Saliendo del bar volví a Queens.
Llamé a May para saber si estaría en casa, por suerte era su día libre. Me dijo que iba a preparar chocolate caliente y galletas de nuez; que no me demorara en llegar. Si alguien sabía lidiar con pérdidas era May.
Tardé un poco más de 30 minutos en transporte público. Es relativamente rápido, tomas el metro y bajas en calle Lower, caminas tres cuadras y una hacia el interior y frente ti estará el edificio amarillo con puerta de vidrio y marco blanco en donde solía vivir con mi tía.
Antes vivíamos en Forest Hills, pero después de la muerte de mi tío Ben (unos días después de haberme regalado el microscopio), el lugar se volvió muy grande para nosotros.
Recuerdo a May deambulando por toda la casa como si fuera un fantasma, constantemente le recordaba, en el lugar que estuviera... en la cocina preparando café, o en la sala viendo películas. Cada tarde cuando la despertaba del sofá me llamaba "Ben" y decía "Peter cariño, por un segundo me sentí en el pasado" secaba sus lágrimas con la manga de su chaleco y se levantaba con fingida energía del sofá a cocinar galletas de nuez. En ese entonces era un adolescente, no podía dimensionar cuánto estaba sufriendo, pero le veía en cada rincón de ese lugar y solía hablar mucho sola. Me dolió perder a mi tío, pero nunca me dolerá de la misma forma que a May.
Al final mi tía no podía costear ni mantener una casa de ese tamaño por su cuenta. Terminamos mudándonos a este departamento ubicado en Sunnyside. Nos costó aceptar el cambio, pero fue lo mejor, sobretodo para ella. De todas formas nos mantuvimos dentro de Queens, a May le gusta, es parte de su consuelo. Se quedó en el mismo barrio que había compartido con quién amó.
No como yo que trato de huir de Manhattan.
Resignado entré por el hall principal directo a los ascensores y marqué el piso correspondiente. Saliendo de él sentí el aroma a galletas, tenía la puerta abierta, seguramente las había vuelto a quemar.
—May, ya llegué —hablé desde la entrada. Miré la estancia y luego la cocina, el lugar no había cambiado en nada, las paredes aún eran color crema, los cuadros con fotografías seguían en sus mismos agujeros en la pared, el comedor junto a la entrada y frente a este el living a pasos de la cocina. Entré en ella y estaba discutiendo con el horno, en la estufa su receta casera de leche chocolatada con naranja y canela, le bajé el gas y ella me abrazó, apenas volteó a verme yo le correspondi hundiendo mi cabeza en su hombro.
—Hola Peter. —Besó mi mejilla y agregó. —¿Cómo estás hoy?
—Pues... aguantando —le respondí con la voz cortada, ella me apretó más fuerte como si tratara de contener mis emociones en sus brazos.
—Ve al sofá y espérame allí —dijo desprendiéndome de sus brazos y sacándome de la cocina como si fuera a causar algún desastre.
Hice caso a su orden, pero antes fui a abrir las ventanas de la sala para ventilar el lugar. Volví a la entrada a cerrar la puerta y me derretí en el sofá, a los minutos llegó May con una bandeja, dos tazones humeantes y un plato de galletas recién horneadas que dejó sobre la mesa de centro y se acomodó en el sofá junto a mi apagando el televisor encendido.
—Disculpa la humareda —dijo riendo—, quemé la mitad pero puedo jurar que las que sobrevivieron saben bien. —Tomó las dos tazas y me tendió una. —Estaba esperando a que me hablaras, no quería molestarte —agregó.
—Si, debí llamarte antes —le respondí dándole un sorbo al contenido caliente, le miré triste casi buscando confort en su mirada castaña y ella volvió a hablar.
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Mysterio
RomanceCon apenas 25 años Peter Parker estaba casado con Tony Stark y este tras un fatídico accidente fallece. Así es como Peter termina heredando toda la industria Stark junto con todos sus proyectos y problemas. Es por esto que Peter cae en un mar de emo...