Jin ahora se encontraba de nuevo en su ciudad natal, en su orfanato. Había despertado en su cama tal y como había venido ocurriendo usualmente, como si todo hubiera sido una lúgubre pesadilla. Ella se levantó e increíblemente, las demás personas podían verla, la ignoraban claro, pero al menos sabía que podían verla.
-Parece que solo fue un sueño, uno muy largo...- Se dijo a sí misma.
El día transcurría normal, como un día cualquiera, pero más temprano que tarde, ella notó algo inusual. Si se supone que ella llevaba enferma varios meses ¿Cómo es que nadie notó el comportamiento normal de Jin? Anduvo el día caminando como si no tuviera mayor complicación, pasó de estar días enteros en una cama para pasar a andar como una niña normal.
Jin siempre ha sido una niña muy lista por lo que era algo que no tardó en percibir. Pudo haber dicho algo, pero ¿Para qué? ¿De qué valía resistirse a esa realidad? Si aquella pesadilla era real, ella debía estar muerta y aquello probablemente era el más allá o algo por estilo, al menos eso fue lo que pensó en su inocente mente.
Pasaron semanas, meses, tal vez años; ella simplemente pasó de la constante incomodidad, la incomodidad de no pertenecer a ese mundo, a ser una niña cualquiera. Por fin era tratada como una chica normal, era lo que pudo haber querido, pero ¿A qué costo? ¿Es mejor vivir en una feliz mentira o una triste verdad? Además ¿Qué pasaría si luchaba por salir de su realidad? Ella no existía más, no es como si tuviera un hogar a donde ir.
-¿Necesitas algo más?- Preguntó una de las criadas.
-No, no realmente.-Respondió tan dulce como siempre. -Fenicia... ¿Qué se supone que es esto?- Se sinceró más asustada que aliviada.
-¿A qué te refieres?- Preguntó extrañada.
-¿Qué es realmente este lugar?- Se mantuvo ansiosa por su respuesta ¿Cómo podría reaccionar?
-Pues es un orfanato ¿Qué otra cosa sería?- Respondió acompañada de unas pequeñas risas nerviosas. -Bueno, es tu hogar también, sé que llevas muchos años viviendo aquí.-
-Sí, claro.- Respondió con una sonrisa fingida. -Bueno, no necesito más, está bien así.- Añadió haciendo que la criada se marchase.
Realmente ninguno sabe que es lo que está ocurriendo, viven en su realidad. Aunque supieran ¿Por qué habría de decirle? No es como si no pudiesen ocultarle la verdad. Tal vez la realidad no es tan distinta a esto, siempre se mira al mundo desde la perspectiva de cada persona, la realidad de uno es tomada como una realidad absoluta, al final ¿Desde qué punto de vista se debe mirar al mundo?
Solo había una forma de entender lo que estaba ocurriendo realmente. Armada de valor, la pequeña se escapa hasta el lugar de entierro donde supuestamente debía estar ella. Al llegar, se encontró con que aquel lugar no existía, no había nada, solo una desolada colina.
Desesperada por la situación, empezó a cavar de forma frenética con la falsa esperanza de hallar algo. Luego de llenarse las manos de tierras, entendió que era algo inútil, ella no estaba ahí. Se sentó dejando escapar amargas lágrimas de frustración que descendían por su bello rostro de porcelana.
-Estoy atrapada aquí.- Se resignó mientras observaba el sol caer. -¿Esta es la muerte entonces? Todo debe reiniciarse una y otra vez, la muerte es solo el comienzo de la vida y la vida el fin de la muerte.-
Al menos si iba a permanecer ahí, iba a hacerlo según sus reglas, al fin y al cabo, puede hacer lo que le plazca, a fin de cuentas, la muerte dará comienzo a una nueva vida.
Con esa premisa en mente, ella se dirige a la casa de su supuesto padre. Tras llegar al lugar, tocó la puerta para ser recibida por tan esperado sujeto.
-¿Jin?...- Dijo incrédulo.
-Después de tanto...- Respondió con una pequeña sonrisa en su rostro.
Tras ese conmovedor intercambio de miradas, el hombre empezó a deformarse monstruosamente en aquel ser abominable, Rin.
-Así no era como ocurrió, tú jamás conociste a tu padre.- Dijo en un tono inhumano.
-Estoy muerta ¿De qué vale eso ahora?- Preguntó enfadada.
-Cree un mundo para ti, pero lo rechazaste, te devuelvo a tus recuerdos y los cambias ¿Qué es lo que quieres?- Preguntó mientras el mundo en sí se disolvía.
-Quiero volver a mi vida.- Dijo entre lágrimas.
-Tú moriste, Jin.- Respondió ya cansado del tema. -Te estoy dando la oportunidad de al menos evadir el descanso eterno ¿Qué más puedes pedir?-
-¿Se supone que eso es algo malo?-
-¿Quedarte como un alma en pena rodeada de almas del montón? Eres mucho más que una simple humana, mereces algo más ¿Por qué me rechazas?-
-Porque no quiero estar atrapada en tu mundo, no quiero ser una simple marioneta.- Dijo en busca de algún consuelo por parte de este. -Déjame ir...por favor.- Le imploró.
-No sabes lo que dices. Tú y yo somos iguales, sabemos lo que es ser rechazados, apartados por ser diferentes, por ser únicos...- Se acercó a ella para limpiar las lágrimas de su rostro. -...Por ser mejores.-
-Solo soy una niña.-
-Eso es lo que tú quieres ver.-
Jin trató de alejarse, pero era inútil, estaban dialogando en la nada, en un espacio vacío, sin dimensión o tiempo. Rin la esperó mientras sus pensamientos volaban de aquí por allá. La idea de morir ¿Qué tan malo podía ser eso? Estar atrapada dentro de un ser así tampoco era una idea tan descabellada. Ambas opciones eran tirarse de cara a un vacío desconocido.
-Tu ganas, devuélveme a mi reino.- Contestó sin más.
-Sabia decisión.- Dijo para rearmar el mundo a como estaba en un principio. -Te esperaré en tu castillo para celebrar tu regreso.- Añadió para marcharse lejos del lugar.
El fantasma de su padre y su gigante amigo se le acercaron preocupados. Debieron haber pasado años luego de haber tocado la primer orbe.
-¿Estás bien?- Preguntó su padre para envolverla en brazos. -Cuanto lo siento, Jin.- Dijo quebrando su voz en un llanto.
-¿Eres tú en verdad?- Dijo abrazándolo entre llantos.
-Siempre lo fui, pero jamás pude verte, nunca supe quien eras en verdad.- Dijo separándose un poco de ella. -Este lugar es muy confuso, es un recuerdo, una dimensión... no lo sé con exactitud, pero al menos estamos juntos.-
-¿Qué sabes de este lugar?-
-Es difícil de explicar. Yo existo aquí por ser uno de tus recuerdos, el castillo en sí es tu mente, todo esto, es obra tuya.-Explicó de la manera más clara que pudo. -Estás atrapada en un bucle dentro de ti misma.-
-¿Por qué estoy aquí?- Preguntó aún más confundida.
-Debes ir al corazón de hielo, no puedo revelarlo todo.-
-Pero Rin...-
-Rin no tiene poder dentro de ti. -Interrumpió. -Eres tú la dueña de tu mente, es por eso que él no quiere que estés aquí, no tiene poder alguno en este lugar.-
-¿Y por qué no destruirlo?-
-Porque eso sería destruirte a ti. Él te necesita, pero no sé a estas alturas por qué.- Explicó levantándose junto a ella.
-¿Dónde busco el corazón de hielo? Lo mencionas constantemente.-
-El corazón de hielo es algo que tú misma debes averiguar ¿Alguna vez te preguntaste como los magos pueden entender y manejar la magia?-
-Jamás lo había pensado ¿Pero que tiene que ver conmigo?- Respondió con más dudas que respuestas.
-El mundo no es tan simple como se ve y es ahora momento de que lo entiendas.-
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Corazón de Hielo
FantasíaJin, una niña huérfana, abandonada a su suerte en un orfanato, se sumergirá en un mundo fantástico para descubrir quién es en verdad y la razón de su estadía en un misterioso mundo de ensueños. Sin embargo, pronto descubrirá que aquella prisión de c...