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No había comido nada, pero tenía helado y era feliz.

Los inmortales obviamente no sabían nada sobre el sistema de comidas de los humanos, no sabían eso de alimentarse adecuadamente, solo seguían el sistema que algunos nutriólogos recomendaban para una buena alimentación, pero tampoco lo creían necesario para siempre, o al menos Jaemin era así.

Un helado de chocolate y vainilla con algo de chispas era lo mejor del mundo, que importaba si su herida tuvo que desinfectarse, un helado lo hacía mil veces mejor.

—¿Estas feliz?—Jaemin sonreía mirándolo comer el helado.

Renjun asintió—Tan feliz como tú lo eres con tu café—

Jaemin continuo sonriendo mientras lo veía, el mayor solía beber un café extrañamente fuerte, decía que era el único sabor que podría experimentar así que lo bebía con mucho gusto.

Un café sin nada de azúcar y con tanta cafeína que de solo olerlo podía despertar a Renjun en las mañanas.

—Hablando de eso, iré por un poco de café ¿Puedes quedarte aquí mientras voy por el?—

Renjun asintió, no tardaría más de un par de minutos, podía quedarse ahí, además, no había casi nadie en el comedor.

—Ahora vuelvo—Jaemin revolvió su cabello y se puso de pie para alejarse.

Renjun solo lo dejo ser y continuo comiendo su helado, casi no tenía esas oportunidades, tenía que seguir el reglamento de la escuela, tenía que comer un almuerzo saludable que siempre consistía en una pierna de pollo, puré de papa y algunas verduras, no se quejaba, pero después de servir lo mismo todo el tiempo, era cansado.

Apenas podía desayunar panqueques con mermelada una vez al mes, siempre desayunaría avena o cereal, nadie podía quejarse sobre la comida y entre todos, él no quería quejarse, comer de esa manera era la mejor, nunca había comido tanto en su vida, pero la cafetería se cerraba rápido y nunca servían de noche, tampoco servirían postres si los amos no lo permitían.

Además se escapaba mucho, Jaemin pocas veces le permitía comer postre, así que era feliz cuando comía algo tan bueno.

—Renjun ¿Qué haces aquí? Creía que Jaemin te llevaría con el médico—Jeno apareció sentándose a su lado, Renjun gruño molesto.

—¿Puedes dejarme en paz un momento?—

—¿No te agrado? Yo no te grito ni te hago daño—Jeno se veía un poco triste, recargó su cabeza en sus manos para ver al menor.

—No me importa, largo, si Jaemin te ve aquí se volverá a molestar—Renjun miro por los alrededores algo nervioso.

—¿No quieres escuchar mi nueva idea?—

—No—Renjun se quejó molesto y fastidiado—Por ahora estoy bien—

—Pero es una gran oportunidad—Jeno le sonrió—Te daré toda la información y te ayudare—

—¿De nuevo? Jeno, acabo de intentar escaparme, no quiero de nuevo...—

—Te llevara directamente a la ciudad, no tienes que pasar por el bosque—Jeno interrumpió haciendo que Renjun lo pensara, esa carita le decía todo—¿Ahora quieres escuchar?—

Renjun miro alrededor para ver que nadie lo viera, también miro en dirección donde Jaemin se fue y volvió a ver a Jeno pensando, asintió.

—Entonces te lo explicare rápido—Jeno sonrió alegre—Pero tienes que hacer exactamente lo que te digo si quieres volver a casa—

Él [Norenmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora