SALVAJE (COMPLETO)

Capítulo 2.

Ira.

Dax

Mis manos se volvieron puños. Sentía la imperiosa necesidad de ponerme de pie y entrar a esa celda y dejar salir a la bestia salvaje que yacía atada dentro de mí.

Escuchaba los gritos provenir de la celda, el llanto, el dolor que surcaba todo su cuerpo y salía de ella. Por más que me cubría las orejas escuchaba todo aquello y quería salir corriendo y...podía escuchar cada uno de los pensamientos que la embargaban ese momento y fue verme a mí cuando llegué a este lugar.

—No puedes hacer nada —dijo Bee, entrando a mi celda.

Aquello no era una habitación como tanto Axel repetía, era una maldita celda donde nos tenían presos.

—Lo voy a matar, Bee, te juro que lo haré.

—¿Por ella? —sentía la ira irse disipando poco a poco.

—Por todas las chicas de las que se ha aprovechado.

Los azotes no se detenían y mi yo salvaje estaba a nada de explotar dentro de mí.

—Es una chica más, Dax —se sentó a mi lado y puso su mano encima de uno de mis puños.

Ella decía eso porque no sentía lo que yo estaba sintiendo en ese preciso momento.

Escucharla pedir clemencia me estaba destrozando por dentro, como si lo que le estuvieran haciendo fuera empleado en mi cuerpo.

—Te juro que cuando acabemos con este lugar los vamos a matar a ellos también.

Una sonrisa de satisfacción se dibujó en los labios de Bee y sus ojos tomaron un color ámbar felino. Esta era su habilidad, o la que ellos le habían implantado. Era como un león salvaje que quería arrasar con todo a su paso.

—Cuando salgas de aquí no faltará mucho para que podamos ser libres.

Suspiró.

—¿Qué vas a hacer cuando eso pase? Yo me voy a ir de Berlín, quiero recorrer el mundo y ser libre, lo más libre que se pueda.

Sé que ella hacía esto para que yo no saliera en busca de Devon y matar al malnacido que en este momento le estaba pegando.

—Nunca había pensado que un día sería libre.

—Pues ese día está más cerca de lo que tú crees, pero no te metas en problemas, menos por ella.

Sentenció.

Debía hacerle caso y seguir con las recomendaciones que me pedía, pero no, estaba claro que si las cosas seguían así iba a desobedecer y que pasara lo que tuviera que pasar. Si me metían a ese laboratorio lo iba a soportar todo, no podían hacerme más daño porque yo ya estaba roto y no quedaba nada del niño que entró a este lugar. Ellos habían acabado con todo lo bueno que yacía en mí y solo quedaba un cascarón vacío.

Iban a tener una puta guerra de la cual les iba a costar mucho levantarse porque acabaríamos desde sus cimientos con este lugar donde ya no iban a experimentar con nadie ni tampoco a usar a nadie más para sus fines asesinos.

Nunca se imaginaron que tenían al enemigo cerca y que lo habían estado alimentando de odio y rencor. Cuando reuniera a todos se iban a arrepentir de haber abierto este maldito lugar y lo harían mucho más por traernos aquí.

Iban a pagar, yo les haría pagar todo.

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