Prólogo, parte 2.

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- Papá no me va a hacer falta nada de lo que estás metiendo en la maleta.- le dice Bárbara a su padre que empieza a ponerse nervioso.- ¿Para qué quiero un flotador si vamos a entrar en el otoño? Mejor déjame acabar de meter las maletas en el coche, tú ocupate de llenar el depósito.

- Es que no estaré ahí para cuidarte Bárbara, y ya sabes que tengo la misma capacidad de orden que la tuya. No sé lo que podrás llegar a necesitar.- le contesta a su hija.

- Estará bien, yo cuidaré de ella como siempre, y ella cuidará de mí. ¡No le faltará de nada mientras yo siga en pie!- dije entusiasmada.

- ___ tiene razón, estaremos bien porque nos tenemos la una a la otra, y ya sabes que yo me adapto bien a cualquier cosa papá.

- Me fío de vosotras dos, ¿Ya está todo en el coche?

- ¡Si!- dijimos las dos al unísono.

- Pues entonces nos vamos chicas.

De camino al aeropuerto no podía esconder mis nervios, no sé que voy a hacer cuando baje del avión, no sé que cara poner ni cómo actuar. Porque allí han pasado demasiadas cosas, y lo peor que me va a ocurrir es que mi padre no estará allí para recibirme como lo hizo la primera vez. No quiero ponerme a llorar al no encontrar su cara sonriente en el aeropuerto, no quiero pensar en él cuando baje. Pero me conozco, y sé que lo haré, voy a llorar y me voy a poner nerviosa.

Tendría que haber sido más cariñosa con él. Al principio lo traté fatal, y ahora me arrepiento muchísimo.

Hacía años que no sabía de él y ahora porque se esté muriendo no lo voy a tratar tan cariñosamente. Tiene que ganarse mi confianza y respeto.

Me acuerdo de pensar eso cuando entré en su coche la primera vez, me iba llevar a casa. Y sí, mi padre finalmente consiguió mi confianza y respeto, es más, consiguió algo que pocos logran, mi cariño hacia él. Siento un vacío enorme cuando digo papá, o cuando pienso en él. Su enfermedad me cogió desprovista, y no pude despedirme de él como hubiera querido. Ahora no hay marcha atrás, y lógicamente no puedo cambiar el pasado. Porque es imposible.

Unos chasquidos me sacan de mis pensamientos.

- ____ ¿estás bien? Hemos llegado, tenemos que bajar las maletas.- me dice Bárbara contenta.- Por fin cogeremos el avión.

- Por fin.- susurro.

Después de entregar nuestros pasaportes y el billete a la chica del mostrador, nos sentamos en un banco negro en la zona que nos tocaba embarcar. El padre de Bárbara nos acompañó en todo momento, hasta que la megafonía reclamó nuestra atención. Era la hora de despedirse. Lo bueno de esto es que yo ya lo había hecho en casa, y me ahorraba más lágrimas. En cambio Bárbara tuvo que comprarse antes de venir una caja de pañuelos previniendo este momento. Tenía razón, los iba a necesitar.

- Te quiero mucho papá, no te olvides de mi, ni adoptes a otra hija. Que cuando vuelva me voy a enterar.- dice riendo mientras sus lágrimas caían sin poder remediarlo.

- Claro que no, ¿cómo voy a cambiar a mi pequeña Barbie? Cuídate mucho cariño. Te voy a echar de menos.- dice su padre. Luego me mira a mí y sonríe.- Que sepas que la dejo ir contigo porque eres tú, ___ cuidala mucho cielo, que esta cabra aveces necesita moderación.- se ríe.

- No problemo.- digo con voz de terminator para relajar el ambiente.

- Dile a mamá que la quiero mucho. ¡Nos vemos en navidades!- grita Bárbara despidiéndose con la mano e intentando no llorar.

Mientras yo la empujo del brazo para que no se quede parada en el mismo sitio, si seguíamos tardando no llegaríamos. Y eso sería un grave problema.

Llegamos a la enorme fila que esperaba para recibir su asiento asignado en el billete, y las explicaciones exactas que recitaban las azafatas.

- Nos toca, venga Bárbara deja de mirar atrás, que tu padre ya se habrá ido. Tenemos que subir.- le digo llamando su atención.

- Por favor, su billete.- nos dice una chica rubia, muy guapa y amable por cierto, que según su uniforme se llama Nina.

- Si, aquí está.- se lo entrego. Bárbara hace lo mismo y nos explica dónde está la fila que nos corresponde. Bien, me toca el lado de la ventanilla, como la última vez. Bárbara a mi lado se queja de que no tiene vistas y yo le saco la lengua para burlarme de ella.

Y aquí estoy, en dos horas y media llegaré a Londres. Después, Doncaster. Después... Louis.




Bueno chicos y chicas, aquí acaba la primera temporada de Vidas Entrelazadas, sentimos de veras nuestra tardanza para publicar los nuevos capítulos, pero hemos tenido exámenes y problemas como supongo que tendréis todos.
Para la segunda temporada esperamos publicar con más seguimiento, o eso intentaremos!
Pd: ¿que os ha parecido el final de esta etapa?  ¿Qué pensáis que pasará cuando rayis llegue a Doncaster?
Comentad mucho mucho.- Besos Andy ♥

Vidas Entrelazadas (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora