Capítulo final.

2.8K 256 42
                                    

Devon

Han pasado unos años después de la tragedia en aquel lugar. La Fortaleza cayó esa noche y con ello pudimos salvar muchas vidas. Hell dejó de existir y ya nadie hablaba de lo que fue antes de cambiarle el nombre. Sus gobernantes no querían que nadie recordara aquella tragedia donde habían muerto muchas personas y se dio a conocer la porquería que había dentro. Hell pasó de ser el lugar horrible para dar paso a una hermosa ciudad con hermosas vistas, atractivos turísticos y personas que no sabían nada del pasado de ese lugar.

Cientos de años tuvieron que pasar para que Hell fuera olvidado, pero no importaba cuantos años pasaran, yo siempre iba a recordar lo horrible que fue estar ahí y ser víctima de los experimentos de ese mal hombre, que para mi buena suerte murió junto a todos los que nos hicieron sufrir tanto.

Pero Axel no murió, él siguió haciendo lo mismo y hoy la Fortaleza está en pie pero ahora como un lugar donde se entrenan a asesinos profesionales y de donde han salido muchos más como nosotros, pero sin poderes ya.

Vivía lejos de la ciudad y de toda la humanidad, era difícil pero debía adaptarme a esto, así como lo hice en todos estos años en las montañas, así como Dax me lo prometió.

Viví muchos de los acontecimientos, guerras, epidemias, muertes y mucho más. Viviría mucho más porque este era mi destino, no podía morir y a veces creía que era una maldición pero otras más era mi destino, porque así tenía que ser.

—¿En qué piensas? —sus manos rodearon mi cintura y me atrajeron a él.

Su pecho se pegó a mi espalda.

—En todo y nada —suspiré. Mirando las hermosas vistas que tenía frente a mí.

Hermosas montañas cubiertas de nieve, con frondosos árboles llenos de hojas verdes y ramas. Frente a nosotros había un río con agua limpia y dulce.

—¿En todo y nada, eh?

—Hemos pasado años aquí, Dax, lejos de la civilización, solos tú y yo.

—Y eso me gusta —apoyó su barbilla en mi hombro —. ¿A ti no te gusta?

—Lo amo —sonrió.

Me di la vuelta sin soltarme de su agarre.

—¿Quieres ir a la ciudad? No sé, podemos ir a un restaurante, ver una película e ir por un café —subió su mano a la altura de mi mejilla y con dos dedos cogió un mechón de mi cabello para pasarlo detrás de mi oreja —. Tenemos una eternidad, Devon, y quiero estar contigo siempre.

—Yo también te amo —lo atraje a mí con mis manos en el cuello de su camiseta.

—Cada día eres más fuerte —sonreí.

—Tú me has enseñado como serlo —levantó una ceja.

—Y te puedo enseñar muchas cosas, meine liebe.

FIN.

SALVAJE (COMPLETO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora