Capítulo 3

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Ambar:

Los pies me duelen al llegar a casa y solo quiero quitarme los tacones, echarme en la cama y tomar una siesta.

Llego a la habitación y me quito los aretes, los dejo sobre la cómoda y Kellan entra a la habitación.

Se me acerca, me coge el rostro y comienza a besarme desde las mejillas hasta ir más abajo y hundir el rostro en mi cuello, deja mordiscos y le cojo la cabeza mientras mis ojos se cierran.

—Estoy muy cansada, Kellan..

Sus besos no se detienen.

—Cariño..

—Me dejaste solo.

El para y retira la cabeza de mi cuello, lo miro sorprendida y el coloca un mechón detrás de mi oreja.

—¿No crees que debes compensarmelo?

No digo nada y me quedo quieta, una sonrisa ganadora cruza los labios de mi esposo y  sus manos vuelven a tocarme.




(*)






—Kellan, ya termine.—Le aviso, pero el sigue moviéndose encima de mi.

Golpe y golpe.

Su erección entra y sale de mi sin control.

—Kellan, ya no puedo.

Cállate..

Los ojos me pesan y la entrepierna comienza a dolerme.

Necesito que pare.—Cariño, realmente no..

—Que te calles, joder..—Gruñe

Me sujeta el cuello con fuerza y con esa fricción, el dolor en ambas partes, el se corre en mi interior.





(*)




—No entiendo como es que aun no quedas embarazada.—Me dice Kellan mientras yace acostado a mi lado y su respiración se normaliza.

No le respondo.

—El problema debes ser tú.

Mis ojos se cierran.

—¿No vas a decir algo?

—Estoy cansada, Kellan.—Le vuelvo a decir, no se cuantas veces le he dicho eso hoy y aun así.—¿Podemos dormir?

Pedir permiso, a eso me he reducido.

—Eres la mujer más jodidamente aburrida.—Me dice y me trago el dolor que me afectan sus palabras.

Me da la espalda y finalmente me deja descansar de otro día tortuoso a su lado.






(*)




Me aseguro de despertarme antes como todas las mañanas, saco el frasco que escondo debajo del colchón de la cama entre la madera de esta y lo vuelvo a guardar luego de sacar las tabletas.

Voy al baño y me apresuro porque usualmente, Kellan me atrapa a estas horas solo para coger conmigo en la ducha.

Cojo el vaso que dejo sobre el lavado todas las noches y lo lleno con agua, me llevo las pastillas a la boca y lo paso completo.

"No entiendo como es que aun no quedas embarazada"

No puedo salir embarazada.

Hacerlo resultaba estar  condenada y sin escapatoria, sabia que tener un hijo con Kellan significaba que quedaría atrapada a su lado para siempre, que el no me dejaría ir y aunque aun guardaba la esperanza de que el cambiara, nada era seguro.

Así que hacer esto era mi forma de proteger a ese bebe, al menos a el.

Escapar...

Y con ese pensamiento me di cuenta de algo, que una parte de mi quería escapar de el.

Pero igual que siempre.

Esa parte no hacia nada para lograrlo.





Hola...

Nuevo capítulo.

Y como ya explique, tuve algunos problemitas para actualizar, pero ya volví.

Y por cierto,  publique una nueva saga "Los Hijos de la Mafia"  y la pueden encontrar en mi perfil, son tres libros.

Nos leemos.

>>Yiemir.

Residuos de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora