18. Una Charla Amena

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Jin fue conducida dentro de aquella dimensión. Cuando su vista logró captar algo, se percató de que se encontraba en un lugar algo difícil de describir. Sus pies estaban sobre un terreno semejante al de un prado, había grama y flores, pero ni un árbol en el pequeño paisaje. No se encontraba un cielo en este lugar, solo se veía un espacio sin estrellas y/o planetas. Todo aquel vacío generaba insignificancia dentro de la chica, se sentía como un punto perdido en la nada ¿Qué podía ser aquella dimensión? Fuese como fuese, este lugar era el hogar de un ser muy curioso cuando menos.

-...¿Quién eres?- Preguntó la chica a su extraño acompañante.

Aquella... "persona" ... era anormal y perturbadora. Su cuerpo parecía estar completamente tapado por una larga túnica, lo único que sobresalía de este eran sus manos blancas y su rostro. La cara de este humanoide era inexpresiva, su piel era blanca como un papel, sus ojos eran completamente negros y anormalmente grandes, su boca estaba estancada en una pequeña sonrisa y carecía de orejas, cabello, arrugas o expresión facial. Se podría decir que su rostro asemejaba al de una máscara.

-Esa respuesta no puedo dártelo, puesto que, ni yo lo sé con exactitud.- Respondió sin hacer desaparecer la sonrisa de su rostro. -Debes de tener hambre ¿Quieres comer algo?- Tras eso, de la grama emergían frutas para la niña. -Tal vez lo que necesitas es descansar.- Le ofreció una cama formada por la vegetación del lugar.

-No necesito nada de eso... estoy muerta al fin y al cabo ¿No?- Vaciló -Pero creo que eso ya lo sabes.-

-En efecto, pero aun así puedes sentir, algo raro ¿No crees?- Le dijo con una extraña calma. -Por favor, come algo, estoy seguro que te hará sentir mejor.-

Jin decide hacerle caso a este monstruo y comió una de las manzanas formadas por su acompañante. La manzana era jugosa, sabrosa, perfecta; la chica escuchó cada segundo emergente de sus largas y lentas mordidas.

-De todos modos ¿Qué es estar muerto?- Le preguntó el ente mientras observaba inexpresivo a la chica.

-Es lo contrario a tener vida.- No le puso mucha importancia a su respuesta.

-¿Qué es estar con vida?- Volvió a preguntar.

-No lo sé... ¿Respirar?-

-¿Puedes respirar?-

Jin paró de comer por un minuto, dio un respiro y, en efecto, sus fosas nasales lograban aspirar el aire del lugar.

-¿Segura que estás muerta?- Añadió aquel ser.

-¿Estoy viva?- Ahora sí parecía estar interesada en hablar.

-No lo sé, depende a que llames estar "viva" o "muerta".- Se alejó un poco de la chica tras esa oración. -Acompáñame.-

Con sus blancas y huesudas manos, formó una pequeña ciudad en el suelo de aquel mundo. La ciudad tenía casitas, caminos, una iglesia, un palacio; era una ciudad como cualquier otra. Este pueblito no estaba vacío, muchas pequeñas personas vivían dentro de este lugar, unos vendían frutas, otros iban a rezar, algunos paseaban por las calles; hacían sus vidas como cualquier humano.

-La vida es algo tan efímero, para ellos, esta ciudad es todo lo que tienen...- Explicó observando con detenimiento a las personitas. -Para ti y para mí, esto es solo una simple maqueta.-

Luego de eso, empezaron a haber problemas dentro de aquel diminuto mundo. Los clérigos empezaban a recibir acoso de protestantes, otros peleaban por un hurto en algún puesto y algunos parecían pelear por la calle; en resumidas cuentas, problemas cotidianos de ningún lugar en específico.

-Tontos mortales, no entienden que sus vidas son insignificantes para nosotros.- Tras esas palabras, el ser empezó a aplastarlos con sus dedos, estos corrían y gritaban, pero él solo los mataba como moscas. -Eso es la vida, somos un pequeño grano de arena igual a muchos otros granos de arena en una larga playa.-

Corazón de HieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora