Capítulo 18: Juro que te mataré.

130 13 0
                                    

Tenma por fin se encontraba frente a frente con Sasha, Hades por su parte partió a su mansión con Pandora.    

-Hola Sasha... ¡no!, más bien hola diosa Athena     

-hola Tenma... o más bien diosa Perséfone -dijo la peli lila apretando su Niké1-

-sé qué te parece un poco extraño que recuerde mis memorias de diosa, pero quiero informarte que gustaría abstenerme de respuestas, además la verdad no estoy interesado en castigar a mi propia madre, pero si quiero saber del porqué de su comportam...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

-sé qué te parece un poco extraño que recuerde mis memorias de diosa, pero quiero informarte que gustaría abstenerme de respuestas, además la verdad no estoy interesado en castigar a mi propia madre, pero si quiero saber del porqué de su comportamiento 

-¿entonces intervendrás o no en la guerra? -preguntó el patriarca- 

-desgraciadamente, pero yo no la pienso castigar, creó que ese es deber de mi padre -miró tranquila a la peli lila- 

-Entonces esperemos contar con tu ayuda, querida hermana –dijo Athena- 

-¡claro!, por cierto, ¿quieres que te ayude con Sisifo?, por lo menos quiero eliminar el mal que mi madre hizo   

-sería una gran ayuda, por favor Tenma –dijo Atla- 

-otra cosa, no le digan a nadie mi verdadera identidad -recalcó serio- 

Ambos asintieron y regresaron a la zona central de la mansión.  Athena golpeo el suelo con su Niké1 provocando el desvanecimiento de toda la fachada de la mansión y la aparición de su santuario2.   

-Tenma ¿podrías venir conmigo? Por favor –dijo la diosa- 

-¡claro! -respondió para seguirla- 

Athena lo llevo hasta donde se encontraba Albafica, ahí el castaño se sorprendió al ver a uno de los "que había matado Hades". 

-¿Tenma? -dijo el peli aguamarina- 

-Albafica ¿Cómo es posible?   

-digamos que fue una trampa, así como el dormir a Asmita   

-¿mi pequeño Shaka donde esta?   

-aquí estoy padre –dijo el pequeño rubio al entrar al cuarto- 

-ven hijo mío, tú vendrás conmigo –dijo al cargarlo- por cierto, gracias Albafica, gracias por cuidarlo 

-de nada ¿por cierto?, ¿te puedo preguntar algo?   

-¡claro! Dime 

-¿sabes que es hijo tuyo? -dijo al susurrarle al oído- 

-sí, sé lo que hizo y sé que ustedes son mis hermanos, pero no por eso voy a deslindarme de mi pequeño, él no tuvo la culpa   

Albafica sé quedo boquiabierto ante lo que dijo el castaño, sin embargo, fue sacado rápidamente de su reacción. 

-Despena, me gustaría tener una charla más afondo contigo, y más que me enteré que por fin le hiciste caso a Minos, me tienes que contar todo..... ¡eh!, ¡eh!, -dijo al picarle las costillas- 

Olvidemos la guerra Santa, Parte 1. [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora