¿La vida siempre fue tan efímera? ¿Qué es mejor? ¿Obtener todo lo que quieres o luchar por ello? Estas preguntas se le cruzaban por la cabeza a la pequeña Jin quien veía a los ciudadanos bailar, divertirse, llorar y quejarse día y noche. Ella había decidido quedarse después de todo y los primeros días fueron divertidos, pero a medida que los días pasaban, todo se volvía muy repetitivo.
A pesar de esto ¿La vida no es así? Uno pasa días haciendo lo mismo una y otra vez, trabajar, comer, dormir y repetir. De igual manera, Jin quería más, quería hacer cosas más importantes, era mejor que estar en el orfanato, pero todo era monótono.
-Henry ¿Hay algo que me falta por hacer?- Le preguntó mientras reposaba en su trono. -Cierto, no hablas...- Añadió mientras veía a sus súbditos trayéndole comida.
Luego de comer, Jin se levanta de su trono para empezar a pasear por su mundo. Todo aquel que se cruzaba con ella, la saludaba como si fuera una auténtica reina ¿Pero de qué valía?
La chica caminaba como de costumbre por la villa hasta alejarse un poco pues decidió cambiar su ruta esta vez. Al adentrarse en el bosque de hojas violetas, encuentra un lugar abandonado en el fondo de la naturaleza. Aquel lugar no podía verse correctamente, estaba devorado por las ramas de las plantas. Esta apariencia igualmente, no le hizo retroceder, en cambio, se fue acercando poco a poco hasta que siente una mano fría en su hombro.
-¿Qué haces?- Preguntó Rin mientras la sostenía de su hombro.
-¿Qué es aquel lugar?- Preguntó curiosa. -Hay varios misterios en este mundo.-
-Es una falla en el lugar, es un lugar negativo.- La alejó rápidamente.
Como pasó con su criada, si a Jin no le das una razón lógica para no hacer algo, jamás te hará caso, por ende, esta respuesta solo despertó su curiosidad. Una vez volvió a su castillo, empezó a interrogar a cada ciudadano, pero cada uno le decía lo mismo "no sé" o "jamás he visto aquel lugar". Lo peor de todo, es que se negaban a ayudarla a volver, parecía como si el mundo entero le estuviera ocultando cosas.
Pasaron unos días desde el acontecimiento, no era tan fácil desobedecer lo que se le había dicho, al fin y al cabo, ella no conoce ese lugar ¿Quién sabe si en verdad el lugar era peligroso?
Un buen día, Jin ya no podía más. La ansiedad la carcomía y pareciera como si no hubiera nada allí, pero le daba curiosidad, demasiada curiosidad. La chica se sentía incómoda en su trono mientras Henry solo la observaba como siempre, sin decir ni una palabra.
-Henry... ¿Podrías llevarme al lugar que busco?- Preguntó curiosa. -Siempre obedeces lo que digo... no puedes negarte.- Añadió casi parándose sobre el trono.
Su acompañante solo gruñó como de costumbre. Era un guardia fiel y servicial pues nunca pudo negarle nada ni contradecirle en nada, sin embargo, en esta ocasión, parecía que que su naturaleza dócil se contradecía con su pedido. Jin, por su parte, empieza a dar saltitos de forma infantil mientras este sigue inerte a su lado.
La chica ya dándose por vencida, va a la biblioteca a ver si se puede encontrar información sobre el dichoso lugar. Como era de esperarse, no se encontró nada, sin embargo, empezó a leer otros libros que le llamaban la atención. Se detuvo a analizar quién o de qué se escriben estos libros. Era muy curioso porque las historias parecían ser conocidas por ella, algo cuando menos interesante. Los autores de las obras eran anónimos, pero ella sabía cada una de las historias como si las hubiera vivido, como si fueran, de hecho, memorias pasadas.
-¿Buscas un libro en específico?- Preguntó uno de los ciudadanos.
-¿No hay libros sobre este lugar?- Preguntó ojeando algunos libros. -Todos los libros ya me los leí.-
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Corazón de Hielo
FantasyJin, una niña huérfana, abandonada a su suerte en un orfanato, se sumergirá en un mundo fantástico para descubrir quién es en verdad y la razón de su estadía en un misterioso mundo de ensueños. Sin embargo, pronto descubrirá que aquella prisión de c...