Capítulo 19

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DANIELA

Mi corazón latía a mil por hora. Tenía miedo de lo que Lucy podría decirme. Se veía tan confiada. ¿Poché le había dicho algo? ¿Tenía esperanzas de que tendría algo con Poché? Necesitaba saberlo.

-¿De qué demonios estás hablando? - pregunté y Lucy suspiró ruidosamente mirándome.

-Poché me dijo que estaba confundida con sus sentimientos - dijo Lucy y abrí grande los ojos. Me detuve a pensar por un momento. ¿Estaba confundida? No podía ser verdad. ¿Por qué estaría confundida si siempre se mostraba tan segura de sus sentimientos por mí? Eso no podía ser verdad.

-¡Estás mientiendo! - Exclamé sintiéndome nerviosa y Lucy se pasó las manos por el pelo impaciente.

-No es mentira, ¿ok? Poché me dijo eso y no sé lo que significaba. He tratado de apartarme de Poché varias veces y ella no me deja. ¿Qué quieres que piense? - Lucy hablaba y yo la miraba sintiendo que mi corazón se detuvo por unos segundos. Genial. Ahora yo era la que estaba confundida.

-Escúchame bien, Poché me ama - Dije tratando de creer en mis propias palabras. Me sentía mal y ahora también estaba confundida. -¿Crees que ella pasaría por todo lo que pasamos, crees que elegiría tener un hijo conmigo, sufrir prejuicios porque todos pensaban que éramos hermanas... Crees que elegiría eso si no me amara? - Le pregunté y Lucy me miró con lágrimas en los ojos. Esos solo eran pensamientos fuertes, mi mente me recordaba los últimos acontecimientos, dejándome más confiada.

-Tienes razón... - Dijo Lucy secándose las mejillas.

-Quiero que te alejes de ella...

-No puedo. Ella siempre va detrás de mí y no puedo soportarlo... - Lucy lloró aún más y sentí pena. Ella tenía sentimientos, sabía lo inevitable que era eso.

-Pensemos lo contrario... Si estuvieras con Poché y yo estuviera enamorada de ella, ¿te gustaría?

-Está bien. Me alejaré. Al menos hasta que esto pase - Dijo Lucy y respiré profundamente asintiendo. Salió de allí llorando. Seguí parada en el mismo lugar.

Al menos se alejaría un poco. Pero no podía sacar de mi cabeza lo que Poché le había dicho. Poché no parecía estar confundida con nada, eso me estaba volviendo loca. No sabría lidiar si Poché me dejara. Si ella iba tras Lucy tendríamos una seria conversación.

───────
POCHÉ

Estaba mirando mi cuerpo en el gran espejo del baño. Daniela ayudaba a secar mi cuerpo después de un baño. Suspiré pesadamente mirando mi reflejo en el espejo. Mi vientre había crecido mucho repentinamente y estaba asustada. Me veía gorda. Parpadeé rápidamente mirando a cualquier parte. Nunca podía mirarme en el espejo por mucho tiempo. Estaba muy consciente de que estaba completamente transformada.

Lo peor era que sentía a Daniela muy distante. Siempre parecía estar pensando en algo y solo quería saber en qué. Estaba segura de que Daniela también estaba sorprendida con mi transformación. Ya no le parecía bonita de esa manera, la entendía.

-¿Por qué te vas a maquillar? - Daniela preguntó mientras yo hurgaba en mi estuche de maquillaje. Empecé a pasarme algunas de ellas por la cara, quería sentirme bien de alguna manera. Ya no aguantaba más mi cara de sufrimiento. Lloraba cada diez minutos y tenía círculos oscuros debajo de los ojos. Necesitaba arreglar eso. -¿Poché?


-Daniela, déjame sola, por favor - dije un poco desesperada, sintiendo mi garganta apretarse. Me recogí el cabello en un moño tratando de arreglarme de alguna manera. Mis ojos ya ardían y Daniela estaba seria mirándome. -Puedes esperarme afuera.

-Sabes que no me iré de aquí. - Se acercó y me abrazó por detrás, llevando sus manos a mi vientre haciéndome estremecer. -Mira en el espejo... - Pidió y miré el reflejo de la dos abrazadas, ver eso me hizo sonreír. -¿Qué ves?

-Una mujer horrible y otra maravillosa - Dije y ella hizo una cara de indignación.

-¿Me estás llamando horrible? - Daniela preguntó y giré los ojos.

-¡Sabes que estoy hablando de mí! - Ella me abrazó con más fuerza, sonriendo.

-Mírate, mi amor. Estás cargando a nuestro hijo. Tu pequeño cuerpo necesita estirarse. Es un ser humano el que se está formando allí. ¿Ves lo increíble que eres? Le estás dando vida a nuestro hijo. - Besó mi mejilla y logré sonreír al menos en ese momento. Daniela sabía cómo hacerme sonreír, eso es seguro.

-Quería sentirme bien. Pero estoy odiando ver esto.

-Quítate este maquillaje. - Comenzó a pasar su mano por mi cara haciéndome sonreír. -Suéltate el cabello... - Soltó el moño y puso mi cabello hacia adelante. -Ahora respira hondo. Mírate en el espejo: ¿no te gustas? - Miré mi reflejo y, por increíble que parezca, parecía estar mejor. No solo en apariencia, sino en lo que estaba sintiendo. Daniela hacía que me sintiera especial. -No sé si te gusta, pero a mí sí. Eres la embarazada más hermosa que he visto y te amo cada día más por ser tan tú.

-Gracias por eso - Dije y ella me volteó hacia ella.

-No te sientas así. Eres perfecta para mí. Siéntete bien. No hay nadie en el mundo igual a ti. Solo tú tienes esa belleza única y maravillosa - Dijo analizando mi rostro, haciendo que me sonrojara. Honestamente, Daniela era demasiado buena para mí.

───────

-Eso... aprieta más... - Le pedí a Daniela sintiendo sus dedos masajeando mis pies. Ya no soportaba el dolor. Ya estaba con ocho meses de embarazo y juro que ya no podía soportar el propio peso de mi cuerpo. Mi vientre estaba enorme, mis pies estaban hinchados, mis piernas adoloridas, y me dolía la espalda. Todo lo que hacía ahora era estar sentada recibiendo los cuidados de Daniela. Siempre estaba agotada y Daniela también. Ella parecía estar agotada de tanto estrés por mi culpa y eso me ponía un poco sensible.

Daniela estaba extraña desde mis cumpleaños. Todavía me cuidaba y hacía todo lo posible por cumplir mis deseos, pero podía ver que estaba diferente. Parecía estar asustada de algo, no lo entendía. Daniela me había estado demostrando tanto cariño y sentimientos antes de la fiesta y ahora me sentía completamente rechazada. Solo quería saber lo que estaba pasando.

-Daniela, patéala - dijo Sebastián y Daniela se levantó para ir a buscar la pelota. Sebastián y las chicas estaban jugando con la pelota en el patio trasero mientras yo estaba sentada recibiendo masajes de Daniela.

-Si vuelven a tirar aquí ya no lo buscaré - Daniela se quejó y pateó la pelota, Paula corrió y pateó de vuelta. Mis ojos se agrandaron cuando Daniela cayó al suelo, la pelota había golpeado sus partes bajas. -¡Joder!

-¡Ay Dios mío! ¡Amor! - Intenté levantarme de mi silla para ayudarla, pero Paula me impidió.

-Quédate ahí, apenas y puedes caminar de esta pelota de playa - dijo Paula y me volví a recostar resoplando. -Dios mío, lo siento, Dani.

Adoptada(Adaptación Caché G!p)- TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora