Sirius

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Había pasado una maldita semana y Rose parecía realmente normal. De pronto me sentí algo aturdido pensando en eso. ¿Ella estaba ignorando lo que había pasado o estaba siguiendo al pie de la letra todo lo que le pedí?  Pues, claro Sirius, Rose es una buena chica que sabía como seguir las reglas.

Seguramente mi gruñido fue lo que espantó a esas niñitas de primero. ¿Que diría Harry si se entera? ¿Me mataría por haber mancillado a su favorita? ¡Merlín! ¡Pero si fue ella quien me besó primero!

¿Debía hablarlo con Albus? El era lo mas cercano a mi James que tenía, aunque para él, Rose era importante como si de una hermana se tratara. ¿Pero con quien mas debía hablarlo? Obviamente no con el platinado, con James junior, ni muerto. Con Lily Luna, ¡ni hablar!

Cerré mis ojos y me dejé estar un rato ahí en ese lugar. Hacía mucho que el bosque prohibido me era familiar y la tranquilidad de su silencio me hacía sentir como si todo en el mundo estuviera bien. Pero no era tan cierto. Había un sin fin de cosas en mi cabeza. Harry había enviado como regalo una escoba, la Thunderstruck Millenial la última en el mercado y la mejor. Aquello me causó un sentimiento tan familiar, me recordó a los gestos que tenía Fleamont conmigo, los que tenía mi tio Alphard. Mi ahijado estaba ocupando muy bien su lugar como mi ahora protector y de cierto modo me sentí bien. El era mi familia ahora y a pesar de todo, yo seguía siendo la suya.

Un perfume dulce me hizo sacar de mi paz en aquella tormenta que tenía en mi propia mente. Abrí mis ojos y me di cuenta que seguía solo. ¡Maldita sea! ¿Para que me besó? Me sentía tan mal, pero había una buena parte de mi que lo había disfrutado tanto. Albus me había dicho que Rose jamás habia besado a un chico. Pues su inexperiencia se notaba a leguas, pero había sido tan tierna que lo compensaba.

¿Puede alguien culparme de devolverle aquel beso? ¡Carajos! Había pasado tanto tiempo desde que había besado a una mujer y tenía que ser la condenada pelirroja quien fuese la primera.

Ahora que lo pienso mejor, le devolví el beso pero ella tardó un buen rato para darme aquella cachetada que aún me sigue doliendo. Condenadas pelirrojas, ¿todas serán asi de fuertes? Ni siquiera quiero comprobarlo, solo se que Rose podria defenderse a lo muggle y salir bien librada.

Rose me correspondió el beso y me acercó mas, por eso sonreí, aunque seguro fue eso lo que le sacó de quicio y me ha dado aquel putazo tan fuerte.

¿Que dirían James o Remus de mi?

Bueno, ella ha sido quien se te ha lanzado encima, aun tienes el toque, ¿eh? Eso seguro me lo diría James, mi amigo jamás me haría sentir tan mal como ya me sentía.

No puedes aprovecharte de tu actual condición para andar en tus viejos pasos otra vez. Rose es la hija de Hermione y de Ron, fuera de tus límites. Podria haber sido tu hija.

Pero no lo era. La vocecita de la razón de Remus esta vez estaba equivocada. Rose no era mi hija, ni cerca de estarlo. Era una hermosa jovencita y la quería, por supuesto que la quería. Fue mi primera amiga en este regreso de la muerte por mas extraño y poetico que sonara. Lo menos que habria imaginado es que me besara y aunque quería sacarle mas información de sus razones, yo le había pedido que olvidara todo aquello y sería hipocrita llegar y sacar todo a flote.

- Sirius, pasame los bubotuberculos - la voz de Rose me sacó de mi distracción por decima vez en el día, la clase de pociones jamás me habia parecido tan tortuosa. Supe que me estaba mirando porque se quedó callada y no se movió hasta que le di el tarro entero.

- No vayas a colocar lo que dice la instrucción - le dije de pronto y su mirada me dijo demente y ni hablar Sirius es la instrucción en menos de dos segundos - si colocas todo eso, tardará 20 minutos, si colocas 3/4 de lo que indica, solo le tomara 5 minutos y podremos agregar lo demás con tiempo de sobra - ella abrió su boca y rapidamente le interrumpí - y sí, tomará el color azulejo que dice en el libro.

Desde el Velo - Marauder's StoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora