería - dije, y Sebastián asintió. Pusimos a Maité en su cochecito y fuimos caminando hacia la papelería. Compré todo lo que necesitaba y volvimos a casa.
Pasé la tarde con Sebastián haciendo el regalo para Poché. Estaba ansiosa por nuestra cita esta noche, estaba segura de que Poché se sorprendería. Era la primera vez que hacía estas cosas por alguien. La primera vez que me pasaba todos los días pensando en sorprender a alguien. Poché me daba esa buena sensación, la sensación de amar a alguien y ser retribuída. La sensación de cuidar y ser cuidada, de querer tener una familia, de querer ser feliz. No podía estar más enamorada de ella.
-¿Cómo me veo? - Le pregunté a Sebastián saliendo del baño. Jugaba con nuestra hermana en el sofá. Me miró de arriba abajo y sonrió. Llevaba unos pantalones oscuros con una camisa a juego.
-¡Perfecta! - Dijo y me pareció extraña la sonrisa en su rostro. Un brillo en sus ojos desconocido para mí.
-¿Qué pasa, hombre? - Le pregunté y él se echó a reír.
-Creo que es raro que te esfuerces tanto por alguien. Nunca lo hice, pero me parece genial - Dijo Sebastián y vi sinceridad. Realmente tenía muchas ganas de hacer algo diferente, quería esforzarme por mi chica.
-Primero tienes que asumir que eres gay...
-Pero no soy gay - Giró los ojos y me reí.
-Estás con Mario...
-¿Y qué? Eso no me hace gay. Me quedo con quien me gusta. Si me estoy enamorado y la persona también, no importa si es hombre o mujer - dijo Sebastián y me quedé mirándolo. Él realmente era una persona sin etiqueta, porque ahora también estaba hablando con Valentina. No sabía a quién quería.
-¿Tu padre lo sabe?
-Sí.
-¿Y lo acepta?
-Al principio peleamos. Ahora no le importa, porque cree que aún no me he decidido. - Giró los ojos. -Simplemente no he encontrado a la persona adecuada aún, y no me doy etiquetas. Cuando realmente me gusta alguien no me importa si es hombre o mujer, seré feliz con quien quiera - Dijo y yo asentí. Era un gran pensamiento y me alegré de que él pensara así.
-Sabes que si le dices eso a Valentina pensará que estás endemoniado, ¿verdad?
-Estoy tratando de ir lento, pero estoy dejando que me conozca. Valentina no es una chica fácil y eso me gusta - Dijo y cerré los ojos acercándome a él.
-No juegues con los sentimientos de mi prima o te mataré - dije, y él levantó las manos en señal de rendición. -Necesito irme. Tengo que buscar a Poché de la casa de Laura.
Sebastián me deseó buena suerte y me fui. Conduje hasta la casa de Laura y recogí a Poché . Rápidamente fuimos al restaurante hablando de cosas al azar. Poché estaba hermosa como siempre, llevaba puesto un vestido blanco y su largo cabello estaba suelto.
No pude evitar sonreír cuando noté el enorme volumen de su vientre en ese vestido. Poché era la embarazada más hermosa del mundo.
-Creo que quiere que sea su secretaria - Poché hablaba mientras disfrutaba de un plato lleno de camarones. Yo solo estaba comiendo una pasta y quería entender por qué ella estaba comiendo una porción de camarones sola.
-Ya irás a la universidad el próximo año, ¿cómo vas a hacer eso?
-Mafe también quiere pagar mi universidad, junto con mi madre. Están haciendo todo lo posible para ayudarme y eso está claro. No quieren que piense que el bebé será un problema. - Me miró otra vez y su mirada cayó en mi entrepierna, y luego volvió a mi cara. Poché no dejaba de mirar ese lugar, sabía que era por mis pantalones eran un poco más ajustados de lo habitual, y el volumen era claro ya que Poché miraba ahí todo el tiempo. -Pero... No veo ningún problema. Estamos bien.
-Es bueno saber que está yendo todo bien, pero... - Cogí su pequeña mano sobre la mesa. Vi, presencié el momento en que mi mano tocó la suya y Poché se estremeció por completo. Solo sonreí, estaba muy sensible a los toques. -Quiero saber cómo estámos nosotras... - dije, y Poché pareció pensar por un momento. Su mirada clavada en la mía. ¿Sabía lo que esa maldita mirada me hacía? Su mirada era... pesada. Me ponía caliente. Su cara. ¡Dios! Poché estaba seria y aún mantenía su mirada en la mía, se aseguraba de mantener esa pose que me daba una terrible erección.
-Estamos bien, Daniela. ¿Qué te hace pensar que no? - Preguntó y apoyó los codos sobre la mesa acercándose un poco. Mi respiración se hizo pesada en el mismo momento. Bien, ya se dio cuenta de que me estaba excitando. Genial, estoy jodida.
-Yo... Sí... Quería... - Suspiré fuerte. Tenía tantas cosas que decir, pero apenas podía concentrarme con esa mirada intimidante de Poché. Respiré hondo y aparté la mirada de ella. -No sé. He estado pensando mucho en las dos. Como, ¿qué somos? Incluso estamos viviendo juntas y estás embarazada. Estámos más felices que muchas parejas. Antes no creía en el amor, no creía que dos personas pudieran enamorarse así de la nada, como si el amor avisara y diga que funcionaría, no pasa, no pensaba así, pero cuando vi algo en ti, llegué a creer y ver esta maravilla confusa que se llama amor. Y es extraño porque empezamos de otra manera... - Esta vez pude mirarla. Su mirada ya no era oscura, tenía un brillo diferente. Ella tenía una pequeña sonrisa en su cara. Creo que me estaba yendo bien. -Siempre estuve enamorada de ti y no lo sabía, porque nunca entendí este sentimiento. Pero ahora lo entiendo. Sé que no soy la mejor chica del mundo, Poché, tengo muchos defectos y por más que insistas en decir que para ti no son defectos sino cualidades, sé que muchas veces mi forma obstinada, complicada y principalmente mi carácter difícil se interponen. Estoy lejos de ser perfecta, pero si hay algo que sé, es que quiero estar contigo por el resto de mi vida, porque siento que cada día mi amor por ti solo aumenta, y que nadie en el mundo puede ocupar tu lugar, solo te quiero a ti. Solo tu amor es capaz de traer la calma y la paz que mi turbulento corazón necesita. Prometo asegurarme de que las peleas se vuelvan cada vez más raras y el amor cada vez más presente. Sé que juntas podemos hacer que cada segundo valga la pena - Finalmente dejé de hablar, mi respiración estaba acelerada.
Hablé como un parlanchín, pero lo hice. Por primera vez en mi vida pude expresar lo que sentía. Estaba por primera vez en una cena con la chica que amaba, a los 16 años. Estaba viviendo un gran amor a los 16 años. Una cosa es segura, no hay edad para vivir un gran amor. No me privo de amar a Poché, no le tenía miedo a mis padres, ni a nadie. La elegí, elegí luchar por las dos. Y agradecía por ser jóvenes, así tendremos más tiempo para estar juntas.
-Daniela... - Escuché la voz de Poché y vi cuando se cubrió la cara con las manos. ¿Estaba llorando? Por un momento su sensibilidad a las cosas. Hormonas. Embarazo. Acerqué mi silla a la de ella y la abracé de costado. Se aferró a mi cuerpo como si yo fuera su osito de peluche. Aún seguía llorando.
-Está bien, amor. - Sonreí y ella me miró. -Tengo algunos regalos para ti. ¿Eso te haría dejar de llorar? Quiero verte sonreír. - Ella asintió resoplando y secándose las mejillas. Aparté mi silla otra vez y nos quedamos frente a frente. Tomé el bolso de abajo de la mesa y la abrí.
-También tengo un regalo para ti. Pero te lo daré al final - Dijo Poché y sonreí asintiendo. Me sentía aún más feliz.
-Mira, este lo hice hoy... - Tomé una pequeña caja que estaba llena de papeles doblados dentro. La caja era colorida con dibujos de bananas que eran la fruta preferida de Poché. -Hay 60 papeles allí dentro.
-¿Qué hago con ellos? - Poché tomó la caja y la abrió analizándola.
-No puedes abrir ningún papel ahora. Mañana cuando despiertes, solo abre uno - Dije y ella arqueó las cejas sonriendo, pareciendo entender. -Todos los días abrirás uno y tendrás una frase para que me recuerdes y estés bien durante el día - Le expliqué y Poché no podía tener una sonrisa más grande. Parecía encantada. Era un regalo simple, pero al menos lo intenté.
-Gracias... ¡Guau! No imaginas lo feliz que estoy... - Cerró la caja y pude ver que estaba temblando.
-Hay otro aquí. Cierra los ojos... - le pedí y ella cerró. Tomé su mano y le puse la pulsera en su muñeca.
-¡Wow! - Exclamó mirando la pulsera de plata con varios colgantes.
-Déjame explicarte estos colgantes. Básicamente son cosas que me gustan de ti, o cosas que tenemos... - Tomé su muñeca y le mostré un colgante que tenía la forma de un pequeño micrófono. -Este micrófono es porque me encanta escucharte cantar. No lo haces mucho, pero tu voz me parece perfecta. - Giré el brazalete y tomé un colgante con la forma de un bebé y sonreí automáticamente. -Este es nuestro hijo o hija que aún no conocemos. Algo muy importante para nosotras. - Tomé otro colgante con la forma de una sartén y sonreí, Poché también se rio. -Este es porque... Eres la única persona que conozco que puede hacer girar el panqueque en el aire... ya sabes - Le explicaba y ella solo se reía. -La Torre Eiffel es el lugar donde soñamos visitar algún día... - Y por último tomé el colgante en forma de corazón y miré a Poché. -Y este corazón. Es mío... - Me miró y suspiré. -Ahora es tuyo.
-¡Dios mío! - Poché exclamó mirándome, sus ojos brillaban, llenos de lágrimas. Yo estaba sonriendo como una idiota, solo por saber que hice algo bueno para ella. Estaba feliz y quería transmitírselo. -Tú... Tú... ¡Guau! Eres una idiota...
-Y por último...
-¡Ay Dios mío! Hay más... Ya estoy temblando - Dijo Poché y no pude evitar reír. Saqué una cajita roja del bolso y Poché abrió grande los ojos cuando la vio.
-Quiero pedirte que uses esto... - Abrí la cajita mostrando los dos anillos dentro. Poché estaba estática. Miraba a la caja con los ojos muy abiertos. -No sé lo que seremos, Poché. Novias, esposas... No lo sé. Lo único que te pido es que seas mía. Que esto que tenemos progresará, que vamos a tener todo lo que soñamos y seremos felices como una familia cuando nazca nuestro bebé... - Esta vez mis ojos ardieron al pensar en Poché y en nuestro bebé, nosotros como una familia.
-Es interesante cómo puedes llegar a los lugares más profundos de mi alma con gestos tan simples - Dijo y tomó mi mano para poner el anillo en mi dedo anular derecho. -De una forma inexplicable te volviste especial por lograr despertar algo que otras personas no podían. Huye de entendimiento y de la razón porque no se trata de lógica, se trata de sentir. - Ella extendió la mano y puse el anillo en su dedo, yo estaba temblando mucho. Poché tomó mi mano entre las suyas y nuestros anillos se tocaron. Sentía algo extraño dentro de mí. Dios mío, estaba explotando de amores por esa mujer. -Generalmente no suelo enamorarme. Pero realmente te amo - Dijo Poché y sentí una lágrima caer por mi mejilla. Mi corazón latía a mil por hora. Era la primera vez que me decía que me amaba, con todas las palabras. Ella me amaba. Podía verlo en su mirada, pero era increíblemente agradable escucharlo de su boca.
-No sabes lo bueno que es escuchar eso. No tienes idea de cuánto te amo - Dije completamente tomada por la emoción. Sonreía, pero las lágrimas no dejaban de caer.
-Ahora te daré mi regalo... - Dijo hurgando en su bolso y yo asentí limpiando mis mejillas. -Cierra los ojos. Solo cuando te diga los abres - Pidió y cerré de inmediato. Tomó mi mano y puso algo de tela. No podía saber lo que era. Parecía ser de crochet.
-¿Qué es? - pregunté y ella se rio.
-Ya puedes ver... - dijo Poché y abrí los ojos al instante. Mi corazón comenzó a saltar en mi pecho. Mis ojos se llenaron de lágrimas.
-¡Oh Dios! - Dije analizando los zapatitos azules que Poché me puso en la mano. -¿Tendremos un niño? - Pregunté y Poché sonrió asintiendo.
-Lo supe hoy y quise hacerte esta sorpresa. Estoy tan feliz - Poché hablaba y yo solo podía pensar en mi hijo. Un niño. Era tan bueno saberlo, me sentía más ansiosa por conocerlo, ya quería tenerlo en mis brazos. Mi chico.
Después de un rato hablando, pagué la cuenta y fuimos al auto. No paraba de decir lo feliz que estaba de saber el sexo del bebé. La forma en que me lo dijo fue muy linda. Estaba tan enamorada de ella y de mi hijo.
-Él debe estar sintiendo tu felicidad porque eso se está moviendo así - dije mirando rápidamente el vientre de Poché mientras conducía. El bebé estaba agitado y su barriga se estaba moviendo mucho. Poché sonreía, divertida por las patadas que daba el bebé.
-¡Dios mío! ¿Ya quieres salir de ahí, hijo? Te amo tanto, no puedo decir cuánto... Sí, también quiero saber cómo eres... - Poché le habló al bebé en su vientre y yo sonreí. No podía estar más feliz viendo todo ese amor que le tenía al bebé. Poché ya había pensado en abortar y ahora lo amaba. Eso era más de lo que podía soñar.
Seguímos dándole atención al bebé en su vientre, hasta que se cansó de moverse dejando triste a Poché. El tráfico estaba imposible debido a un accidente de tránsito y vi que llegaríamos tarde a casa. Miré a Poché y ella estaba callada mirando el anillo en su mano. Puse mi mano sobre su muslo y me miró. Sus ojos en los míos, nuevamente fueron bajando de esa maldita manera que hacía que todo mi cuerpo se estremeciera.
-¿Por qué parece que tu polla se pone dura todo el tiempo cuando estás a mi lado? - Preguntó y miré el camino. Quise gritar porque era jodidamente hermosa, pero me contuve.
-No está dura...
-Estás con estos pantalones que ni siquiera son tan apretados y no puedo dejar de mirar todo ese volumen... - Dijo Poché y la miré, ella seguía mirando mi entrepierna.
-Tiene vida propia, Poché. No puedo controlarlo. Eres hermosa y... atractiva. A veces me pongo así, pero puedo controlarme - Dije tranquilamente tratando de controlarme, su mirada sobre mí me estaba excitando.
-Creo que te has estado conteniendo toda la noche. Puedo ayudarte si quieres... - dijo acariciando mi pierna y me tensé al mismo tiempo.
-Estoy conduciendo, Poché... Ah... ¡Joder! - Exclamé sintiendo el apretón que le dio a mi miembro. ¡Que maldita!
-Shhh... bebé. Presta atención al camino. Déjamelo a mí. Solo no choques el auto - Poché hablaba mientras desabrochaba mis pantalones y los bajaba. Tiró un poco de mis bóxers y tomó mi miembro ya duro en sus manos. Suspiré profundamente sintiendo sus dedos helados en ese lugar sensible. Para mi suerte, el tráfico estaba lento, de lo contrario definitivamente chocaría el auto. Mi polla vibró fuertemente cuando comenzó a masturbarme lentamente, podía sentir la sangre bombeando y mi polla endureciéndose a cada toque de ella. Comenzó a masturbarme rápidamente haciendo que mi cuerpo se agitara en el asiento.-Chúpamela... - le pedí ya completamente abrumada por el placer. Agarré la nuca de Poché y la incliné con delicadeza. Mi miembro se adentró en sus labios calientes y suspiré cerrando los ojos. Los abrí rápidamente tratando de conducir el auto, pero era casi imposible concentrarme con Poché chupándome con ganas. Me chupaba la polla tan fuerte que incluso me dio un pequeño dolor delicioso. Sentía su lengua moviéndose mientras mi polla entraba y salía toda mojada.
-Hmmm... - Poché gimió con mi polla en la boca y me estremecí sintiendo esa vibración dentro de su boca. Comencé a mover mi cadera metiendo mi polla más profundamente en su boca y ella se quedó quieta por un rato dejándome hacerlo. Estaba muy caliente. Poché comenzó a masturbarme mientras chupaba y lamía, volviéndome loca.
-Eso... joder. ¡Chupa! - Gemí sintiendo que mi vibraba haciéndome sentir una excitación inusual. Cambié su mano por la mía y me masturbé aún más rápido al sentir que mi polla bombeaba mi semen en su boca. Poché se levantó y me miró, sus labios estaban rojos y su largo cabello desordenado. Se pasó el dedo en la esquina de su boca capturando el resto de mi semen y lo chupó aún mirándome. Miró hacia afuera del auto y abrió grande los ojos, miré por la ventanilla del auto y un chico me miraba y sonreía asintiendo. No pude evitar sonreír cuando vi eso y salí con el auto de inmediato.
Finalmente llegamos a casa. Paré el auto y vi que Poché ni siquiera se dio cuenta, ya que permaneció el resto del camino hablando con alguien por el teléfono. Traté de ver con quién estaba hablando y sentí mi cuerpo calentarse de ira cuando leí el nombre de Lucy.
-¿Poché? - La llamé y ella hizo un sonido nasal. -Llegamos - Le avisé y ella se levantó para ver dónde estábamos.
-Wow, ni siquiera me di cuenta - Dijo y giré los ojos.
-Claro. La conversación con Lucy debe estar muy entretenida - Dije y ella me miró seriamente.
-No empieces.
-Poché, realmente no puedo aceptar que seas su amiga. Esto es absurdo. Ya se besaron.
-Absurdo es que me digas eso cuando eres amiga de tu ex novia - Poché dijo irritada y respiré hondo. No quería arruinarlo todo por celos. No quería que eso se convirtiera en una pelea. Tenía que hablar con tranquilidad.
-Ni siquiera le gusto a Matu. Y Lucy está enamorada de ti, siempre lo ha estado y lo sabes.
-¿Confías en mí? - Poché preguntó y suspiré.
-Confío en ti. Pero no confio en ella.
-Tienes que confiar en mí, no en ella. Soy tu novia. Y no dejaré de ser su amiga. Lucy siempre ha sido mi amiga y siempre ha estado conmigo. No voy a hacer eso - dijo Poché y respiré hondo mirando hacia adelante. Me estaba muriendo de ira. Sabía que las intenciones de Lucy era quitarme a Poché, no podía permitirlo.
-¡Esto es ridículo!
-Ridículo es tu amistad con Matu, tu ex. Y no me ves molestarte todos los días por eso.
-Lucy es peor - Dije apretando con fuerza el volante. Solo quería ver a Lucy ahora para aplastarle la cara.
-Matu es mucho peor. No sabes nada...
-¿De qué no sé, Poché? - Alteré mi voz y Poché arqueó una ceja. - Matu ya aceptó que no la quiero. Y tu amiguita tiene que respetar que estás conmigo. Matu no me falta el respeto, ni a ti...
-Matu es un ser humano horrible, Daniela. No lo ves porque le gustas y nunca te ha hecho nada malo. Solo los que han sufrido de su mano lo saben.
-¿Y qué cosa tan terrible hizo para que la odiaras tanto? - Pregunté y Poché suspiró. Siempre pensé que esto de Poché con Matu solo eran celos. Pero ahora podía ver que había algo más.
-Cuando tenía 13 años era un poco gordita, comencé a vomitar y tener resquício de bulimia. Fue así hasta los 15 años. Cuando nos mudamos a la nueva escuela, me uní a las animadoras y Matu era la capitana. Ella hizo de mi vida un infierno, hacía que todas las chicas se burlaran de mí diciendo que tenía sobrepeso, que no podía estar allí con ellas. Cuando perdímos un campeonato, ella y algunas chicas me arrinconaron en el vestuario y dijeron que perdimos porque estaba gorda. Me dijeron que salga y que solo volviera cuando tuviera el peso ideal. Y luego salí y nunca más pude dejar de vomitar después que comía. Fue un trauma para mí porque me hicieron sufrir mucho. Principalmente Matu. Y luego empezaste a salir con ella y fue aún peor - dijo Poché mirando hacia adelante, como si estuviera recordando ese horrible momento. Estaba sin palabras. El arrepentimiento de haber estado con Matu me golpeó fuerte. Esto no iba a quedarse así.
-Realmente no lo sabía. ¿Por qué no me lo dijiste? Te habría defendido, Poché...
-¿Defenderme? Quería saber defenderme sola, Daniela. Eras la menor, yo era la que debía defenderte. - Las lágrimas corrían por sus mejillas. -Lo siento. No estoy enojada contigo por haber salido con ella. No sabías de eso.
-Debería saberlo. Debiste habérmelo dicho - Dije sintiendo un profundo odio hacia Matu.
-No quise decírtelo. Lo siento mucho - Dijo Poché y abrió la puerta del auto. La vi entrar a la casa y volví a encender el auto saliendo de allí. No podía dejar que Matu le hiciera esto a nadie más. Haría que pagara por todo lo malo que le hizo a Poché.
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Adoptada(Adaptación Caché G!p)- Terminada
FanfictionMaría José es una adolescente popular, conocida donde quiera que vaya, pero tiene serios problemas con la bulimia, ella es la hermana mayor de Daniela, quien es adoptada. Debido a deseos inesperados y sucesos turbulentos, descubrirán que el amor que...