Vidas Entrelazadas 3.

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-Hola, supongo que tu eres Johanah.-le dije desganada.

-Sí, eres tan guapa como tu padre me había dicho.-¿mi padre hablaba de mí a otras personas?.

-¿Desde cuando estás con mi padre? No le ha costado nada hacer una nueva familia.-le solté en la cara, no me gustaba andarme con rodeos.

-Llevamos ya cinco años casados, y creéme que no pretendo ser tu madre, solo quiero que nos llevemos bien y algun día puedas confiar en mí. O al menos intentarlo.

-No sé si pretendías ser mi madre o no, de todas formas no lo ibas a conseguir. Lo que pasa Johanah, es que me saca de quicio que mi padre me oculte cosas como estas, y encima durante cinco años. Ha tenido mucho tiempo para decírmelo y mira, me entero el día en el que llego a su casa como noticia de bienvenida.

Johanah y yo estubimos hablando un rato mientras Louis y mi padre descargaban todo del coche. Al parecer Johanah es una señora muy agradable y simpática, me arrepiento de haberle respondido tan borde desde el primer momento. Ella es guapa y esta en buena forma a pesar de sus 42 años, me ha explicado porque mi padre no me ha contado nada de su casamiento con ella, pero no tiene motivos ninguno para ocultarme semejante cosa, a mi, a su propia hija. Me daba igual que se enfermara, eso también trendría que habermelo contado. Me duele mucho que mi padre no sea capaz de confiar en mí. Mas bien me enfada, me enfurece, no lo soporto, me hace pensar que no le importo.

Cuando acabamos de hablar de todo esto, Johanah me dice:

-Te voy a llevar a tu habitación que está en el primer piso.-después de decirme esto, la seguí hasta mi nueva habitación.

Subimos las escaleras y giramos hacia la derecha donde había dos puertas una enfrente de la otra y en la pared del final había un gran ventanal el cual daba al jardín que estaba rodeado por un bosque.

-¿Lo que rodea el jardín es un bosque? le pregunte.

-Si lo es ____, unas dos hectáreas son nuestras y lo demás no es de nadie.-me volvió a sonreír.-Mira, la puerta de la izquierda es la tuya, toma la llave.

-¿La puerta de enfrente para que es?- Le dije.

-Es la habitación de Louis, espero que os lleveis bien.

-Lo dudo mucho, es demasiado engreído, no me gusta la gente que se cree superior al resto.-le respondo con una cara de enfadada.

Ya ha pasado una hora desde que mi padre desapareció con Louis a por las dichosas maletas, no me había fijado que es enorme hasta este momento, hay veces en que la cabeza puede conmigo y mis pensamientos dominan mis impulsos, es algo involuntario, y en este caso la habitacion había pasado desapercibida ante mis ojos. Esta tenía las paredes de color verde manzana, mi favorito, una ventana que daba a un balcón donde se podía ver un precioso paisaje, el bosque rodenado al jardín de la casa. La cama era bastante grande, demasiado grande para mi gusto ya que me hacía sentir sola, pero cómoda. También tenía un baño para mi sola, no tendría que pelearme con nadie para conseguir entrar la primera. Salgo de mi expléndida habitación para ver si encuentro a mi padre y las dichosas maletas cuando noto como unas manos me empujan haciéndome caer por segunda vez en el día al suelo. Louis sale corriendo por el pasillo, y yo maldiciendo a las paredes.

-¡Pero será idiota!-grito. Llevó aquí poco más de una hora y ya me saca toda la irá que llevó dentro, y yo soy una persona pacífica, pero cuando me hacen enfadadar me enfadadan.-¡Estúpido inmaduro!-Tengo ganas de ir a buscarlo y darle una buena bofetada y un puñetazo en sus ojos, pero no puedo ¿que diría mi padre?. Por cierto, lleva cinco años con una nueva mujer ¿y no me lo ha dicho en todo este tiempo?. También tengo que decírselo, ahora por culpa de Louis he sacado todo lo que llevo dentro y voy a decirle 4 cosas a mi padre bien dichas, que a mi nadie me hace callar y mucho menos un padre que se ha ausentado tanto tiempo de mi vida, y me suelta ahora que se ha casado. PUES NO.

Vidas Entrelazadas (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora