Capítulo 17.

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Dax

Habíamos salido de la fortaleza apenas unas horas atrás y yo no podía estar más feliz de estar afuera. Aunque este lugar no fuera precisamente el mejor de todos me conformaba.

Además tenía a mi lado a Devon, no podía pedirle nada más a esta jodida vida.

Nos estábamos alojando en un pequeño motel a las afueras de la ciudad. No queríamos estar en el centro de Hell, era peligroso, más que nada para ella que todavía tenía que procesar muchas cosas.

Con dos dedos cogí la cortina llena de polvo y la hice a un lado. Miré hacia afuera y observé. No había nada ni nadie. El estacionamiento del lugar estaba solo, a excepción de los pocos coches aparcados abajo. La lluvia caía recia en el pavimento.

—¿No vas a cenar?

Su voz me hizo voltear a verla.

Cerré la cortina y me di la vuelta. Ahí estaba mi pequeño sol. Sentada en la cama con las piernas cruzadas y una gran y jugosa hamburguesa entre las manos.

La primero que hicimos al salir fue comprar comida y algo de beber. Después venimos a este lugar. Axel dijo que era seguro. Yo lo dudaba.

—No me acostumbro a estar afuera —suspiré y me acerque. Me senté a su lado y le di una mordida a la hamburguesa, era grasienta y tenía carne, o quería pensar que eso era carne.

Se sentía tan bien con cada mordida que le daba. No había probado algo tan rico en tanto tiempo.

—Puedo sentir todo lo que piensas.

—Yo también siento todo lo que piensas, lo que sueñas, lo que deseas.

—Debes pensar que soy una tonta —se encogió de hombros.

—No pienso eso, mein leben, al contrario.

—Son sueños tontos, como si algo así pudiera pasar en Hell.

—En las montañas sí —me miró —. Una vez fui con mi papá a las montañas, hay un lago y una cabaña. Todo es verde ahí, así como lo sueñas.

—Dime más —me miraba, curiosa.

—Las montañas cubren todo, hay muchos árboles, con copas frondosas, los animales corren libres por los prados. El agua es la más cristalina que yo haya visto en mi vida. La neblina cubre las puntas de las montañas y por las mañanas hasta el suelo hasta que sube y deja ver el sol.

—Eso suena hermoso —suspiró —. ¿Algún día me vas a llevar ahí?

Dejé la hamburguesa sobre la cama y cogí su mano.

—Cuando todo esto acabe, mi amor, te voy a llevar ahí y seremos felices así como en tus sueños.

Mein leben: mi vida.

SALVAJE (COMPLETO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora