10; Genderbend

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“Ayuda”

Al llegar de la oficina, Aurora se dispuso de inmediato a ver a su novia.

Quería contarle la mejor noticia que había recibido en un tiempo, ¡tenía un ascenso! Basta de ser tratada como un asistente más, ahora era la Directora de Ventas de la compañía.

Pero, al entrar en su cuarto, sus planes cambiaron radicalmente. En la cama se encontraba Luzuriaga, o como ella prefería decirle, Luz, completamente dormida y absorta de un pequeño problema. Se había "manchado".

La menor dejo sus cosas y actuó rápidamente. Lleno la bañera de agua caliente, casi hirviendo, como le gustaba a su novia y despertó a la susodicha con pequeños besos. Apenas Luz abrió los ojos y se enteró de la situación, salio corriendo al baño avergonzada.

Aurora simplemente río y comenzó su labor. Después de cambiarse de ropa, lavo las sabanas afectadas y las prendas que traía su novia. Sabía que Luz odiaba que lavaran su ropa, pues era algo que consideraba muy vergonzoso, pero estaba dispuesta a escuchar sus pataletas más tarde.

Después de terminar todo aquello, se acomodó en la cama para esperar a la castaña. La chica por fin entro, vestida con una pijama azul estampada de ovejas. Si que era infantil cuando quería.

Iba a llamarla pero la joven se le adelanto saltando directo a su regazo, procurando ocultar su rostro en los pechos de su novia.

—¡Oye, Luz! Puerca, quita tu cara de ahí.

Simulaba empujarla aunque realmente no ponía fuerza alguna, cuando escucho un leve susurro por parte de la apenada castaña.

—Gracias, ya sabes, por ayudarme...

Aurora sonrió y permitió que la mayor se removiera, hasta quedar entre sus piernas mirando hacia el frente y recargándose en su busto.

Como si de un gato se tratase, Luz comenzó a frotarse contra su cuerpo de forma más tierna que provocativa. Estaba exigiendo mimos. Al parecer no le bastaba con todo lo que ya había hecho por ella.

La morena empezó a repartir caricias y besos por su cabeza. Su pareja solía exigir mucho más cariño los días que tenía su periodo que en ocasiones normales, pues en estas fechas le solían dar bajones de animo, sin contar los estúpidos cólicos. Estar con Aurora era una salvación de su pequeño infierno.

Al acomodarse mejor en el cuerpo de su pareja, la pijama de Luz dejo más al descubierto su pecho, y por supuesto que la menor noto esto. Aurora estaba sin lugar a dudas más dotada que la mayor en este aspecto, pero eso no quita el hecho de que la tabla que era su novia logrará despertar su lado más animal sin esfuerzo alguno. ¡Al diablo con que los pechos grandes eran los únicos sexys!

Comenzó a moverse para evitar ver lo que claramente quería ver, cuando la voz de la castaña freno sus movimientos.

—¿Quieres tocar?

La sonrisa pícara que le ofrecía y su claro tono de burla sólo aumento su propia vergüenza.

Maldita y sensual Luz, no volvería a ayudarla en su vida.

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500 palabras

Luzuplay MonthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora