Capítulo 9.1: Algún día mi Pegaso recordara que es Perséfone (por Hades).

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Me llego un recuerdo cuando me encontraba con mi esposa Perséfone. Estábamos en el inframundo, más exactamente en el invernadero que le mande construir. Ella cultivaba amapolas y yo estaba recostado en un camastro viéndola.

-Hades ¿puedes conseguirme claveles rojos? -dijo alzando la mirada hacia mí-

-sí, si es lo que quieres -expresé tocando una campanita-

Luego de un rato llego Pandora y preguntó al dar una reverencia:

-¿Qué necesitaban mi señores?

-Querida Pandora ¿podrías conseguirme claveles rojos? -dijo mi esposa-

-¡claro!, en un rato se los consigo mi señora

-gracias -dijo feliz-

Al marcharse Pandora, Perséfone se me aventó dándome muchos besos.

-¿Qué te pasa? -musite al faltarme el aire-

-gracias, gracias querido, eres muy generoso

-¡eh! -expresé desconcertado-

-perdona es que mi madre, mi madre casi siempre me mantenía encerrada, además casi no me dejaba cultivar flores de mi agrado, siempre eran las que ella me conseguía. Pero gracias a ti, puedo hacer muchas cosas, puedo conocer muchos lugares, conocer gente nueva

-Perséfone... -susurre triste-

-no, no te preocupes, gracias a ti mis pesadillas acabaron, gracias Hades -dijo al abrazarme-

-de nada -expresé alegre acariciándole su cabeza-

Mi hermana es una mujer muy obsesionada con su hija, es más, actualmente aun me sigue molestando que deje libre a mi amada. Obvio yo no la dejare, después de todo lo que me cuenta Perséfone, mi hermana no está loca, esta desquiciada. Sé que no es un bonito lugar, pero sé que ella está a gusto y sobre todo protegida de otros dioses.

Luego de unas horas alguien vino de visita al castillo.

-Mi señor Hades, mi señora Perséfone, siento interrumpirlos, pero aquí tiene unas semillas y unas flores de clavel que me dijeron -expresó con una reverencia-

-muchas gracias Minos, ¿se te hizo difícil conseguirlas?

-pues, digamos que tuve un problema con su hermana Despena -dijo al casquear la boca-

-¿ahora que te sucede Minos? Te noto un poco avergonzado -dije frunciendo el ceño-

-digamos que me gusto su hermana, señorita Perséfone -pronunció sonrojado-

-aw, lucha por ella, por mi está bien -respondió feliz mi esposa-

-ten cuidado con su madre, tenerla como suegra es una pesadilla -opiné bromeando-

-Hades -musito molesta mi esposa-

-otra cosa mi señor Hades, la señorita Athena viene a buscarlo se encuentra en su despacho -dijo mi espectro-

-¿a mí?

-sí

-¿Qué quiere Athena? -preguntó molesta mi esposa-

-no sé mi señora, con su permiso -dijo para luego retirarse-

Me levanté de mi asiento y comencé a bajar las escaleras de mi trono, Perséfone me detuvo diciendo:

-te espero en nuestros aposentos

-¡claro!

Al llegar a la habitación, salude a mi sobrina.

Olvidemos la guerra Santa, Parte 1. [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora