Capítulo 2

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Peter.
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Sábado por la noche y este lugar está medianamente ocupado, a mi alrededor no hay más de 8 personas cuando la capacidad de este es casi bordeando las 30 ¿Cómo es esto posible? Pues gracias al cartel que está en la entrada "Fuera de servicio", sólo unos pocos sabemos que no es así. New York es un lugar lleno de gente y lugares donde puedes estar realmente solo no hay, salvo por este. Un bar olvidado que no desea ser frecuentado.

—Lo siento, ¿Podrías darme lo más fuerte que tengas? —pregunté tratando de desviar su mirada.

—Define "fuerte" —dijo volteando a ver las botellas—. ¿Buscas olvidar momentáneamente algún amorío o ya no te aguantas a ti mismo? —bromeó—. En caso de ser el segundo agradeceria que me dieras un número de contacto o luego no podré sacarte de aquí. —Sonrió mientras sacaba un vaso de debajo del mueble y entre sus manos limpió la superficie de este con un paño seco para dejarlo frente a mí.

—No planeo beber más de un vaso o dos —contesté dudoso—, estaré bien con ello.

—Entiendo, sólo queda prohibido la violencia dentro de este lugar. —Miré a mi alrededor y reí sarcásticamente para mí ante lo dicho ¿Buscar pelea con personas que están igual o peor que tú? ¿Tendrán ánimos para ello? Lo seguí con la mirada mientras se dirigió a la repisa, tocó una por una tratando de seleccionar la que mejor creía y volvió a hablar —. Entonces.. ¿Qué tan intenso es tu dolor?

—¿Viste Titanic? Pues yo soy la banda y mi vida es el barco...

—¿Te acabas de comparar con Titanic? Chico, te equivocaste de bar. —Soltó una risa alegre y bajó una botella para rellenar el vaso con un líquido color miel.

¿Alguna vez te mencioné que tus ojos tenían el mismo color que ese trago que solías beber con frecuencia? Eran como el Whisky, varias veces me pregunté si anterior a ese periodo (en donde te perdiste en el alcoholismo) ¿Tus ojos tenían el mismo color? o ¿Eran un tono más oscuro? ¿Es posible que fueran cambiando con el trago al igual como lo hizo tu personalidad? Cuántas veces no te vi perdido ante este trago que tengo hoy entre mis manos. Pues... muchas.

Aquel hombre apartó la vista de mí y fue a atender a otra persona que había llegado, me tomé unos segundos meditando si debía realmente estar allí. ¿Te molestaría verme aquí, por mi propia cuenta? Seguramente sí, lo siento. Llevé hasta mis labios el vidrio que contenía el líquido, dejándolo pasar a través de ellos.

Es curioso... Antiguamente esta solía ser conocida como "agua de vida" según su origen... En la edad media los alcoholes destilados en abadías y monasterios eran considerados un medicamento excelente, pero por otro lado tú no lo consumías como lo haría un pueblo en ruina. Esto no funciona para heridas internas, sólo físicas. Por más que quisieras sanar por dentro esto no te iba a ayudar, es ridículo. Pero estoy haciendo exactamente lo mismo que tú, busco consuelo en algo que no hace más que quemarme por dentro.

—No quiero ser un entrometido, pero ¿Estás bien? —me interrumpió.

"Para nada, estoy del asco." Recuerdo haberte preguntado lo mismo en diferentes situaciones y tu respuesta solía ser la misma, pero no hacías que se viera de esa forma... al final siempre terminabas la oración riendo.

—Sí, sólo no estoy acostumbrado a esto — dije agitando el vaso, revolviendo el destilado en mi mano, el hombre de ojos azules detuvo mi acción y colocó hielo dentro de él. Seguramente para aligerar su contenido.

—La verdad, luces terrible... y mojado —volvió a hablar examinándome.

—Gracias por la honestidad ¿Venía incluida con el trago? —pregunté girando los ojos en otra dirección—. No quiero sonar desagradable, pero no estoy en mis mejores días —añadí tomando lo que quedaba dentro del vaso hasta terminarlo.

MysterioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora