Capítulo 11

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Peter.
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Dicen que uno siempre vuelve al lugar donde fue feliz, a los viejos sitios donde amó la vida.

Volví al departamento frente a "East River", caminé desde Hell's Kitchen hasta aquí sólo porque sí. Entré usando la llave de siempre esperando sentirme resguardado en él, más confortado, pero vaya error que cometí.

El lugar es muy común, bueno... nunca tanto como el departamento donde estoy con May, pero esto está muy lejos de las extravagancias que le gustaban a Tony. Siempre me sentí cómodo aquí, pues tomó en cuenta mi sencillez y buscó algo a lo cual podría llamar como "nuestro lugar", el cual ya no siento así.

Parece abandonado, no hay luces prendidas ni vida en él a excepción de la mía que contempla todo desde el marco de la puerta. Ni parecido a lo que antes podría llamar "hogar". No ha pasado mucho desde que me fui de aquí, puedo sonar como un exagerado, pero los días se están volviendo muy largos, el tiempo no avanza y todo se vuelve tan "eterno". De tantas cosas que me gustaría que lo fueran, esta no es una de ellas.

Encendí las luces desde la entrada para contemplar mejor el panorama, las paredes blancas se iluminaron dándome la bienvenida al lugar. Todo está exactamente igual,

la sala un poco desordenada y un tanto empolvada. Olvidé que había dejado las ventanas abiertas.

Llevé la vista a la mesa de la entrada donde estaba su libreta con experimentos, la cuál hace días dejé rasgada en el mismo lugar. En ella siempre estarán los apuntes y pensamientos más disparatados, solía revisarlas luego de que la dejaba a un lado para ver si podía aportar en algo a sus inventos o algo así y de vez en cuando me topaba con notas dedicadas para mí. Con nostalgia la tomé entre mis manos llevándola a mis labios para dejar un beso sobre la tapa y apretarla entre mis brazos, dándome ánimos para recorrer el lugar. Me dirigí directo a la cocina para preparar algo caliente, el frío del lugar llega a ser palpable, el alcohol ya no es una opción y el café tampoco o terminaré como un alcohólico deshidratado.

Con un té de hierbas en la mano volví a la sala para encender el televisor, no importa el canal en el que esté, necesito ruido en este lugar, necesito volver a sentirlo vivo, necesito sentirlo habitado como solía estar, pero es complicado, desde que él se fue es todo tan complicado. ¿Qué fue lo que sucedió? es algo que no quiero preguntar, sólo sé que no está y no volverá, puedo vivir con ello, no necesito saber más. Feliz se vive siendo ignorante ¿Verdad? mientras menos sepas sobre algunas cosas mejor.

Recorrí el lugar como si buscara algo, llegué a la habitación encontrándome con la cama deshecha, el ropero abierto de par en par con mi ropa tirada en el suelo, luce todo tan deprimente. Dejando eso de lado la vista a mi derecha es mucho más agradable. Un atardecer sobre la ciudad.

Dejé la libreta sobre la cama y en el velador la taza de té. Tomé desde el armario una de sus chaquetas favoritas para salir al balcón con ella puesta y allí me quedé un par de horas, sin mucho en mente, hasta que se hizo de noche.

Lo que más me gusta de este lugar es la vista, me encanta como la ciudad se refleja sobre el río y también como caen cálidas las luces amarillas sobre él.

Son cerca de las ocho y no tengo planes de volver, para evitar los regaños de esta mañana le envié un mensaje a May comentándole que pasaría la noche aquí, que no se preocupara.

Por suerte no insistió mucho sólo respondió con un "Lo entiendo, cuidate."

Necesito un tiempo de oscuridad para luego volver a ver la luz.

Este lugar está lleno de recuerdos, en su mayoría buenos, pero traerlos a mi mente no sé si sea la mejor idea, pues puedo seguir hiriéndome con ellos, por esta razón decidí dejar de divagar y desistir de ellos.

MysterioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora