Capítulo 10

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Las iglesias nunca habían sido mi lugar favorito para pasar una mañana de domingo, sin embargo, me había acostumbrado a hacerlo luego de 21 años en dónde no tenía otra opción más que hacerlo.

Todas las personas del pueblo sin excepción se reunían los domingos para disfrutar la misa semanal que daba el padre Tinet, un señor de edad avanzada sin cabellera presente y que estoy segura que él era tan pecador como todos los que nos encontrábamos reunidos esta mañana.

La misa comenzaba puntualmente a las ocho de la mañana, no obstante, era normal ver a las personas desde una hora antes dando vueltas en la iglesia para poder conseguir los asientos de más adelante como si aquel acto les ofreciera el paraíso que tanto se nombraba en la biblia ó fuera capaz de quitar todos los pecados a los que eran sumergidos las personas de este pueblo.

Yo solo miraba silenciosamente como la hipocresía aumentaba en este tipo de lugares y prefería quedarme en las últimas filas sin llamar la atención de nadie, no necesitaba más de la que ya tenía todos los días. A pesar de que las personas me tenían cierto respeto por el hecho de ser la única con un local de vestidos en cientos de kilómetros a la rotonda, aún quedaba el vestigio de mi pasado adolescente en la mente de todos y aunque me negara de que aquellos recuerdos seguían latentes en mí, eso era solo una mentira, porque de a poco habían comenzado a resurgir especialmente cuándo estaba cerca de Alba.

Y me odiaba por no ser tan fuerte y luchar contra aquellos impulsos de una vida pasada.

La misa duró la hora que debía ser y me sorprendió no ver a Alba en ningún momento, nunca la había visto llegar a ninguna de las misas, al parecer ella tenía más valentía que muchas personas que como yo odiaban reunirse un domingo en la mañana, pero les daba miedo no hacerlo.

Al terminar mi momento menos favorito del día, comencé a caminar hacia mi local para abrirlo como todas las mañanas del domingo, sin embargo, me sorprendí al ver que éste ya estaba abierto y que al entrar me encontrara con aquella rubia intentando dar unas puntadas al nuevo vestido que teníamos que entregar en un par de días.

—Buenos días—dije sorprendida de verla tan temprano aquí, ella estaba tan concentrada con su trabajo que ni siquiera me miró y hasta Miki se dio cuenta de mi presencia porque comenzó a balbucear al verme como se había acostumbrado a hacer desde hace un par de semanas —¿Qué haces?—le pregunté intrigada al ver como su mano se movía con una sincronía en las puntadas, para nunca haber cosido en su vida antes de llegar aquí, Alba lo hacía bastante bien, ella tenía una habilidad para aprender rápidamente las cosas, lo cuál era un punto más a favor de los miles que ya tenía acumulado en el camino.

Finalmente ella terminó con la última puntada para que los bordes blancos de aquel vestido estuvieran bien sujetos y alzó la vista para verme .

—Lo siento, es que no podía dejar de pensar que se vería mejor con estos bordes—comentó dejando su trabajo sobre la mesa y yo asentí tratando de entender que estaba pasando.

—No has ido a misa —respondí asegurándome que los bordes estuvieran cosidos con la perfección que requerían, Alba asintió y se paró de la silla para tomar a Miki quién estaba comenzando a desesperarse por no tener la atención de nadie .

—No suelo ir—se limitó a decir —Lo siento por venir sin pedir permiso antes —negué con la cabeza por aquello, porque podía venir cuando quisiera por algo le había pasado una llave, confiaba con totalidad seguridad que ella no haría nada malo.

—Está bien Alba, puedes venir cuando quieras, solo que no quiero que seas siempre la comidillas del pueblo —ella no dijo nada por unos segundos, creo que yo me estaba preocupando demasiado por ella.

—Siempre van a tener algo de lo que hablar —fue lo único que dijo con una sonrisa que mostraba la poca importancia que tenía en ella de que hablaran sobre lo que hacía o dejaba de hacer.

Definitivamente ella era una persona tan particular que estaba ganando toda mi atención.

Sweet DispositionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora