Capítulo 19

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Entre miradas ocultas de la vista de todo el mundo, pero que significaban más que mil palabras para nosotras, comenzamos a vivir Alba y yo.

Pequeños gestos nos unían entre un mar de caricias que solo nosotras podíamos entender, pero que la gente se atrevía a destruir entre historias de pecados y cientos de mandamientos que nosotras nos atrevíamos a no darle la relevancia que todo el mundo creía que tenían.

Ya no necesitábamos salir para saber que era el aire, porque aquel pequeño mundo que habíamos construidos en un pequeño local lleno de telas era suficiente para nosotras.

De a poco aquellas capas que cubrían a aquella rubia, dejaron de estar presentes y si antes eran capaces de mostrar a una diosa en su santuario, la desnudez de su alma era capaz de mostrarme el mayor acontecimiento que el cielo podía ofrecerme.

Los cientos de secretos que nos inundaban dejaron de ser tan importantes y el cálido roce entre nuestros cuerpos que se juntaban como si jamás quisiesen separarse comenzaba a tomar protagonismo, ya nada era importante cuando nuestros labios tal rocío se encargaban de inundar aquel majestuoso jardín que habíamos creado entre nuestros pechos y sus caderas. 

Sweet DispositionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora