Capítulo 13. Rojo.

14 3 0
                                    

La noche llegó y con eso la impaciencia de Danny. Subió a mi habitación y eligió lo que debía ponerme para la ocasión, iríamos a un club nada parecido al bar donde había comenzado mi trabajo como su arma. Íbamos tras uno de los distribuidores del chico ruso, el plan era prácticamente llamar su atención y seducirlo. Todo mientras Danny y Quentin robaban algunos kilos y conseguían algo de información.

Todavía no veía cual era el propósito de que Danny les robara a los grandes narcos del país y luego revendiera la mercancía en algún sitio de mala muerte, tampoco veía el propósito de estar involucrada. Eso y muchas cosas era lo que no lograba entender de Danny y su mundo, todo parecía ser muy difuso.

-Camile necesito que arregles este desastre- Danny me señaló con desdén.- Haz algo con su cara para que se vea presentable.

Ella suspiró frustrada y se acercó, me miró con lentitud.

-Un poco de color le haría bien a tu cara pálida- Se burló y se dirigió a las escaleras haciendo un ademán para que la siguiera.

Entramos a su habitación, era muy parecida a la mía solo que constaba de más cosas. Como un tocador, un sillón que estaba cerca de la ventana y una repisa con libros. Abrió uno de los cajones del tocador y sacó un pequeño maletín que al abrirse se diseccionaba en partes, tenía un montón de maquillaje.

Sabia muy poco de maquillaje y menos su uso sobre mí rostro, pero supuse que debía aprender ya que tenia la ligera impresión de que Camile no siempre estaría gustosa de hacerlo por mí. Por lo que pude leer en los empaques, aplicó algo de base, corrector, polvo y unas sombras negras en mis ojos.

- No sé qué es lo que Danny ve en ti...- Soltó.- Él nunca había traído a una chica a este lugar.

Ni yo misma lo sabía, probablemente lo hacía porque era un maldito psicópata.

-Lo único que puedo decirte es que no me gustaría estar en tu lugar- Abrí los ojos y comenzó a colocar algo de rímel.- Escúchame, no me agradas, ni siquiera te conozco. Pero tienes que saber que pase lo que pase, no debes arruinarlo.

Se trataba de una advertencia. Me preguntaba si Camile había estado en la misma situación que yo, o quizá algo peor.

-No lo haré- Respondí.

Ella lanzó una carcajada y terminó con el lápiz labial.

-Ahora sí que pareces una Barbie- Habló con desdén. Salió de la habitación y al levantarme me detuve a mirar en el espejo.

Me había convertido en lo que no quería, en una chica plástica y vacía. Llevaba un vestido negro entallado muy corto con un simple escote, apenas podía mantenerme en pie gracias a los tacones. Me veía totalmente diferente, no era yo.

-¡McLoud es hora de irnos!- Gritó Danny escaleras abajo.

Pasé saliva y salí de la habitación.

Todos quedaron anonadados al verme menos Camile y Danny, este me miraba con los mismos ojos de siempre, profundos y llenos de maldad. Se acercó a mí con un frasco violeta y aplicó el líquido dulzón en mi cuello.

-Debes oler bien McLoud, así le gusta a los chicos.

Me mordí la lengua y traté de no decir nada, de no lucir asqueada. Olía como una cualquiera y eso me hacia hervir la sangre.

Una vez en el auto, mi corazón amenazaba con salir de mi boca. Tenía un mal presentimiento de todo esto. Las luces de los postes se reflejaban con rapidez en la ventana del auto a medida que transitábamos en la vía y todo lo que podía preguntarme era, ¿qué rayos pasaría conmigo al llegar al club?

Weapon (Arma) - Pausada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora