Capítulo 6

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Ambar:

Hasta que llega el día, durante toda la semana trato de acoplarme al grupo, incluso incluirme y en cuanto mi esposo, Kellan no desaprobó que trabajara con Logan porque no lo sabía, toda esta semana estuvo atareado de trabajo y problemas, que me dejo en un segundo plano y lamento decirlo, pero los mejores momento que tengo es cuando él está lleno de trabajo.

Al menos así, él se olvida de que existo y los golpes desaparecen en su totalidad.

—¿Un viaje?.—Tenía que hacerlo, no había forma que desapareciera durante una semana y él no lo notara.

Cuando me responde mantiene la mirada en los papeles de su oficina.

—Si son cuatro conciertos, uno cada día y los otros tres serán de práctica.

—Una semana.

Pone los ojos sobre mí.

—¿Y pretendes que acepte que estés lejos una semana?

Trago saliva y con timidez, le digo.—Por favor, Kellan, esta es una gran oportunidad...

—He dicho que no.

—Nunca te he pedido nada antes, solo esto..—El corazón me late muy rápido.—Ir podría abrirme las puertas y tal vez..

—¿No has escuchado lo que te respondí?.—Sus ojos me observan.—Te he dicho que no, no irás.. ¿Acaso eres tan estúpida para entenderlo?

Aprieto los labios.—Kellan, por favor..

Lo veo tensarse.

Sin miedo digo.—Mis padres, mis amigos..

Me observa sin comprender y no me detengo.

—Ya me has quitado todo.—Pronuncio.—No me quites esta oportunidad.

—¿Yo te lo he quitado todo..?

—Me despidieron por..

—Si te despidieron es por tu culpa. Tu puta culpa, Ambar—Me suelta.—Por andar de resbalosa con un hombre que no es tu marido y de no haber actuado así yo no hubiera tenido la necesidad de darle una lección a él y a ti por ofrecida.

—No estaba haciendo nada.

El ignora eso último.

—Dices que yo te lo he quitado todo, pero gracias a mi tienes esta vida.—Me suelta.—Disfrutas de todas estas comodidades por mí. Eres una puta desagradecida.

—Kellan...

—Tú decidiste quedarte conmigo, ahora no me eche la culpa de las decisiones que tomaste.

—Sí, tienes razón, es mi culpa.—Suelto y me observa sorprendido.—Porque pensé que había elegido bien, que escogí bien al hombre con el que debía casarme.

Pero...

—¿Acaso tienes algo que decirme?

—Tienes problemas de ira y violencia, Kellan.—Pronuncio y sus ojos me observan.—Y parece que eres el último en darse cuenta.

Los ojos se me llenan de lágrimas.

—Tal vez debí pararlo la primera vez, pero ya no lo soporto.—Las lágrimas caen por mis mejillas.—Me golpeas por cualquier cosa y sin que yo lo merezca.

—¿Te oyes? Claro que te lo mereces, por puta.

—Es exactamente eso.—Le digo.—No solo me dañas físicamente, también emocionalmente al punto de volverme inestable y ahora también has empezado a dañar a las personas a mi alrededor, Kellan. Tu me prohíbes tantas cosas y me cortas las alas... no es algo que ya pueda soportar.

Residuos de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora