Capítulo 19

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Peter.
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21:30 hrs.

—¿Por qué me traes aquí? —pregunté mirando el vacío bar— ¿Podemos estar aquí? pareciera que realmente está "fuera de servicio" —dije entrando al lugar.

—Tú querías hablar —dijo cerrando la puerta detrás de nosotros—. Y este es un buen lugar, es tranquilo y tenemos alcohol. No veo otra forma de que me hagas hablar sin él —dijo bromeando—. Además aquí hablamos por primera vez, no me imagino otro lugar para tener una buena conversación.

Desde mi lugar miré a Quentin quitándose su abrigo verde olivo, colgándolo cerca de la entrada, para luego ir en dirección a la barra y encender las luces del local. Lo seguí hasta donde me había atendido hace tiempo...

—Dime... ¿Qué quieres? —me preguntó mirando la repisa— Además de la paz mundial —añadió volteando a verme con una sonrisa.

—Lo que sea, pero no Whisky —le respondí acomodándome en el banquillo, cruzando los brazos sobre la barra—. Quizás una cerveza.

—Déjame ver que hay aquí —dijo revisando bajo el mueble—, te gustan las cosas dulces así que quizás esta te guste, es de arándano con maltas rubia y caramelo —dijo destapando la botella y dejándola frente a mí.

—Vaya, si eres un experto en esto, ¿Lo sabes con sólo ver el líquido?

—No, con sólo leer la etiqueta.

—Gracias —respondí avergonzado. Sintiéndome un tanto idiota la tomé entre mis manos para llevarla a mis labios, tras degustar volví a dejarla en su sitio—. Es un poco amarga y extraña pero no me desagrada.

—Hmm... déjame probar —dijo acercándose a mí. Extendí la botella en su dirección la cual hizo a un lado con una de sus manos y con la otra libre levantó mi mentón con sus dedos, acercando sus labios a los míos saboreando con descaro mi labio inferior con la punta de su lengua—. Hmm, a mí me fascinó.

—¿Entonces... puedo comenzar con el interrogatorio? —pregunté intentando ignorar el calor en mis mejillas.

—Lanza ya tus preguntas "compañero de laboratorio". —dijo relamiendo sus labios.

—Ahora sí es verdad —dije sonriendo—. La primera vez que entré aquí y me hablaste pensé que eras un entrometido, pero gracias a ese juego y el empeño que pusiste decidí darle una oportunidad a esa conversación.

—La primera vez que te vi pasar por esa puerta todo empapado quedé encantado de esa mirada de cachorro perdido.

—¿Entonces desde el principio tus intenciones fueron estas? —dije señalándonos.

—Quizás sí, un poco... pero sólo fue una idea pasajera. No creí que llegaríamos a tanto —dijo sin darle importancia—. Eres guapo, es normal que me provocaras ciertas "cosas".

—Por ciertas "cosas" te refieres a una ¿erección? —le pregunté mirándolo de reojo, mientras volvía a tomar la botella de cerveza— Vaya, no sabía que tus intenciones eran llevarme a la cama desde el primer minuto.

—No me saques de contexto —dijo mientras sacaba un vaso bajo del mueble—. Quería hacerlo pero luego de escuchar el caos de tu vida aparté esa idea. De todas formas no te acompañé todo este tiempo sólo porque quería escucharte gemir —añadió molesto, dándome la espalda para bajar una de las botellas de la repisa—. Cariño, ¿no tienes algo mejor que preguntar?

—¿No hay algo que tú me quieras contar? —le pregunté viendo cómo llenaba su vaso con vodka.

—La verdad, no sé qué decir.

MysterioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora