5. Familiar

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La joven despertó con los intensos rayos del sol impactando en su rostro. Parecía que por fin había retornado a su mundo. Se escuchaba el zumbido de los insectos y las hojas mecerse con el viento mientras una sensación de calidez invade a la chica.

-He vuelto... que extraño.- Se dijo a sí misma mientras se levantaba confundida del suelo. -Esperaba despertar en mi cama, no en un bosque.- Añadió mientras exploraba el lugar con su mirada. -¿Y dónde están todos?-

El lugar estaba completamente vacío, a pesar de ello, ella reconocía donde estaba. Sabiendo dónde quedaba su orfanato, se dispuso a caminar desde ese bello prado hasta llegar a la ciudad donde vivía. Todo parecía como de costumbre, la gente caminaba de aquí para allá sin hacerle caso. Pasando entre la multitud, finalmente llegó al orfanato. Es en ese momento donde venía el problema ¿Qué les diría a las criadas? Igualmente era mucho mejor sufrir un castigo que quedarse vagando por la ciudad.

Cuando llegó a la puerta, notó un caballero en la entrada, su armadura demostraba que claramente era un templario, un cazador de magos, por ende, era probable que estuviera buscando algún brujo o mago dentro del orfanato. La chica ,por su parte, se ocultó para poder espiar la conversación que tenía con la dueña del lugar. Era algo muy extraño, no hay magos en el orfanato, ni siquiera en la ciudad, por lo menos no que ella supiera. Por otro lado, ella no pudo oír mucho de la conversación, solo veía un aire de melancolía en cada gesto que hacía el extraño.

Al cabo de un rato, el hombre se fue del lugar  y, finalmente la oportunidad de la chica para entrar se hizo presente. Una vez tocó la puerta, se dio cuenta de que nadie atendió, tocó de nuevo pero el resultado fue el mismo, nadie le hacía caso.

-Que extraño ¿Pasará algo dentro?- Y se dispuso a ver por una ventana, pero todo parecía en orden.

Tocó la ventana esta vez... nada, no le hacían caso. Como no iba a darse por vencida, Jin trató de gritar el nombre de alguna criada, pero como era de esperarse, no ocurrió nada.

-No lo entiendo ¿Estarán ignorándome?- Se preguntó.

Muy para su suerte, la puerta no estaba asegurada, por lo que podría escabullirse dentro. Ella abrió la puerta y entró en el orfanato. Este se veía apagado, por lo menos más de lo usual, no habían niños de aquí y por allá, ni siquiera las criadas ¿Tan ocupados estaban todos?

Aprovechando la ocasión, la niña decide caminar hasta su cuarto. En el trayecto se encontró con alguno que otro huérfano, de los más jóvenes para ser exactos. Tal vez era por la corta edad, pero ningún niño se detuvo siquiera a verla. Una vez llegó a su habitación, notó que no se encontraba nadie en el lugar y era muy temprano para que anduvieran comiendo ¿Dónde podrían estar?

-Te dije que era mala idea.- Se escuchó la voz de Rin en la habitación.

-Déjame en paz, solo quiero volver a mi hogar...- Respondió más enfadada que asustada.

-Este ya no es tu mundo.- Añadió mientras se materializaba encima de su cama. -No te obligaré a volver pues tú sola volverás a mí, así que adelante, ve a buscar respuestas afuera.- Le sugirió confiado de su raciocinio.

-Bien, como quieras.- Respondió abandonando el lugar.

La pequeña caminó enfadada hasta la oficina de la dueña del orfanato. Una vez llegó a la puerta, notó que alguien más hablaba con ella. Jin intuyó que estaría en reunión por lo que sería imprudente entrar, pero ante el misticismo de la situación que atravesaba, decidió escuchar un poco de la misma.

Se escuchaban conversando de algo malo, de algo lamentable, eso fue lo que intuyó por el tono de sus voces. Jin decide salir impaciente del orfanato al no escuchar con claridad la conversación y a ver si, por casualidad, encontraba a alguien que le brindara respuestas. Caminando un poco, encontró la criada que siempre la andaba cuidando, la misma que le aconsejó alejarse de aquel mundo onírico. La llamó unas cuantas veces, pero no recibió respuesta por parte de esta.

Corazón de HieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora