Capítulo 15

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Daniela

Adoptada. Ok Daniela, eres adoptada. Un día fuiste uno de esos niños que visitas en los orfanatos. Fuiste abandonada como ellos. Tal vez era por eso que todos a mi alrededor me lo ocultaron, pero tenía derecho a saberlo, tal vez fuera más fácil descubrirlo con una conversación más tranquila y amena.

Todos lo sabían. ¿Por qué esconderlo tanto tiempo? ¿Por qué Poché me lo ocultó? Había miles de preguntas rondando en mi cabeza, todo estaba encajando. Mi padre me trataba con indiferencia, Lina me dijo que no había nada de malo en que sintiera cosas por Poché... ¡Eso estaba jodidamente mal! ¿Cómo pude ser tan tonta? Todos actuaron tan tranquilamente al saber lo que estaba sintiendo por Poché, todos sabían que ella no era mi hermana.

Pero todo lo que me intrigaba era: ¿Por qué ella actuaba de esa manera? ¿Por qué no me lo dijo después de todo lo que estaba pasando? Por Dios, estaba tan preocupada por ella y el bebé, siempre estaba en mi cabeza el hecho de que era mi hermana de sangre, temía que el bebé naciera con algún problema, que alguien intentara separarnos. Pero ella prefirió esconderlo. Prefirió dejarme pasar por todas esas preocupaciones. Prefirió hacerme pasar por idiota y mentirme todo este tiempo.

Tal vez por eso la amaba de otra manera, por eso estaba tan perdida por ella. En el fondo nuestro vínculo no era familiar, era algo más. Tal vez esta noticia no fuera tan mala, pero estaba decepcionada de ella. Me entristecía saber que un día alguien me dejó en un orfanato porque ser diferente. Por saber que mi padre me trataba tan mal por no ser mi verdadero padre. Quizás se arrepentía de haberme adoptado. No era una buena hija.

Me detuve por un momento y miré a mi alrededor. Llevaba más de una hora caminando por la acera de alguna playa. No había nadie en la calle. El efecto del alcohol en mi mente comenzaba a pasarme y el cansancio físico ya se hacía presente. Me senté en la acera tratando de organizar las cosas en mi cabeza. La situación actual era que quería estar sola y me había alejado bastante de donde estaban mis amigos, de donde estaba Poché.

Me golpeé la frente con fuerza, agachando la cabeza, ella debía estar aterrorizada. ¿Cuál era mi problema? ¡Poché estaba embarazada! No podía hacerle pasar por esto. Pero me sentía mal, Poché podía entender que necesitaba algo de tiempo ahora. Me levanté de la acera y volví a caminar, ni siquiera sabía dónde estaba, pero ya estaba empezando a sentir miedo de que todo estuviera desierto, solo unos pocos autos pasaban en el carril de al lado. Solo quería encontrar a alguien y preguntarle cómo haría para llegar a casa.

Escuché un gran ruido de neumáticos de auto a mi lado y casi salté. Miré con dificultad al auto y vi que era de Sebastián. Ni sabía si estaba triste o feliz. Vi a Poché bajar del auto completamente desesperada y venir hasta mí con su mirada asesina.

-Tú... ¡Hija de puta! - Se acercó y comenzó a golpearme en el brazo y el hombro. Continué seria y solo traté de esquivarlos. Poché estaba realmente enojada descontando todo sobre mí con esas palmaditas que parecían más picaduras de mosquitos.

-¡Vuelve al auto, Poché! Daniela está borracha. — Sebastián tiró de Poché por el brazo y por un momento sentí que fui abrumada por un odio devastador, solo por verlo tocar a Poché y aún querer alejarla de mí. Necesitaba controlarme. Estaba mareada, borracha y no pensaba con claridad.

-¡No la toques, hombre! - Tiré de Poché hacia mí y miré a Sebastián que también parecía estar enojado, pero no me importaba.

-Hey, hey - Paula bajó del auto con su famoso aire protector con Poché y la solté. No quería hacerle ningún daño y me estaba molestando ver que todos actuaban como si lo hiciera.


-Solo no quiero que ella se acerque a ti en el estado en el que te encuentras - Dijo Sebastián cuando Paula se acercó, parando al lado de Poché, que solo observaba todo con una mirada asustada. Ese aire protector de Sebastián con Poché me estaba cabreando, ¿quién se creía que era?

-¿Y desde cuándo decides quién se acerca a no a mi Poché? — Le pregunté y me acerqué un poco más a ella. Pude ver cuando Poché se estremeció por completo y respiré profundamente tratando de controlar el odio y la ira que consumía mi cuerpo a una velocidad inusual.

-Estás muy agresiva y no dudo que la lastimes - dijo Sebastián acercándose también con los brazos cruzados. Solté una risa irónica al ver que realmente me estaba enfrentando, una frialdad desconocida por mí en su voz. ¿Por qué estaba tan enojado? ¿Por qué estaba actuando así para proteger a Poché?

-Si no dejas de querer enfrentarme no es Poché la que saldrá lastimada de aquí - dije en un tono amenazante y Sebastián siguió mirándome así. Tenía una gran necesidad de reventarle la cara. No estaba pensando con claridad, tal vez fueran las miles de informaciones en mi mente, el alcohol, los celos. Todo se estaba convirtiendo en una gran bola de nieve.

-Sube al auto. Vámonos - Él dijo en un tono autoritario pero seguí parada en el mismo lugar. También debía estar muy borracho para pensar que podría darme órdenes.

-No quiero subirme a tu auto. Gracias - dije y él suspiró profundamente.

-Ok. No te seguiré insistiendo. Estoy harto de tus berrinches. — Sebastián se apartó de mi camino y fue hasta Poché nuevamente. -Vamos. Suban al auto, ¡ella no quiere ir! - Él la jaló y automáticamente avancé unos pasos hacia ellos y tomé el otro brazo de Poché.

-No la toques. ¡Ella se va conmigo!

-¡Por favor, paren! - Poché habló con su voz temblorosa y sentí mi corazón romperse. No quería actuar de esa manera, pero estaba demasiado enojada para tratar de ser racional.

-¡Daniela, contrólate! - Dijo Paula y no aparté mis ojos de Sebastián.

-Quédate aquí sola. Ella se irá con nosotros. - Sebastián agarró con firmeza el brazo de Poché y la solté yendo encima de él. Agarré el cuello de su camisa y lo lancé fuertemente contra la puerta del auto. Golpeó su espalda con fuerza y tomó mis manos mi mano tratando de liberarse. -¡Suéltame! Esto es lo que eres. ¡No la mereces y mucho menos a tu bebé! - dijo Sebastián y me quedé paralizada por un momento sintiendo que mis ojos casi estallaban de tantas lágrimas. Mi cuerpo calentándose y sus palabras girando en mi cabeza. Sin pensar y en un impulso traté de golpearlo en la cara, pero el maldito lo esquivó, haciendo que mi puño atravesara directamente la ventana del auto. Solo escuché los grititos asustados de las chicas que estaban adentro.

Me aparté rápidamente de Sebastián y me llevé las manos a la cara. ¿Qué demonios estaba haciendo? Estaba actuando exactamente como le prometí a Poché que no actuaría. Sebastián tenía razón, no la merecía.

-¡Que mierda, Daniela! ¡Que mierda! - Sebastián se acercó y no entendí nada cuando se sacó su camisa frente a mí.

-¡Levanta la mano! - Paula levantó un poco mi brazo y lo miré, la sangre goteaba de mi puño, había un corte largo y profundo. Sebastián tomó su camisa y lo ató a mi mano. El apretón me hizo gemir de dolor y solo entonces comencé a sentir ese latido jodidamente fuerte.

-¡Dios mío! Está sangrando mucho — Poché se acercó tomando mi brazo para mantenerlo en alto. Estaba un poco aturdida y no podía moverme bien. Era como si estuviera en un estado de shock.


-Cálmate, Poche- Dijo Sebastián y puso una mano sobre mi espalda, guiándome con calma hacia la puerta de enfrente del auto donde había roto el vidrio. Abrió la puerta y trató de quitar los fragmentos que estaban en el asiento. -¡Vas a estar bien! ¡Te llevaré a un hospital! - dijo Sebastián tranquilamente y me guió hasta el asiento. Me senté y me quedé como una débil mental mirando el tablero del auto. Dios, ¡era una idiota! Hacía toda esa mierda y ellos aún me cuidaban. ¿Qué mierda tenía en la cabeza? Las palabras de Sebastián no salían de mi cabeza. Realmente no la merecía a ella ni a mi hijo.

Estuve completamente paralizada por todo el camino hasta el hospital. Nadie habló con nadie. Todos parecían tener miedo de decir algo. Realmente debería parecer un monstruo cuando estaba nerviosa, ¿pero ellos podían entenderme? Me acababa de enterar de que era adoptada. No es algo normal que escuchas todos los días. Tenía una sensación de rechazo y solo quería que pasara.

Llegamos al hospital y entré con Sebastián, las chicas se quedaron esperando en el auto, porque Poché no se estaba sintiendo muy bien, pero acababa de dormir. Estaba preocupada por ella y por mi hijo, quería irme pronto. Por suerte fui atendida rápidamente. Se necesitaron nueve puntos para cerrar el corte en mi mano. Salí de allí con una maldita venda apretando mi mano haciendo que la herida latiera. Sería castigada por esa mierda por algunos días.

-¿Quieres que la lleve a la habitación? — Sebastián se refirió a Poché que estaba durmiendo en el asiento trasero del auto. Las chicas acababan de entrar y solo estaban allí Mario, Sebastián y Paula.

-N-No. Déjamelo a mí - dije mirando a Poché y recordando que mi mano estaba jodida.

-Daniela... - Sebastián me llamó de nuevo y me volteé hacia él. —Te respeto y respeto a Poché como si fueran mis hermanas. Solo no quiero que se despierte, volverá a ponerse nerviosa y eso no es bueno para ella - dijo Sebastián tranquilamente y en voz baja como si quisiera que solo yo lo escuchara. -Perdóname por no haber sido paciente hoy y haberme enojado tanto al punto de decir que no merecías a Poché y al bebé. Solo fue un momento de ira. Eres una de las personas más increíbles que conozco. Perdóname.

-Ok. Yo también lo siento. - Asentí dándole un asentimiento para que tomara a Poché del asiento. La levantó en sus brazos y me quedé observando cada uno de sus movimientos. Sentí mi sangre calentarse cuando Poché abrazó su cuello, pero me contuve. Ella solo estaba durmiendo. La llevó a la habitación y volvió.

-Dejaré a Mario en casa... - dijo Sebastián mirando a Mario de una manera extraña. Paula comenzó a reírse de ellos y yo tampoco me controlé. ¿Quién diría Mario y Sebastián? -Voy a dejarlo en su casa y me iré...

-¡Travieso! - dijo Paula dándole un pequeño empujón a Sebastián. -Cuando termines de chupársela, vuelves a casa.

-¡Misericordia! - Mario se golpeó la frente negando con la cabeza mientras Sebastián reía. Los dos finalmente se fueron y entré en casa con Paula. Iba directamente a la habitación de Poché para dormir con ella, pero Paula me impidió tomándome del brazo.

-Sé que esas informaciones deben estar vagando por tu cabeza y haciéndote mal, pero Poché no tiene la culpa. Déjala ayudarte, intentará hacer todo lo posible por estar a tu lado porque le gustas. Así que hazlo fácil, hazla sentir bien cuando despierte... - Dijo Paula y asentí. Me abrazó y la apreté con fuerza. Paula tenía razón. Le prometí a Poché que estaríamos juntas en esta, y estaba tratando de cumplir mi promesa.

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-¿Daniela? - Escuché que alguien me llamaba y fui abriendo los ojos con dificultad. Era Paula. Miré a mi alrededor y vi que estaba en la habitación de Poché, pero ella no estaba en la cama. -¡Hey! ¡Despierta!

Adoptada(Adaptación Caché G!p)- TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora